Pata de palo

Por razones operativas tenía que entrar en mi trabajo una hora antes que lleguen todos para calentar la máquina
El horario de entrada era a las 9 de la mañana, en mi sector entrabamos a las 8 y yo iba a las 7
A esa hora solo estaba el vigilante en la puerta y Luisa, la señora de la limpieza
Luisa ra una mujer mayor que hacia la limpieza de las oficinas, luego llevaba mate cocido por todos los sectores y después limpiaba los vestuarios
Era una mujer correntina muy amable, de más de 50 años que siempre cuando se iba tenía puesto un blaizer bordo y un penetrante perfume conocido de Avon
También su rasgo más distintivo era su desproporcionado culo y que una de sus piernas era mucho más corta, entonces usaba un calzado con una plataforma de más de 10 centímetros
Por eso le decíamos cariñosamente LA PATA DE PALO
Uno de los vigilantes que a veces estaba, era un tipo mayor que le decíamos satanás porque no perdonaba a ninguna mina, el era bastante fachero y de mucha parla por lo que sabíamos que a había cogido a un montón de las minas de la fabrica
Uno de esos días que tenía que ir temprano, al llegar a la fabrica tocaba el timbre y tardaron en abrir
Al abrir la puerta era este vigilante en cuestión
Se lo veía bastante agitado y con la ropa un poco desarreglada
Una vez que pongo a calentar la máquina, me voy a la expendedora de café y el vigilante se me acerca
Y me dice que lo disculpe que había tardado, lo que pasa es que estaba ocupado con Luisa
Me hizo una sonrisa pícara y me guiño el ojo y se fue
Que desgraciado satanás, no había perdonado no a la renga de la limpieza
Minutos después paso cerca mío Luisa y de ahí en más la miraba con otra cara más pícara
Pasaron varios meses hasta que una de esas mañanas que iba antes estaba tomando mi café al lado de la expendedora, y siento unos gritos que venían de las oficinas de arriba
Subo rápido y veo colgando por una baranda a Luisa
Aparentemente habría querido limpiar una ventana y se resbalo y quedó colgando
Ahí nomás me estire y como pude la trate de agarrar para que no cayera
Cuando la pude agarrar bien, se volvió a resbalar y atiné a agarrarla de la remera y está se rompió y casi cae de nuevo
Asi que me estire más y pase una mano por su entrepierna y la otra por si cuello y así la pude subir con mucho esfuerzo
Una vez a salvó Luisa no paraba de agradecerme, la senté en una silla y trate de tranquilizarla
Ella estaba con su remera y corpiño roto y su gran teta quedaba a la vista
Ella en ningún momento se tapo
Me volvió a agradecer y se fue a cambiar la ropa rota
Mientras estaba tomando mi café ella paso por al lado mío a atender al panadero que traía el pan con chicharrón que nos daban todos los días
Al volver, me dice, vení que te convido un pan para el café
Una vez que entro en la cocina ella sigue de largo para el fondo, al cuartito dónde guarda sus insumos
Así que la seguí
Una vez que entre, ella cerró la puerta y apagó la luz,
Quedamos solo con la tenue luz que entraba por una pequeña ventana
Ante mi asombro, ella me dijo mientras se arrodillaba delante mio
-Tengo que darte un premio porque no me dejaste caer
Estiro sus manos a mi bragueta y con una rapidez increíble sin darme cuenta tenía mi pija dentro de su boca
Sus pequeñas manos me pajeaban mientras ella jugaba con su lengua en la cabeza de mi pija
Mi pija estaba llena de su saliva
De pronto empezó a acelerar el ritmo y sus manos soltaron mi pija
Su cabeza se movía para adelante y para atrás con rapidez con mi pija dentro de su boca
Hasta que no aguante más y le largue toda la leche en su boca
Ella saboreo hasta la última gota
Estuvo un buen rato más chupando dulcemente mi pija hasta que se empezó a dormir dentro de su boca
Luego agarro un paño y la limpio con mucha dulzura
Luego de eso se puso de pie y me dijo que cada vez que quería pase por la cocina a buscar mi premio por no dejarla caer
Luego de eso me fui a trabajar bien deslechado
Al día siguiente otra vez tenía que entrar temprano
Estaba tomando mi café en el expendedora como siempre y Luisa paso por al lado mío y me dijo mientras iba para la cocina
- No vas a venir a buscar tu premio
La seguí y ya en el cuartito otra vez se arrodilló y me empezó a chupar la pija
Ya estaba por acabar cuando se puso de pie
Se apoyo en una mesada, se levantó la pollera y se corrió la bombacha para un costado mientras me decía -ahora te toca a vos
Yo le digo que no tengo forros
Ella sale del cuartito y yo quedo ahí parado con la pija afuera re dura
Al cabo de unos minutos vuelve con su cartera y saca una caja de preservativos
Abre uno y pajea mi pija fuerte para que se ponga bien dura, luego me pone el forro
Se sienta un poco en la mesada frente a mi y se vuelve a subir la pollera y correr su bombacha para un costado
Me arrimo a ella, le meto mi pija y un poco incómodos la empiezo a coger
Su concha se sentía muy caliente y apretada
Ella agarraba mi cabeza y la hundía en sus tetas mientras gemía como loca
Por la posición mi pija cada tanto se salía
Entonces la hice poner de pie y apoyada en la mesada la cogí por atrás
Yo rebotaba en su desproporcionado culo, mientras escuchaba el ruido de su tacón en el piso cada vez que la empujaba para adelante
Tac, Tac, Tac hacia su zapato cada vez que le metía la pija hasta el fondo
Estiraba mis manos y las metía por debajo de su ropa para agarrar sus tetas y apretar sus pezones
Ella cada vez gemía más fuerte y yo le trataba de tapar la boca para que nos nos escuchará el de seguridad
Justo antes de que yo acabará, la siento que ella se estremece y se le aflojan las piernas
Cuando saco mi pija de su concha siento qué tengo todas las bolas mojadas del orgasmo que había tenido ella
A partir de ese día cada vez que entraba temprano, Luisa cuando me veía entrar en la cocina ya sola se levantaba la pollera
Hasta a veces la cogía mientras estaba limpiando la oficina
Con el tiempo, una vez la cogimos con el satanás en la oficina del dueño, ya contaré cómo llegamos a eso en otro relato
Los 2 años que trabaje ahí, cogimos todas las veces que iba temprano
Hubo semanas que todos los días le corría la bombacha y la cogía, claro era joven, hoy no aguantaría un polvo todas las mañanas, cumplir en casa y algún que otro desliz por ahí
El día que me fui de ese trabajo sabía que iba a extrañar mis cogidas con la renga
Lo único malo, sacarse de encima el penetrante olor del perfume de Avon