Dulce Lucía - capítulo 7
Lucía y Mateo llegaron a su casa tras el caótico torneo de póker. Lucía caminaba con el estómago lleno, habiendo tragado el semen abundante de Ricardo, su mente vibrando de excitación al pensar que el video de su acto se había enviado solo a Mateo. Él, de 27, con su remera roja, estaba envuelto en una tormenta de furia, vergüenza, humillación y una excitación confusa, su delgado pene de 15 cm traicionándolo en sus jeans. El silencio pesaba mientras subían al dormitorio, las luces tenues proyectando sombras suaves.
Mateo, con el rostro tenso, se sentó en la cama. —Lucía, lo del torneo fue demasiado. Mostraron ese video tuyo con Ricardo frente a todas las personas presentes, todos se rieron de mí, me señalaron —dijo, su voz temblando, los ojos brillantes de emoción contradictoria—. Me siento destrozado, pero… no sé por qué estoy así. —Señaló su erección, visible y pulsante.
Lucía, atónita, se sonrojó, sus mejillas ardiendo. —¿Qué? Creí que el video era solo para ti, amor —balbuceó, queriendo que la tierra la tragara, su timidez natural aflorando en una ola de vergüenza. Pero al ver el pene de Mateo duro, sus ojos se iluminaron, el deseo reemplazando el pudor. —Amor, te amo tanto. Tengo una idea para hacer esto nuestro —dijo, pícara, su voz suave y cargada de intención. Besó a Mateo, el sabor de Ricardo aún en su aliento, y él gimió, atrapado en su torbellino de emociones.
Lucía, decidida, tomó su teléfono y llamó a Carla por videollamada. Carla, con un camisón ligero, lista para dormir, respondió, su rostro curioso iluminado por la pantalla.
La imagen mostró a Mateo, arrodillado en el suelo, sus manos atadas detrás de la espalda con un collar y una correa en el cuello, los ojos vendados con una tela negra. De fondo, la voz de Lucía, seductora, comenzó a relatar. —Carla, ¿Querés que te cuente lo que pasó hoy en el torneo?. Nos encontramos con Ricardo, ¿te acordás? El del colectivo. ¿Podés creer que le tocó contra Mateíto?—
Carla, sorprendida, prendió las luces y se acomodó en su cama. —¿El de la pija monstruosa? ¿el señor grande?—
—¡Si, ese! No es tan grande, tiene casi 40 nomás. Me metí abajo la mesa para ayudar a Mateíto, le desabroché el pantalón a Ricardo y le chupé el pene gigante que tiene, tan grueso, tan duro. Llenó mi garganta con un montón de leche, y lo tragué todo —contó, filmando la cara de Mateo, sus dedos acariciando lentamente su delgado pene, que se movía, palpitante, con cada palabra. —Después filmamos un video para mandarle a Mateo, pero se equivocó de chat y se terminó reproduciendo enfrente de todos. Dije que Mateo, mi amorcito, era el de remera roja y todos lo miraron y se rieron.
Carla, boquiabierta, empezó a tocarse por encima de su ropa interior, sus dedos temblando. —¿Y tú, Mateo, cómo te sentiste con todos riéndose? —preguntó, su tono picante—. ¿Te gusta que Lucía saboree a otros?
Mateo, avergonzado, su voz temblorosa, respondió: —Me dolió, Carla, pero… me excita, no sé por qué. —Lucía rió, acelerando sus caricias, su mano gentil pero firme.
Lucía siguió, detallando: —Carla, le salió un chorro tan grande. Hice un esfuerzo, tragué todo, dije lo delicioso que estaba. Todos miraron a Mateo, riendo. —Mateo, con la venda, gimió, su pene temblando bajo los dedos de Lucía. Eyaculó, chorros intensos salpicando, su gemido ronco llenando la habitación. Carla, ya sin ropa interior, se tocaba con fervor, sus dedos rápidos, y alcanzó un orgasmo, jadeando al ver la pequeña verga de Mateo disparar sin control. —¡Wow, Mateo, qué potencia! —dijo Carla, riendo, su respiración agitada.
Lucía, encantada, rió con calidez. —Carla, me encantaría que conozcas a Ricardo. Es increíble —dijo, sus ojos brillando, la cámara capturando a Mateo, sonrojado, exhausto, pero envuelto en el amor de Lucía. Cortó la llamada despidiéndose con picardía.
Ella lo besó, susurrando: —Te amo, siempre serás mío. —Mateo, aún atado, sonrió, su preocupación suavizada por la pasión y la conexión eterna con su amada.
CAPÍTULO 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/5990215/Mi-novia-con-un-tipo-en-el-Rapido-Tata.html
CAPÍTULO 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/5990256/Mi-novia-conoce-a-mis-amigos.html
CAPÍTULO 3: http://www.poringa.net/posts/relatos/5990337/Mi-novia-con-mis-amigos-parte-2.html
CAPÍTULO 4: http://www.poringa.net/posts/relatos/5991140/Mi-novia-y-su-amiga-me-humillan.htm
CAPÍTULO 5: http://www.poringa.net/posts/relatos/5991445/Me-masturban-mientras-veo-a-mi-novia-cogiendo.html
CAPÍTULO 6: http://www.poringa.net/posts/relatos/5991467/Me-humillan-enfrente-de-2000-personas.html
Lucía y Mateo llegaron a su casa tras el caótico torneo de póker. Lucía caminaba con el estómago lleno, habiendo tragado el semen abundante de Ricardo, su mente vibrando de excitación al pensar que el video de su acto se había enviado solo a Mateo. Él, de 27, con su remera roja, estaba envuelto en una tormenta de furia, vergüenza, humillación y una excitación confusa, su delgado pene de 15 cm traicionándolo en sus jeans. El silencio pesaba mientras subían al dormitorio, las luces tenues proyectando sombras suaves.
Mateo, con el rostro tenso, se sentó en la cama. —Lucía, lo del torneo fue demasiado. Mostraron ese video tuyo con Ricardo frente a todas las personas presentes, todos se rieron de mí, me señalaron —dijo, su voz temblando, los ojos brillantes de emoción contradictoria—. Me siento destrozado, pero… no sé por qué estoy así. —Señaló su erección, visible y pulsante.
Lucía, atónita, se sonrojó, sus mejillas ardiendo. —¿Qué? Creí que el video era solo para ti, amor —balbuceó, queriendo que la tierra la tragara, su timidez natural aflorando en una ola de vergüenza. Pero al ver el pene de Mateo duro, sus ojos se iluminaron, el deseo reemplazando el pudor. —Amor, te amo tanto. Tengo una idea para hacer esto nuestro —dijo, pícara, su voz suave y cargada de intención. Besó a Mateo, el sabor de Ricardo aún en su aliento, y él gimió, atrapado en su torbellino de emociones.
Lucía, decidida, tomó su teléfono y llamó a Carla por videollamada. Carla, con un camisón ligero, lista para dormir, respondió, su rostro curioso iluminado por la pantalla.
La imagen mostró a Mateo, arrodillado en el suelo, sus manos atadas detrás de la espalda con un collar y una correa en el cuello, los ojos vendados con una tela negra. De fondo, la voz de Lucía, seductora, comenzó a relatar. —Carla, ¿Querés que te cuente lo que pasó hoy en el torneo?. Nos encontramos con Ricardo, ¿te acordás? El del colectivo. ¿Podés creer que le tocó contra Mateíto?—
Carla, sorprendida, prendió las luces y se acomodó en su cama. —¿El de la pija monstruosa? ¿el señor grande?—
—¡Si, ese! No es tan grande, tiene casi 40 nomás. Me metí abajo la mesa para ayudar a Mateíto, le desabroché el pantalón a Ricardo y le chupé el pene gigante que tiene, tan grueso, tan duro. Llenó mi garganta con un montón de leche, y lo tragué todo —contó, filmando la cara de Mateo, sus dedos acariciando lentamente su delgado pene, que se movía, palpitante, con cada palabra. —Después filmamos un video para mandarle a Mateo, pero se equivocó de chat y se terminó reproduciendo enfrente de todos. Dije que Mateo, mi amorcito, era el de remera roja y todos lo miraron y se rieron.
Carla, boquiabierta, empezó a tocarse por encima de su ropa interior, sus dedos temblando. —¿Y tú, Mateo, cómo te sentiste con todos riéndose? —preguntó, su tono picante—. ¿Te gusta que Lucía saboree a otros?
Mateo, avergonzado, su voz temblorosa, respondió: —Me dolió, Carla, pero… me excita, no sé por qué. —Lucía rió, acelerando sus caricias, su mano gentil pero firme.
Lucía siguió, detallando: —Carla, le salió un chorro tan grande. Hice un esfuerzo, tragué todo, dije lo delicioso que estaba. Todos miraron a Mateo, riendo. —Mateo, con la venda, gimió, su pene temblando bajo los dedos de Lucía. Eyaculó, chorros intensos salpicando, su gemido ronco llenando la habitación. Carla, ya sin ropa interior, se tocaba con fervor, sus dedos rápidos, y alcanzó un orgasmo, jadeando al ver la pequeña verga de Mateo disparar sin control. —¡Wow, Mateo, qué potencia! —dijo Carla, riendo, su respiración agitada.
Lucía, encantada, rió con calidez. —Carla, me encantaría que conozcas a Ricardo. Es increíble —dijo, sus ojos brillando, la cámara capturando a Mateo, sonrojado, exhausto, pero envuelto en el amor de Lucía. Cortó la llamada despidiéndose con picardía.
Ella lo besó, susurrando: —Te amo, siempre serás mío. —Mateo, aún atado, sonrió, su preocupación suavizada por la pasión y la conexión eterna con su amada.
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CAPÍTULO 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/5990256/Mi-novia-conoce-a-mis-amigos.html
CAPÍTULO 3: http://www.poringa.net/posts/relatos/5990337/Mi-novia-con-mis-amigos-parte-2.html
CAPÍTULO 4: http://www.poringa.net/posts/relatos/5991140/Mi-novia-y-su-amiga-me-humillan.htm
CAPÍTULO 5: http://www.poringa.net/posts/relatos/5991445/Me-masturban-mientras-veo-a-mi-novia-cogiendo.html
CAPÍTULO 6: http://www.poringa.net/posts/relatos/5991467/Me-humillan-enfrente-de-2000-personas.html
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