Marcela la conocí en una verdulería del barrio. Nada llamativa: flaquita, con cara de cansada, el pelo amarrado siempre, y unas tetas pequeñas que apenas se notaban bajo la ropa suelta. Pero había algo en su forma de mirarme que me hizo sospechar que quería algo más. Un día le hablé por mensaje, y terminamos hablando de todo… hasta que me confesó que estaba casada, pero que su marido trabajó todo el día en la calle.

Una tarde me invitó a su casa, "para tomar un café", según ella. Llegué después del almuerzo. La casa limpia, olor a comida. Ella con short corto y una blusita sin sostén. Las tetas pequeñas se marcaban con los pezones duros. La conversación es difícil. Empezamos a tocarnos en el sillón. La calenté lento. Era tímida, pero se dejó llevar. Me la cogí ahí mismo, con ella sentada sobre mí, rebotando en silencio, con la cara roja de excitación y vergüenza.


Después de terminar, le pedí que le tomara unas fotos. Dudó, pero con un poco de insistencia accedió. Se paró frente a la pared, desnudo, tapándose con las manos. Le pedí que se soltara un poco más. Lo hizo. Le tomé fotos con las piernas abiertas, otras desde atrás, y hasta una donde ella misma se abría los labios con los dedos, mordiéndose el labio.



Marcela era puro fuego escondido. Y sí… repetimos varias veces. Pero esa primera vez, verla así de tímida y sucia a la vez, fue inolvidable.



Una tarde me invitó a su casa, "para tomar un café", según ella. Llegué después del almuerzo. La casa limpia, olor a comida. Ella con short corto y una blusita sin sostén. Las tetas pequeñas se marcaban con los pezones duros. La conversación es difícil. Empezamos a tocarnos en el sillón. La calenté lento. Era tímida, pero se dejó llevar. Me la cogí ahí mismo, con ella sentada sobre mí, rebotando en silencio, con la cara roja de excitación y vergüenza.


Después de terminar, le pedí que le tomara unas fotos. Dudó, pero con un poco de insistencia accedió. Se paró frente a la pared, desnudo, tapándose con las manos. Le pedí que se soltara un poco más. Lo hizo. Le tomé fotos con las piernas abiertas, otras desde atrás, y hasta una donde ella misma se abría los labios con los dedos, mordiéndose el labio.



Marcela era puro fuego escondido. Y sí… repetimos varias veces. Pero esa primera vez, verla así de tímida y sucia a la vez, fue inolvidable.



3 comentarios - Uns ama de casa o infiel
De Que Ciudad y País es Deliciosa MILF....???