Antes que nada perdon por la demora pero es que estoy un poco complicado pagando unas cosas y no tengo cabeza para pensar en publicar otro relato, trataré de estar mas activo si arreglo mis asuntos.
Me levanté y me hice unos mates y unas tostadas. Todo lo del día anterior me había dejado caliente y con la cabeza dando vueltas. Bauti llegó temprano, tipo 9 de la mañana. En general los pibes duermen hasta tarde, pero se ve que estaban estimulados y a la expectativa. Me gustaba esa situación, pero tenía que decidir también hasta donde quería llegar. ¿Mostrarles algo? ¿Dejarlos oler? ¿Dejarlos tocar? ¿Mostrarles y ver yo como se pajeaban, como la noche anterior con Thiago?
Thiago le abrió la puerta, me saludaron con mucha normalidad y dulzura(pero algo nerviosos) y se fueron a la pieza. Yo me quedé sentada en la cocina. A los 15 minutos me llegó un mensaje de whatsapp de Thiago que decía “¿Podés venir a la pieza?”. Se me aceleró el corazón. Me levanté y fui.
Los pibitos estaban acostados en la cama, totalmente vestidos, pero me pareció notar que tenían sendas erecciones, sobre todo Bauti. Como para plantear otro tema dije “Ay, que quilombo es esta habitación, Thiago, ordenenla un poco, tus papás te dijeron que la tenías que ordenar”. Ellos no dijeron nada, estaban como aguantando la risa.“¿Qué pasa?” les dije en tono serio pero amigable. “Bauti te quiere preguntar algo” dijo Thiago con mueca risueña. “¿Sí?¿Qué me quiere preguntar?”. “Kiara, ¿nos podés mostrar las tetas?” dijo Bauti, y los dos estallaron en una carcajada que también me contagió a mi. “Que pendejos, eh!” dije sobreactuando seriedad. “Aparte mil veces vieron tetas, se la pasan mirando tetas y culos en el celular”. “Ah, pero no es lo mismo que ver unas de verdad” dijo Bauti.
“Bueno, hagamos un trato” les dije. “Si ordenan este cuarto, pero escuchenme bien, si dejan IMPECABLE este cuarto, yo les muestro las tetas”.
Se les iluminaron las caras, y se pusieron a ordenar de inmediato. “Bueno, me avisan cuando terminen” les dije. Me fui a la pieza y me cambié, me puse un vestidito cómodo que tenía un buen escote, y que era cómodo para hacer lo que había prometido. También me resultaba cómodo para tocarme ligeramente mientras esperaba que los pibitos terminen de ganarse el premio. Como a los 45 minutos me llamaron. Fui a la habitación. La habían limpiado realmente bien, estaba impecable, no podía decir nada.
-¿Y,Kiara, está limpia o no está limpia?
-Sí,la verdad que sí, pensé que los iba a tener que retar
Los pibitos me miraban impacientes, y yo me hacía la boluda estirando el momento. “Ah, que distraída, el premio” dije. Sus caritas fueron impagables. “Bueno, sientense en la cama” les dije. Se sentaron. Me paré a un metro de distancia, sintiendome una diosa. Con ambas manos tiré del vestido y del corpiño, y liberé mis tetas. Luego me senté un poco despatarrada en la silla con rueditas que tenía Thiago en su habitación (creo que se me vio la bombacha, mejor así)y la acerqué hasta donde estaban ellos, quedando a pocos centímetros de sus caras.
“La verdad se lo ganaron chicos, felicitaciones. Les gusta el premio?”.“Sos una bomba, Kiara” me dijo Bauti, y me hizo reir. “Podemos tocar?” agregó. “TOCAR?!” dije yo, como escandalizada. “Bueno, no sé, por ahí se lo ganaron. Realmente me hicieron caso”. Los pibitos estaban paralizados ante la posibilidad de tocarme las tetas. “¿Entonces sí?” preguntó Bauti. “Sí, un poquito, y sin apretar fuerte eh, tienen que aprender desde chicos que las tetas son sensibles, porque sino después agarran a una chica y se las aprietan como si fueran un mamógrafo” les dije, haciéndolos reír.
“Toquen”. Extendieron sus manos y me tocaron con mucha suavidad y respeto, dentro de su inexperiencia. Thiago fue más a la circunferencia, Bauti me pasó la palma y los dedos por los pezones, provocándome un escalofrío. Me dieron muchas ganas de invitarlos ahí nomás a que me las chupen. Intenté resistir, pensar en que era demasiado, una locura, pero el impulso del deseo, mezclado con la satisfacción de darle a esos chicos algo en el orden de sus más locas fantasías, me hizo agarrarlos suavemente de sus cabezas y empujarles las nucas hacia mis tetas. Cada uno se prendió de un pezón. La sensación fue sublime.
Chupaban y succionaban como dos cachorritos hambrientos siendo amamantados. Sus lenguas revolvían la saliva sobre mis pezones. Thiago con más delicadeza, Bauti más a lo bruto, me raspaba un poco con los dientitos. Las dos formas me encantaban. Sentí deseos de sacarles las pijas y pajearlos, que sin dejar de chuparme las tetas me dejaran toda la leche sobre el vestidito. Pero no quería llegar a tanto, necesitaba pensar un poco sobre lo que estaba pasando, así que los retiré con suavidad, e intenté recobrar la compostura.
Ellos, obviamente, habían quedado loquísimos. Me miraban como perritos a los que les han quitado el juguete. Yo me sequé la saliva de las tetas con el vestido y me lo acomodé de nuevo junto con el corpiño. “No pueden pedir más” les dije, “fue mucho más premio que lo que les había prometido”. “Pero no nos podés dejar así, Ki” dijo Bauti, como si fuera un hombre grande. Me reí un poco. “Dale Ki, alguito más. Mostranos la bombacha, algo” dijo Thiago. “Algo para poder terminar” dijo Bauti, más explicito.
“No, acá se terminó” les dije, pero tenían razón, ellos eran dos pibitos en la edad de las máximas calenturas y yo estaba jugando a la putita para después cortarles el mambo. Entonces se me ocurrió algo. “Se terminó acá porque me tengo que ir a bañar” dije, haciendo una pausa. “Voy a dejar la puerta del baño abierta, porque no soy malpensada creo que ustedes no serían capaces de entrar a espiar para tocarse ni nada de eso”. Sus caritas volvieron a iluminarse. Me paré y caminé hasta el baño. Nome di vuelta en ningún momento, pero escuché sus pasos, siguiéndome a distancia prudencial por el pasillo.
Entré al baño, abrí la ducha. Por el espejo del botiquín vi que estaban ambos parados en el umbral de la puerta. Sin darme vuelta, me saqué las sandalias, el vestidito, el corpiño, y por último, con deliberada lentitud, me bajé la bombacha, una vedettina verde flúo del pack que me había comprado Thiago en Farmacity. La agarré, la hice un bollito y latiré para atrás. Vi en el reflejo que Thiago la atajaba. Me metí a la ducha, con la mampara abierta, y empecé a enjabonar la pancita, las tetas, la cola.





Seguía dándoles la espalda. Sentí como se acercaban lo más posible. De reojo, por un espejito de mano que estaba en el estante de los shampoos, vi que Bauti tenía la pija en la mano y le hacía señas a Thiago de que la saque él también. La pija de Bauti era bastante grande, más que la de Thiago. Thiago la sacó, mientras con la otra mano se llevaba la vedettina verde flúo a la nariz, y los dos se empezaron a pajear. Me lavé el pelo, y con los ojos cerrados me di vueltas, sin mirarlos, dejando a la vista mi conchita y mis tetas. Volví a girar, me enjaboné de nuevo la cola, con movimientos más exagerados, las puntas de mis dedos enjabonados penetrándola, mientras con la otra me tocaba el clítoris.
Los chicos se estaban pajeando a gran velocidad. Supe que estaba por pasar. De frente a la ducha, sentí un lechazo en la espalda, otro en la cola, era Bauti. Me di vuelta, con los ojos cerrados, y sentí como caía sobre mi panza y mis piernas otro lechazo, seguramente el de Thiaguito. Listo, había cumplido. Cerré la mampara, que era tansparente, de vidrio, y me hice una paja discreta, sin muchos gemidos, que ellos seguramente vieron a través del vidrio empañado, con mucho interés a pesar de estar recién acabados.

Después de eso completé mi baño normal, sacandome los últimos rastros de esperma juvenil.
Cuando salí ellos ya no estaban. Me envolví en una toalla. En el piso había unas gotitas de semen. Sonreí al verlas. Busqué mi bombacha, se la habían llevado. “Que pajeritos divinos” pensé. Me sequé y me fui a vestir a la pieza. No vi a los chicos por un par de horas, cuando se asomaron con timidez y me preguntaron si Bauti se podía quedar a la noche. Les dije que sí, que no había problema.
Pd: No puedo subir gif porque no me lo permiten sino seria mejor... si les gustó haganmelo saber dejando puntos y comentarios.
Me levanté y me hice unos mates y unas tostadas. Todo lo del día anterior me había dejado caliente y con la cabeza dando vueltas. Bauti llegó temprano, tipo 9 de la mañana. En general los pibes duermen hasta tarde, pero se ve que estaban estimulados y a la expectativa. Me gustaba esa situación, pero tenía que decidir también hasta donde quería llegar. ¿Mostrarles algo? ¿Dejarlos oler? ¿Dejarlos tocar? ¿Mostrarles y ver yo como se pajeaban, como la noche anterior con Thiago?
Thiago le abrió la puerta, me saludaron con mucha normalidad y dulzura(pero algo nerviosos) y se fueron a la pieza. Yo me quedé sentada en la cocina. A los 15 minutos me llegó un mensaje de whatsapp de Thiago que decía “¿Podés venir a la pieza?”. Se me aceleró el corazón. Me levanté y fui.
Los pibitos estaban acostados en la cama, totalmente vestidos, pero me pareció notar que tenían sendas erecciones, sobre todo Bauti. Como para plantear otro tema dije “Ay, que quilombo es esta habitación, Thiago, ordenenla un poco, tus papás te dijeron que la tenías que ordenar”. Ellos no dijeron nada, estaban como aguantando la risa.“¿Qué pasa?” les dije en tono serio pero amigable. “Bauti te quiere preguntar algo” dijo Thiago con mueca risueña. “¿Sí?¿Qué me quiere preguntar?”. “Kiara, ¿nos podés mostrar las tetas?” dijo Bauti, y los dos estallaron en una carcajada que también me contagió a mi. “Que pendejos, eh!” dije sobreactuando seriedad. “Aparte mil veces vieron tetas, se la pasan mirando tetas y culos en el celular”. “Ah, pero no es lo mismo que ver unas de verdad” dijo Bauti.
“Bueno, hagamos un trato” les dije. “Si ordenan este cuarto, pero escuchenme bien, si dejan IMPECABLE este cuarto, yo les muestro las tetas”.
Se les iluminaron las caras, y se pusieron a ordenar de inmediato. “Bueno, me avisan cuando terminen” les dije. Me fui a la pieza y me cambié, me puse un vestidito cómodo que tenía un buen escote, y que era cómodo para hacer lo que había prometido. También me resultaba cómodo para tocarme ligeramente mientras esperaba que los pibitos terminen de ganarse el premio. Como a los 45 minutos me llamaron. Fui a la habitación. La habían limpiado realmente bien, estaba impecable, no podía decir nada.
-¿Y,Kiara, está limpia o no está limpia?
-Sí,la verdad que sí, pensé que los iba a tener que retar
Los pibitos me miraban impacientes, y yo me hacía la boluda estirando el momento. “Ah, que distraída, el premio” dije. Sus caritas fueron impagables. “Bueno, sientense en la cama” les dije. Se sentaron. Me paré a un metro de distancia, sintiendome una diosa. Con ambas manos tiré del vestido y del corpiño, y liberé mis tetas. Luego me senté un poco despatarrada en la silla con rueditas que tenía Thiago en su habitación (creo que se me vio la bombacha, mejor así)y la acerqué hasta donde estaban ellos, quedando a pocos centímetros de sus caras.
“La verdad se lo ganaron chicos, felicitaciones. Les gusta el premio?”.“Sos una bomba, Kiara” me dijo Bauti, y me hizo reir. “Podemos tocar?” agregó. “TOCAR?!” dije yo, como escandalizada. “Bueno, no sé, por ahí se lo ganaron. Realmente me hicieron caso”. Los pibitos estaban paralizados ante la posibilidad de tocarme las tetas. “¿Entonces sí?” preguntó Bauti. “Sí, un poquito, y sin apretar fuerte eh, tienen que aprender desde chicos que las tetas son sensibles, porque sino después agarran a una chica y se las aprietan como si fueran un mamógrafo” les dije, haciéndolos reír.
“Toquen”. Extendieron sus manos y me tocaron con mucha suavidad y respeto, dentro de su inexperiencia. Thiago fue más a la circunferencia, Bauti me pasó la palma y los dedos por los pezones, provocándome un escalofrío. Me dieron muchas ganas de invitarlos ahí nomás a que me las chupen. Intenté resistir, pensar en que era demasiado, una locura, pero el impulso del deseo, mezclado con la satisfacción de darle a esos chicos algo en el orden de sus más locas fantasías, me hizo agarrarlos suavemente de sus cabezas y empujarles las nucas hacia mis tetas. Cada uno se prendió de un pezón. La sensación fue sublime.
Chupaban y succionaban como dos cachorritos hambrientos siendo amamantados. Sus lenguas revolvían la saliva sobre mis pezones. Thiago con más delicadeza, Bauti más a lo bruto, me raspaba un poco con los dientitos. Las dos formas me encantaban. Sentí deseos de sacarles las pijas y pajearlos, que sin dejar de chuparme las tetas me dejaran toda la leche sobre el vestidito. Pero no quería llegar a tanto, necesitaba pensar un poco sobre lo que estaba pasando, así que los retiré con suavidad, e intenté recobrar la compostura.
Ellos, obviamente, habían quedado loquísimos. Me miraban como perritos a los que les han quitado el juguete. Yo me sequé la saliva de las tetas con el vestido y me lo acomodé de nuevo junto con el corpiño. “No pueden pedir más” les dije, “fue mucho más premio que lo que les había prometido”. “Pero no nos podés dejar así, Ki” dijo Bauti, como si fuera un hombre grande. Me reí un poco. “Dale Ki, alguito más. Mostranos la bombacha, algo” dijo Thiago. “Algo para poder terminar” dijo Bauti, más explicito.
“No, acá se terminó” les dije, pero tenían razón, ellos eran dos pibitos en la edad de las máximas calenturas y yo estaba jugando a la putita para después cortarles el mambo. Entonces se me ocurrió algo. “Se terminó acá porque me tengo que ir a bañar” dije, haciendo una pausa. “Voy a dejar la puerta del baño abierta, porque no soy malpensada creo que ustedes no serían capaces de entrar a espiar para tocarse ni nada de eso”. Sus caritas volvieron a iluminarse. Me paré y caminé hasta el baño. Nome di vuelta en ningún momento, pero escuché sus pasos, siguiéndome a distancia prudencial por el pasillo.
Entré al baño, abrí la ducha. Por el espejo del botiquín vi que estaban ambos parados en el umbral de la puerta. Sin darme vuelta, me saqué las sandalias, el vestidito, el corpiño, y por último, con deliberada lentitud, me bajé la bombacha, una vedettina verde flúo del pack que me había comprado Thiago en Farmacity. La agarré, la hice un bollito y latiré para atrás. Vi en el reflejo que Thiago la atajaba. Me metí a la ducha, con la mampara abierta, y empecé a enjabonar la pancita, las tetas, la cola.





Seguía dándoles la espalda. Sentí como se acercaban lo más posible. De reojo, por un espejito de mano que estaba en el estante de los shampoos, vi que Bauti tenía la pija en la mano y le hacía señas a Thiago de que la saque él también. La pija de Bauti era bastante grande, más que la de Thiago. Thiago la sacó, mientras con la otra mano se llevaba la vedettina verde flúo a la nariz, y los dos se empezaron a pajear. Me lavé el pelo, y con los ojos cerrados me di vueltas, sin mirarlos, dejando a la vista mi conchita y mis tetas. Volví a girar, me enjaboné de nuevo la cola, con movimientos más exagerados, las puntas de mis dedos enjabonados penetrándola, mientras con la otra me tocaba el clítoris.
Los chicos se estaban pajeando a gran velocidad. Supe que estaba por pasar. De frente a la ducha, sentí un lechazo en la espalda, otro en la cola, era Bauti. Me di vuelta, con los ojos cerrados, y sentí como caía sobre mi panza y mis piernas otro lechazo, seguramente el de Thiaguito. Listo, había cumplido. Cerré la mampara, que era tansparente, de vidrio, y me hice una paja discreta, sin muchos gemidos, que ellos seguramente vieron a través del vidrio empañado, con mucho interés a pesar de estar recién acabados.

Después de eso completé mi baño normal, sacandome los últimos rastros de esperma juvenil.
Cuando salí ellos ya no estaban. Me envolví en una toalla. En el piso había unas gotitas de semen. Sonreí al verlas. Busqué mi bombacha, se la habían llevado. “Que pajeritos divinos” pensé. Me sequé y me fui a vestir a la pieza. No vi a los chicos por un par de horas, cuando se asomaron con timidez y me preguntaron si Bauti se podía quedar a la noche. Les dije que sí, que no había problema.
Pd: No puedo subir gif porque no me lo permiten sino seria mejor... si les gustó haganmelo saber dejando puntos y comentarios.
3 comentarios - Niñera de un adolescente (3)