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Challenge con tanguitas (Anal)

Hace un tiempo que estoy saliendo con una chica de la Universidad que me sorprendió por la cantidad de ropa de puta que tiene en casa. Digo sorpresa porque la ves y es una chica tímida; habla poco, es una flaca blanca de cabello largo negro, usa vestidos largos que esconden unas nalgotas que son de otro planeta; muy tonificadas porque en su trabajo le pagan el gimnasio, por lo que está obligada a entrenar a diario. Pero sí, para entrenar se viste con leggins que le quedan dibujados. Siempre la ropa interior del mismo color que la licra, cosa que me excita cuando la voy a buscar y está sudada. Por lo regular ni me importa y cuando llego a casa le hago sexo oral mientras que ella elonga en cuatro, simplemente para olerle el culo y excitarla de tal manera que, a veces, termino cogiéndole el culo. Pero eso no es precisamente lo que les vengo a contar, porque en esta ocasión le hablaré del secreto que esconde en esos cajones repletos de tanguitas de todos los colores.

Como bien saben, soy un amante de la  lencería. Me produce un morbo terrible y ella lo sabe. Y es que este morbo fue fomentado por muchas putitas que me han mal acostumbrado. Esta chica, de nombre Brenda, es una de las que lo ha hecho porque, como les dije, puede estar vestida con un vestido negro y llevar una diminuta tanguita verde de encaje, hilo para que no se note. En eso iba pensando cuando llegué a su casa esa tarde. Tengo llaves, así que ingresé y me senté a fumar mientras la esperaba que regresara del gym. Yo ya estaba con la pija a mil porque ella me había enviado un mensaje comentándome que le faltaba hacer cardio.
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Finalmente llegó. Calcita naranja, top del mismo color, labios pintados y toda transpirada. Nos fuímos al cuarto. Una vez allí colocó un reggaeton y se puso en cuatro al borde de la cama. Le corrí la tanguita de hilo a un lado y empecé a bombear. Como tiene un culo magistral, miro alrededor para poder aguantar más. No se los niego, te quedas mirando ese ojete y acabas en el acto. Encima ella te da unos sentones de la puta madre. En esas me fijé que el cajón de las tanguitas estaba abierto y comencé a bombearle fuerte. Se cagó de la risa mientras seguía cabalgando la pija, ya blanca de tanto flujo. Yo, por suerte, seguía bombeando, le propinaba una que otra nalgada y cuando sentí que iba a llenarle la concha de leche le pedí que se pusiera otra bombachita. Cuando se la saqué reclamó que soy un pajero. 

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Comenzó a hurgar en la montañita de tangas que había en el cajón. Me dijo que había bikinis y aprovechó para comentarme que tiene un chongo que es adicto a las tanguitas y que se las compra. Me dijo que podíamos hacer un "challenge". Consistía en detonarle el culo en cuatro con una tanga distinta cada vez, pero no podía acabar. Así que se puso una tanguita de hilo azul y me pidió que le chupara el culo con el hilito puesto, que le calentaba mucho que le apretara todo el ano. Comencé con lo mío, lengua y lengua, ya el ogt se iba abriendo. Empecé a mandarle full lubricante y gasté medio frasco. Finalmente, con poco esfuerzo, le metí la mitad de la pija por el culo. Comenzó a moverse lentamente, pero apretaba una banda. Yo no tenía forros, por lo que cada vez que hacía un movimiento brusco me provocaba explotar. En una logré metersela entera. Me gritó que era un hijo de puta, pero que no la sacara. Luego iba bombeando suavemente y sentí que estaba la leche por salir. Se la saqué. Le pedí otra tanga. 

Esta vez una clásica de hilo. Triangulito de encaje y muy finita en la parte de adelante. Además, atrás el hilo no le cubría el ano, cosa que me calienta muchísimo. Esta vez entró como si nada. Ella comenzó a mandarle sentones, pero esta vez no me agtuanté. En una de esas comencé a bombear leche como un salvaje y me quedé en silencio mientras bombeaba. Ellla siguió cogiendo como si nada. La pija siguió parada, la leche lubricó más el culo y en ningún momento se me bajó, continué cogiéndola como si nada. Movía el culo como una hija de puta. Nalgada tras nalgada. Que buena puta, pensé, mientras escupía la verga para que siguiera lubricando. Ella se cagó de la risa cuando se me salió de nuevo la verga. La erección firme como una piedra. 
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La próxima, una tanguita negra. Brenda se pasó la lengua por los dedos y luego se los llevó al culo. Lubricó y me dijo; "hacé lo que quieras". Esta vez ni me fijpé en la tanga. El culo por dentro estaba más suave, se expandía, sentía que no tenía suficiente verga para seguir abriéndolo, pero los gritos y los golpesitos en la panza que me propinaba la puta me convencían de que estaba rompiendole el orto. Esta vez la bombeada de leche fue tan poderosa que no pude seguir moviendome. Brenda seguía riéndose y yo descargando leche en ese culo. Finalmente la fuí sacando despacio y le chorreaba flujo mezclado con leche y saliva. Ella se dio una nalgada. 

-Nos vemos en la ducha-, sentenció.

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