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Mi mamá se coge a su padre

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Mi mamá organizó una pequeña fiesta en la casa para celebrar el día del padre. En casa solo estábamos mi mamá Cecilia, mi papá José y mi abuelo Eustaquio, padre de mi mamá. Más tarde llegaría el resto de la familia. 
Mi papá y mi abuelo estaban en la sala viendo la tele y tomando cerveza. Mi mamá estaba en la cocina y yo en la mesa del comedor haciendo la tarea.
Mi abuelo era un hombre de 78 años chapado a la antigua. Con bigote canoso y sombrero. Aún con sus ideas anticuadas, uno que otro comentario machista y homofobico, era buena persona.
Se acercaba la hora de la fiesta y mi abuelo quería cambiarse de ropa. Ya estaba algo borracho así que mi mamá y yo lo ayudamos a llegar al cuarto. Lo dejamos sentado a la orilla de la cama y yo me fui a mi habitación.
Mi mamá y él se quedaron solos conversando en lo que mi mamá buscaba la ropa. 

-Invitaste a tus hermanos?- Preguntó mi abuelo.

-Si. También a mis hermanas. Aunque no sé si vengan todos.-Le respondió mi mamá dejando una camisa en la cama.

Mi abuelo solo suspiró. Mi mamá se inclinó delante de él para buscar en un cajón que estaba mas abajo en la cómoda. Mi abuelo le ve el culo fijamente a mi mamá con una sonrisa morbosa. 

-Te pareces mucho a tu mamá, Cecilia. No sé si porque seas la mayor de tus hermanas pero sin duda eres una copia casi perfecta de ella.

Mi mamá ríe tímidamente y se levanta sosteniendo unos pantalones. 
Mi abuelo ahora le ve las tetas que se le marcan a mi mamá por la blusa ajustada que usa.

-Aún a tus 57 años te ves muy bien hija. Me atrevería a decir que incluso estás un poco más chichona que tu mamá.

-Ay, papá! No digas eso! Ya no vas a tomar más cerveza hoy, eh!-Dice mi mamá en un tono de enojo. Mi abuelo solo ríe.

Ella se acerca para ayudarlo a quitarse la camisa mientras el intenta tocarle las tetas de forma descarada. Mi mamá aparta de forma suave pero firme sus manos para evitar lastimarlo.

-Papá! Contrólate! 

Está bien. Perdón, hija. Es que con esas grandes tentaciones no me pude controlar.-Dice mi abuelo entre risas cínicas. 

Mi mamá solo refunfuña del enojo mientras va al clóset a buscar unos zapatos. Mi abuelo se pone de pie con cuidado para quitarse los pantalones y los calzones quedando desnudo a espaldas de mi mamá. Cuando ella se voltea deja caer los zapatos al ver a mi abuelo tocándose. 

-Papá! Deja eso ya! 

Mi mamá estaba muy molesta. Agarro la ropa y se la trataba de dar a mi abuelo pero este no dejaba de tocarse.
El abuelo se puso de pie y se acercó lento a mi mamá. Ella se apartaba poco a poco tratando de evitar los toqueteos hasta que ella se tropezó y cayó sentada en la cama. 
Mi abuelo se sentó junto a ella y dejó de tocarse.

-No seas exagerada, Cecilia. Ve esto como que te estoy pidiendo un regalo por el día del padre.-Mi mamá solo se le quedaba mirando con una mezcla de enojo y asco.-Llevo 12 años solo y ya ni siquiera me puedo masturbar…

Mi abuelo agarra la mano de mi mamá y la guía hasta su pene mientras le sigue hablando.

-Solo te pido que le eches una mano a tu padre…

La expresión de mi mamá es pura furia y asco pero no puede evitar sentirse mal por lo que mi abuelo le contó. Con movimientos lentos empezó a masturbar a mi abuelo. Su verga estaba entre un estado medio de flacidez y dureza. Aún así era lo suficientemente grande para que pudiera verse entre toda esa mata de pelo pubico canoso.

-Dios mío, eres un cochino papá…-Decía mi mamá mirando hacia la puerta. Ahí se dió cuenta que yo estuve mirando todo el tiempo. No dijo nada pero me lanzó una mirada de advertencia que por supuesto ignoré.

-Déjame ver esas chichotas tuyas, hija! 

El abuelo le levantó la blusa a mi mamá y le saco las tetas de las copas del brasier. Empezó a apretarlas y a chuparselas mientras mi mamá se la jalaba. Era obvio que la sensación de la boca de su padre sobre sus tetas le daba mucho asco así que empezó a masturbarlo más rápido para que se corriera, pero era difícil ya que la verga estaba medio flácida y no se la podía jalar bien.

-Que ricas chichis tienes, hija. Mejor que las que tu mamá tenía en sus 20’s.

Los sonidos de succión que mi abuelo hacía sobre los pezones de mi mamá se escuchaban apenas muy por encima del ruido de la tele del piso de abajo. 
Se aparta de la teta dejando el perzon de mi mamá duro y brillante por la saliva.

-Oye hija…

Mi mamá lo ignora evitando hacer contacto visual concentrada en hacerlo terminar pronto. Mi abuelo se molesta y la agarra de la oreja para que voltee.

-No seas grosera! Te estoy hablando! 

-Ay! Que pasa papá? Que quieres ahora? -dice enojada sobándose la oreja con la otra mano- Ya vamos a parar esta asquerosidad?

-Apenas estoy empezando. Quería decirte que ya no recuerdo el sabor de una panocha…

Mi mamá abrió los ojos de par en par y se puso de pie rápidamente. Sus tetas rebotaban por el movimiento y solo se bajó la blusa sin volverlas a meter en su brasier. Sus pezones y la humedad de la saliva se marcaban en la blusa.

-Ni siquiera lo pienses! Esto está mal papá! -mi mamá regañaba a mi abuelo como gritando en voz baja para que mi papá no escuchara- Si te sientes tan solo puedo buscarte a una mujer de la calle o algo! Pero esto no está bien! Soy tu hija!

-Cecilia…

Yo salí rápido de mi cuarto y fui a donde estaban mi mamá y mi abuelo cerrando la puerta atrás de mí para que mi mamá no se saliera. Yo tenía la verga bien dura dentro de mis pantalones.

-Ándale ma! Deja que el abuelo haga lo que quiera. Después de todo es el día del padre, además donde vas a encontrar a una prostituta que quiera coger con el? Y si la encuentras seguro te cobra un dineral.

Mi mamá me miraba furiosa y mi abuelo sonreía agarrando su verga media dura.

-Además cuánto puede durar? Cinco minutos? 

Mi mamá refunfuñó del enojo y empezó a quitarse la ropa. Sus tetas rebotaron cuando se quitó el sostén y sus pezones pequeños y café claro llamaban la atención. Se quitó sus calzones de encaje y los lanzó a un lado. Se subió a la cama y se acostó abriendo las piernas para ofrecerle su coño peludo a mi abuelo.

Mi abuelo no perdió tiempo y se acercó a gatas. Antes de empezar a lamer inhaló con fuerza.

-Mmm! Huele bien rico tu panochita, hija! Y ya estás mojada. Pensé que esto no te gustaba.

Mi mamá no dijo nada. Mi abuelo empezó a lamer con ganas. Mi mamá sudaba y su respiración se agitaba poco a poco pero su expresión seguía siendo de enojo la cual empeoró cuando vio que me la empecé a jalar con sus calzones. 

-Que rica panocha tienes! Aunque la tienes bien peluda, Cecilia! Jaja. 

Mi mamá se retorcía y de vez en cuando gemía por las atenciones orales de mi abuelo. 

-Esto está mal. No puedo creer que haya unos pervertidos como ustedes en la familia.- Decía mi mamá entre gemidos. Su semblante era de vergüenza, placer y asco.

Mi abuelo se separa del coño de mi mamá. Su cara brillaba por los fluidos vaginales y tenía algunos de sus vellos pubicos pegados en el bigote.
Agarra a mi mamá de la mano y la sienta en la orilla de la cama.

-Ven, mijo. Prueba la pucha de tu mamá. Sabe bien rica! 

Hago caso y me pongo de rodillas frente a mi mamá. Mi abuelo seguía dirigiendo la mano de ella hasta su verga para que lo siguiera masturbando.

Si te atreves a hacerlo vas a ver…-me decía mi mamá con tono amenazante y cruzando las piernas. Mi abuelo empezó a pasarle la verga por la cara para que se lo empezara a chupar pero ella trataba de evitarlo haciendo muecas. 

-Vas a volver a ignorarme, grosera? Ándale! Chúpame la verga y deja que el muchacho te lama la pucha! 

El regaño de mi abuelo volvió a hacer efecto. A regañadientes mi mamá empezó a chupar su verga flácida y a mí me dejo lamerle la pucha.

El olor y el sabor de la vagina de mi mamá era muy rico. Al mirar hacia arriba vi como chupaba la verga flácida de mi abuelo y él le agarraba la cabeza para hacer que la chupara con más ganas. Los hilos de saliva y presemen caían desde su barbilla hasta las tetas.

-Ah! Que rico, Cecilia. Así es como debes atender a tu padre en su día. 

Luego de lamer el coño se me ocurrió meterle los dedos. Mi mamá soltó un grito teniendo la verga en la boca y me soltó un manotazo en la cabeza que me hizo apartarme enseguida.

-Ay! Ma! -digo sobándome la cabeza- Perdón! No me aguanté las ganas…

Ay, mijo jaja! -dice mi abuelo entre risas- Tu mamá reaccionó asi porque su pucha no es para que le metan los dedos…

Mi abuelo saca la verga de la boca de mi mamá. Ella se limpia la saliva y el presemen con la mano mientras observa a mi abuelo acercándosele de frente. 

-La pucha de tu mamá es para meterle una verga!

Mi abuelo agarra su verga y empieza a pasarle la cabeza a los pliegues húmedos de mi mamá. Ella se aferra a las sábanas y se pone tensa al sentir el miembro de su padre rozando su entrada. Con un poco de esfuerzo logró meterle la verga flácida

-Ah! Que rica se siente tu pucha hija! 

Yo me la empiezo a jalar viendo la escena morbosa que tenía frente a mi. Mi abuelo de casi 80 años metiéndosela a mi mamá de una forma tan lenta y lasciva.
El viejo está de pie agarrando de la cintura a mi mamá que sigue sentada en la orilla de la cama.

-Ay! Que rico es esto hija! Hace cuanto no te coge tu marido? La tienes bien mojada y apretada…

-No hables así papá…Solo termina con esto y ya. 

Mi mamá seguía apartando la mirada. 

-Si sigues portándote así voy a tardarme más, Cecilia! Déjame admirar estas chichotas tuyas que tengo enfrente! 

El abuelo empieza a chuparlas y a apretarlas mientras sigue con su lenta cogida. 

-Ah! Que ricas están! Cómo quieres que me detenga si estas bien buena, hija? Además mira a tu hijo. No deja de jalársela viendo esto. No podemos dejarlo así sin que termine. 

Mi abuelo se lanza contra las tetas de mi mamá haciendo que ella caiga de espaldas. Mi abuelo empieza a cogersela un poco más rápido y mi mamá soltaba pequeños gemidos y gruñidos. 

Yo me subí a la cama y me puse de rodillas junto a ella. Ella me miró con enojo y me la empezó a jalar de mala gana.
Mi abuelo se acercó más a ella y empezó a tratar de besarla, pero de una forma morbosa pasándole la lengua por toda la boca. Mi mamá no quería besarlo y su cara de asco me calentó demasiado hasta que finalmente cedió. Dejó que mi abuelo le metiera la lengua en la boca mientras ella gemía poco a poco. 

-Ay! No sabía que fueras así de morboso y cochino, papá…-dice entre gemidos pero con disgusto.

Era tan rico ver a mi mamá resistiéndose a sentir placer. De ver como las tetas le rebotaban por las lentas pero constantes embestidas de mi abuelo me corri sobre ellas.

-Ay! Hijo! Hubieras eyaculado en otro lado! 

Mi abuelo se molesta por el arrebato de mi mamá. Con sus dedos esparce mi semen por las tetas de mi mamá y luego la calla poniéndolos en su boca. Mi mamá puso los ojos en blanco un instante al sentir el sabor del semen.

-Ya estuvo bueno, Cecilia! Ya estás grande como para estar comportándote así! Ya no te hagas y admite que esto te excita.

Mi mamá no dice nada y solo refunfuña.

-Esta mujer…es igual de terca que su mamá. A ver, chamaco ayúdame a voltearla.

Me bajo de la cama y agarro a mi mamá para darle la vuelta y ponerla en cuatro para el abuelo. Mi abuelo vuelve a metérsela en la vagina pero esta vez sus embestidas son más rápidas.

-Oye, tranquilo viejo, no te vayas a lastimar.

-Para nada, hijo. Tu mamá tiene que ser castigada por cómo se ha estado comportando. 

Mi mamá empieza a gemir de placer, pero mi abuelo empieza a darle nalgadas.

-Ay! Papá! Cálmate! Ay!

-Te lo mereces por cómo te estuviste portando desde que empezamos a coger hija! -dice mientras la nalguea- Agradece que no tengo el cinturón a la mano!

Mi mamá gemía y gritaba bien rico.
Yo me calenté tanto de ver como mi mamá era disciplinada por su padre a punta de cogidas que me puse frente a ella para que me la chupara aunque ya estuviera flácido. 

Luego de un rato mi abuelo empezó a ponerse tenso y a gemir y quejarse. Pensé que le estaba dando un infarto pero solo se corrió adentro de mi mamá. Ella se quedó un rato con el culo al aire en lo que recuperaba el aliento. Se veía como el semen espeso y amarillo de mi abuelo salía de su vagina embarrándose en sus pelos. 
Mi mamá empezó a meterse los dedos batiendo el semen de su padre dentro de su coño para luego llevárselos a la boca. 
Mi abuelo se vistió como sin nada y salió del cuarto no sin antes dándole una última nalgada al culo enrojecido de mi mamá.

Fin

Esta historia es una fantasía que se me ocurrió durante el día del padre. Tal vez escriba otra donde mi mamá atiende a los padres que asisten a la fiesta pero no se si hacerla
Gracias por leer.

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