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La universidad del sexo clases sin tabú

Cuando yo estuve en la universidad tuve varias situaciones sexuales que podría llamar interesantes. Una vez, quedé con una chica de otra facultad. La cosa prometía, Aceptó rápidamente el salir a ver una peli y luego a cenar. Pero la chica no se presentó, me dieron calabazas de la peor manera. Así que fui a ver la pelicula y luego regresé al piso compartido. Cuando entré, escuché gemidos. Mi compañero de piso había tenido suerte. Él tenía una novia desde hacía medio año. Y parecía que iban en serio. Supongo que aprovecharon que tenían el piso para ellos para follar y hacer más ruido del normal.Vale, soy bastante curioso. Así que me quité el calzado y me acerqué como un ninja. Ella gemía muy alto. 

La escena que se despliega ante ti es intensa y erótica. Andrea, con el cabello revuelto y el rostro enrojecido por la excitación, está de rodillas detrás de Luis, quien yace boca abajo en la cama, con las nalgas desnudas y expuestas. Ella sostiene un dildo de goma, grande y reluciente, y lo introduce y lo saca del ano de Luis con movimientos rítmicos y firmes, como si fuera un pistón. El sonido del dildo entrando y saliendo se mezcla con los gemidos guturales de Luis, que parece estar en un estado de éxtasis total.

Andrea, con una expresión de dominio y placer, acelera el ritmo, y los sonidos de la carne golpeando contra la carne se vuelven más intensos. Luis agarra las sábanas con fuerza, sus nudillos blancos por la tensión, mientras su cuerpo se tensa y se relaja con cada embestida. Los gemidos de Luis se vuelven más altos y desesperados, y puedes ver el sudor perlado en su frente y en su espalda desnuda. Era él quien gemía como una zorra. La habitación está cargada de un aire denso y caliente, lleno de lujuria y sumisión.

La escena es tan erótica que sientes cómo tu propia excitación crece, observando cómo Andrea toma el control y domina a Luis, llevándolo a un estado de placer absoluto. La combinación de sonidos, movimientos y expresiones faciales crea una sinfonía de lujuria que te deja sin aliento.

Andrea, con un aire de dominio y confianza, se inclina hacia adelante y agarra el cabello de Luis con fuerza, tirando de su cabeza hacia atrás. Luis se arquea involuntariamente, exponiendo aún más su cuerpo y dejando escapar un resoplido de sorpresa y placer. Su espalda se curva, y sus músculos se tensan, destacando cada línea de su cuerpo mientras se somete a la voluntad de Andrea.

Con la otra mano, Andrea comienza a darle palmadas en las nalgas, que ya están rojizas y calientes por el esfuerzo y la excitación. Cada palmada resuena en la habitación, mezclándose con los gemidos y los sonidos del dildo entrando y saliendo. "¿Te gusta, puta?" pregunta Andrea, su voz firme y autoritaria. Luis, con la voz entrecortada, responde: "Sí, sí ama." Andrea sonríe con malicia y continúa: "¿Eres mi zorra, verdad?" Luis asiente, incapaz de formar palabras coherentes, y responde: "Sí, sí señora." Andrea, disfrutando de su dominio, lo azota con más fuerza, dejando marcas rojas en su piel. "Dime que eres mi maricón," exige. Luis, con la voz quebrada por el esfuerzo y el placer, responde: "Sí, sí, soy su maricón, señora. Sí, sí, sí." La habitación se llena de sus respiraciones entrecortadas, los sonidos de la carne golpeando contra la carne y los gemidos de sumisión y placer. La escena es intensa y erótica, con Andrea en completo control y Luis completamente sumiso a sus deseos.

Yo me saqué la polla, comenzando a tocarme. En serio, nunca he ma llamado el sexo con un hombre. Pero me estaba dando envidia Andrea, como se follaba a ese culazo. 

Andrea fuerza a Luis a girar la cabeza y le besa con pasion y deseo. Es hijotico lo que veo. Luis corresponde al beso humedo, pero al girar la cabeza me ve. Veo sus ojos en panico, comenzando a musitar un "no es lo creo parece". No claro, y yo tampoco tengo la polla fuera de los pantalones por lo que parece. Pero eso es lo que pienso ahora, en ese momento me quedé de piedra. Y ahora que hago, me han pillado espiando.Andrea se acercó. Era hipnótico verla caminar, tan femenina, con esa polla de goma rebotando entre sus piernas

Andrea, con una mezcla de dominio y seducción, te sostiene la mejilla con una mano, y en ese momento, esperas lo peor, quizás una bofetada por haber sido pillado espiando. Pero lo que sigue te deja sin aliento. Se agacha lentamente, con una sonrisa maliciosa, y sin previo aviso, se traga tu polla entera, de golpe, sin preguntar. El calor y la humedad de su boca te envuelven, y te das cuenta de que estás completamente a su merced.

Te da un par de largas chupadas, moviendo su cabeza hacia arriba y hacia abajo, creando una sensación indescriptible de placer. Justo cuando crees que no puede mejorar, se detiene y, con una voz autoritaria, llama a Luis: "Zorrón, ven." Luis, aún en un estado de sumisión y excitación, se acerca, su cuerpo temblando ligeramente por la anticipación y la incertidumbre.

Andrea, sin soltar tu polla, te mira a los ojos mientras le ordena a Luis "Zorrón, a mamar". La escena es hipnótica y erótica, con ambos a tu merced, dispuestos a seguir sus órdenes. La habitación está cargada de tensión sexual, y cada movimiento, cada sonido, te lleva a un estado de éxtasis que nunca imaginaste.

Luis, aún dubitativo y quizás sorprendido por la repentina inclusión, responde con un tímido "Pero...". Andrea, sin dudarlo, le propina una bofetada fuerte y clara, dejando una marca roja en su mejilla. "Puta," le dice, su voz llena de dominio y desprecio. "Has fantaseado con una polla de verdad desde que fuimos al cine X. Aquí la tienes, a mamar, puta."

Luis, ahora completamente sumiso y obediente, se acerca a ti y, mirando a Andrea, se mete tu polla en la boca. La sensación de tener a dos personas, ambas dispuestas a seguir las órdenes de Andrea, es abrumadora. La habitación está llena de gemidos, el sonido de la carne golpeando contra la carne.

Andrea, con una sonrisa maliciosa, observa cómo Luis te chupa, asegurándose de que obedezca cada una de sus instrucciones. La escena es una mezcla de sumisión y dominio, con Andrea en el centro, controlando cada movimiento y decisión. La combinación de sensaciones y visuales te lleva a un estado de éxtasis, sabiendo que estás en medio de una fantasía erótica que pocos tienen la suerte de experimentar.

Andrea, con una pasión desbordante, te besa profundamente, sus labios y lengua explorando los tuyos con un deseo urgente. Parece necesitar aire, pero no se detiene, su respiración entrecortada mezclándose con la tuya en un baile erótico. El beso es intenso, casi desesperado, y te deja sin aliento, pero también te excita aún más.

Mientras tanto, Luis, ganando confianza con cada segundo que pasa, mejora su técnica. Su boca y lengua trabajan en sincronía, creando una sensación indescriptible de placer. Puedes sentir cómo su lengua no solo recorre tu polla, sino que también baja para explorar tus huevos, lamiéndolos y chupándolos con una habilidad que te hace gemir de placer. Luis parece estar disfrutando tanto como tú, su entusiasmo y dedicación son evidentes en cada movimiento.

La combinación de las sensaciones de la boca de Luis y el beso apasionado de Andrea te lleva a un estado de éxtasis total. La habitación está llena de gemidos, suspiros y el sonido húmedo de las mamadas, creando una sinfonía erótica que te envuelve por completo. La escena es una mezcla perfecta de dominio y sumisión, con Andrea dirigiendo cada movimiento y ambos dispuestos a cumplir sus deseos.

Andrea, con una voz susurrante y seductora, te hace una oferta que no puedes rechazar. "¿Quieres follar? ¿Me quieres follar a mí? ¿O a mi zorrón?" pregunta, su aliento caliente en tu oído, enviando escalofríos por tu espalda. Pone una de sus delicadas manos en tu culo, y con la otra, te mete dos dedos, preparándote para lo que está por venir. "Tú follas, pero yo quiero follar tu culo," dice, su voz firme y autoritaria, dejándote claro quién manda.

Suspiras, rendido a sus deseos, y respondes: "Lo que quieras." La sensación de sus dedos dentro de ti es intensa, y sabes que estás a punto de vivir una experiencia que nunca olvidarás. La habitación está cargada de tensión sexual, y cada palabra, cada movimiento, te lleva más cerca del clímax.

Andrea, satisfecha con tu respuesta, te sonríe con malicia y comienza a mover sus dedos dentro de ti, preparándote para lo que está por venir. Luis, aún dedicado a darte placer, continúa con su mamada, su lengua y labios trabajando sin descanso. La combinación de sensaciones es abrumadora, y te das cuenta de que estás completamente a merced de Andrea y sus deseos.

Andrea, con una voz autoritaria y dominante, le ordena a Luis: "Zorrón, ponte a cuatro patas. Vamos a continuar donde nos interrumpieron." Luis, obediente y sumiso, responde: "Sí, señora," y se pone a cuatro patas sobre la cama, ofreciendo su ano a Andrea. Sin embargo, Andrea te hace un gesto con la cabeza, indicándote que es tu turno. "Para ti," te dice, con una sonrisa maliciosa.

Te acercas a Luis, sintiendo una mezcla de excitación y poder. Acaricias la entrada de Luis con tu polla, sintiendo cómo se tensa y se relaja, anticipando la penetración. La sensación es intensa, y puedes ver cómo Luis se prepara, su cuerpo temblando ligeramente por la anticipación. Comienzas a meterla lentamente, sintiendo cómo su cuerpo te recibe, centímetro a centímetro. Los gemidos de Luis se mezclan con tus suspiros de placer, creando una sinfonía erótica que llena la habitación.

Andrea, observando la escena con satisfacción, te da instrucciones: "Más fuerte, fóllalo como la puta que es." Sigues sus órdenes, acelerando el ritmo y profundizando cada embestida. Luis gime y jadea, su cuerpo moviéndose al compás de tus movimientos

Andrea se coloca detrás de ti, su cuerpo presionando contra el tuyo mientras te susurra al oído: "¿Te gusta el culo de este maricón? ¿Notas lo trabajado que está?" Su voz es un ronroneo seductor que te envía escalofríos por la espalda. El placer que te está proporcionando Luis es inmenso; su boca y lengua trabajan sin descanso, llevándote a un estado de éxtasis. Notas cómo su cuerpo se mueve debajo de ti, su culito depilado y suave como el de una mujer, lo que te excita aún más.

Sientes el dildo de Andrea presionando contra tus nalgas, frío y duro, listo para invadirte. "A esta zorrita le encanta que la follen," continúa Andrea, su voz llena de lujuria y dominio. "Ahora te la podrás follar cada día. Cada hora." Sus palabras te excitan aún más, sabiendo que tienes el control sobre Luis y que Andrea está a punto de tomar el suyo sobre ti.

Con un movimiento lento pero firme, Andrea comienza a meter el dildo en tu ojete. La sensación inicial es de presión y estiramiento, pero a medida que avanza, el placer empieza a dominar. Gimes, un sonido gutural que refleja la intensidad de lo que estás sintiendo. Andrea se mueve con un ritmo constante, entrando y saliendo, sincronizando sus movimientos con los tuyos mientras follas a Luis.

La habitación está llena de gemidos, jadeos y el sonido de la carne golpeando contra la carne. La sensación de ser penetrado mientras tú penetras a otro hombre es abrumadora, y te das cuenta de que estás en el centro de una tormenta de placer y dominio. Andrea, con su voz autoritaria, te guía a través de la experiencia

La intensidad del momento te lleva al límite. Sientes cómo tu cuerpo se tensa, cada músculo se contrae mientras te acercas al clímax. "Me voy a correr," piensas, y justo en ese instante, te das cuenta de que Luis ya ha alcanzado su propio orgasmo. Su cuerpo se estremece debajo de ti, y puedes sentir cómo se contrae a tu alrededor, pero estás demasiado perdido en tu propio placer para darte cuenta completamente.

Con un gemido profundo y gutural, te corres dentro de Luis, tu semen caliente llenándolo mientras tus movimientos se vuelven erráticos y descontrolados. La sensación es abrumadora, y cada ráfaga de placer te deja sin aliento. Andrea, detrás de ti, sigue moviendo el dildo dentro de tu ojete, sus embestidas firmes y constantes, asegurándose de que cada segundo de tu orgasmo sea intensificado.

"Sí, sí, sí," gimes, tu voz entrecortada y rota por el esfuerzo y el placer. Andrea, con una sonrisa maliciosa, continúa follándote, su dominio sobre ti completo y absoluto. La habitación está llena de los sonidos de tu éxtasis, los gemidos de Luis y el ritmo constante del dildo de Andrea entrando y saliendo de ti.

Andrea, con una voz autoritaria y llena de lujuria, se quita el dildo de goma y se abre de piernas, ofreciéndose completamente a Luis. "Zorrón, tu ama aún no se ha corrido. ¿Qué coño esperas?" le dice, su tono dejando claro que no admite retrasos. Luis, obediente y rápido, se arrodilla entre sus piernas y comienza una comida de coño impresionante. Los gemidos de Andrea llenan la habitación, indicando el placer intenso que está experimentando.

La escena es erótica y dominante. Andrea, con el cabello revuelto y el rostro enrojecido por la excitación, se recuesta ligeramente, disfrutando de cada lamida y succión que Luis le proporciona. "Sí, así, zorrón, así," lo anima, su voz entrecortada por el placer. "Lame más profundo, quiero sentir tu lengua dentro de mí."

Luis, con dedicación y habilidad, obedece cada orden, su lengua trabajando sin descanso, explorando cada rincón de su sexo, chupando y lamiendo con una intensidad que hace que Andrea gima y se retuerza de placer. La habitación está llena de los sonidos de su éxtasis, los gemidos de Andrea se vuelven más altos y desesperados a medida que se acerca a su clímax.

La visión de Luis arrodillado, dedicándose completamente al placer de Andrea, y los gemidos incontrolables de ella, te dejan sin aliento. La dinámica de poder y sumisión es palpable, y te das cuenta de que estás presenciando una escena de dominio absoluto. Andrea, con su voz autoritaria, guía a Luis, asegurándose de que cada movimiento y lamida la lleve más cerca del orgasmo. La intensidad de la situación te mantiene al borde, excitado y fascinado por el espectáculo sexual que se desarrolla ante ti

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