En estos últimos días, siguiendo los consejos de uno de ustedes, he estado haciéndole algunas preguntas.
Le pregunté
—Oye, ma, hace cuánto que no estás con alguien?
Pensé que evitaría la pregunta o que tal vez le incomodaría, pero me contestó de forma muy normal
—No he estado con nadie desde tu padre.
—Bueno, pero habrás hecho algo con alguien, no?
A lo que la miré un poco desconcertada, pero igual me respondió:
—Hace 11 años que no hago nada con nadie.
—has de tener muchos hombres detrás de ti, ma.
—Solo uno en el trabajo, pero no me interesa.
Decidí dejar el tema ahí por el momento.
Otro día por consejo de otro, le pregunté si había sido acosada en la calle o transporte público, lo que llevo básicamente a qué le dijera directamente lo mucho que me encantan sus nalgas.
Hoy me pidió que la acompañara a comprar ropa para un regalo, era para el hijo de una de mis primas. También íbamos a comprar ropa para nosotros, así que fuimos a un mercado. Después de comprar la ropa para mi sobrino, fuimos a buscar ropa para nosotros.
Lo primero fue unos jeans, ya que siempre se anda quejando de que se le rompen por no subirle bien por los muslos. Compró dos que le parecieron que le quedarían. Luego fuimos a una tienda en la que compró un vestido verde esmeralda. Volvimos al mercado, donde compró ropa interior. Después de terminar de comprar, regresamos a casa.
Al llegar, hicimos nuestras cosas, y ya por la tarde le dije que me mostrara lo que había comprado, porque lo único que se había podido probar era el vestido. Accedió y fuimos a su cuarto. Se quitó el pantalón; llevaba unas bragas de encaje rojas con negro que me encantan. Se empezó a poner uno de los jeans, y efectivamente le costaba subir. Intentó de todo para que le entrara. Hubo un momento en el que quedó dándome la espalda (tal vez lo hizo intencionalmente); mientras daba brincos para que subiera, sus nalgas rebotaban un poco, hasta que el pantalón tronó: se había roto por la parte de los muslos.
Todo eso terminó por ponerme caliente, y tuve una erección difícil de disimular, así que intenté acomodarla. Todavía faltaba por ver la mejor parte.
Se quitó el pantalón y empezó a probarse el otro. Esta vez subió un poco más fácil, pero le quedaba muy justo, así que se le veía un culazo que, Dios mi verga estaba sufriendo. El siguiente fue el vestido. Esta vez se quitó la blusa que llevaba, y su sostén era a juego con sus bragas. Era un vestido ajustado. Me pidió ayuda para subir el cierre. La ayudé, y en el momento en que lo subí por completo, besé su cuello. Solo se rió diciendo que le hacía cosquillas. Volví a sentarme en la cama para intentar ocultar la erección, cosa que parece que fallé, porque noté que su mirada se fue a mi entrepierna e inmediatamente me preguntó, algo nerviosa, qué me había parecido el vestido, si no me parecía muy atrevido. Le respondí que se veía hermosa, que le quedaba perfecto.
Se quitó el vestido y empezó a guardarlo mientras me decía que tal vez luego iba a buscar otro pantalón, a lo que le dije que todavía faltaba que me mostrara qué más había comprado. Me dijo, nerviosa, que era su ropa interior.
Por su nerviosismo pensé en no presionarla, pero me dejé llevar por la calentura. Le dije que había confianza para hacerlo, a lo que me contestó que me la podía enseñar. Sacó lo que había comprado, y yo le insistí en que quería ver cómo le quedaba. Después de unos minutos, me dijo que estaba bien, que se los iba a probar, pero que me diera la vuelta mientras se cambiaba.
—Bien, me los voy a probar, pero date vuelta mientras me cambio —me dijo.
Se probó el primer conjunto, era bastante normal, al igual que los otros dos que siguieron. Pero el cuarto fue un cambio total: era una tanga roja. Se la quitó mucho más rápido que las otras; ni siquiera pensó en si la estaba viendo, pero tampoco quedaba mucho que ocultar. Aunque las siguientes fueron más atrevidas: unas tangas grises transparentes. Me dijo que esa era la última, pero todavía quedaba una bolsita, de la que sacó un hilo negro. Tristemente, no logré convencerla de ponérselo, y no quise presionarla más de lo que ya lo había hecho. Al menos logré que se mantuviera más tiempo con esa tanga, y mientras se la quitaba dio una última mirada a mi entrepierna. Al agacharse para ponerse la que tenía antes, me levanté y le di una nalgada con un ligero apretón.
Hasta ahora no pasó nada más en el día. Ha estado un poco más nerviosa, pero parece que está bien.
Ya pasaron un par de días desde que fuimos a comprar ropa. Hoy quiero intentar algo que me da un poco de nervios, pero siento que necesito hacerlo. Voy a dejar que me descubra masturbándome con sus bragas. Estoy casi seguro de que ya sabe que lo hago, pero nunca me ha cachado en el acto.
Bueno, lo que pasó fue así, cuando escuché que estaba por entrar comencé a jalarmela, con sus bragas en la mano, oliéndolas . Escuché la puerta abrirse, en ese momento pensé en dos ideas, hacerme el que no me daba cuenta de que había entrado, o abrir los ojos y actuar como si me hubiera cachado. Pero al final, solo abrió un poco la puerta y se fue sin hacer ruido. Terminé en sus bragas como siempre, y las dejé en el cesto de su ropa.
Más tarde, mientras le daba de comer a los pájaros y miraba por la ventana hacia su cuarto, la vi agarrar las bragas. Se manchó los dedos con mi semen y se los limpió en su pantalón, sin decir nada. Todo ese día evitó mirarme a los ojos, como si no supiera cómo reaccionar. Pero al día siguiente, ya se comportaba normal, como si nada.
Así que decidí intentarlo de nuevo, pero esta vez voy a reaccionar cuando entre.
Pasaron unos días más específicamente 5 días donde no pude hacerlo porque empezó a tocar la puerta antes de entrar. Pero hoy se le olvidó. (Aunque en esos días pasó algo más importante, que contaré después).
Como siempre, cuando la escuché acercarse, empecé a jalarmela con sus bragas en la mano. Esta vez, como ya estaba acostumbrado a que tocara, me agarró realmente desprevenido. Me asusté de verdad y traté de esconder las bragas como pude. Ella entró, me vio, y se fue otra vez sin decir una sola palabra. Ese día no me habló para nada.
Pero en la noche la volví a escuchar gemir. Desde aquella vez no la había oído así. Pensar que podía ser por mi culpa me calentó como nunca. Me la jalé como loco escuchándola.
Lo que pasó durante esos días fue el cumpleaños de mi sobrino. Ella fue con el vestido verde que había comprado. No suele tomar alcohol, llo más fuerte que bebe es una piña colada de vez en cuando, básicamente no toma. Pero ese día logré convencerla de hacerlo. Empezamos con cerveza y cuando ya estaba algo tomada, la saqué a bailar. Se le notaba suelta, divertida, y entre baile y baile, durante los descansos, le iba dando shots de tequila, cruzándolos con la cerveza. Poco a poco se fue dejando llevar, más atrevida. Para ese momento, yo solo me centraba en disfrutarla. Todos en la fiesta estaban demasiado tomados o dormidos como para notar algo, así que aproveche para meterle mano libremente.
En un momento en que fui al baño, vi cómo mi padrino, el esposo de mi tía, la sacó a bailar también. Él la tocaba, descaradamente. Me molestó, pero también me excitó. Y es que no lo culpo mi madre está mucho más buena que mi tía. Los dejé seguir un rato, hasta que mi madre se sintió mal y terminó vomitando. Ahí decidí que ya era hora de llevarla a casa. Una vez en casa, la ayudé a quitarse el vestido. Ya desnuda, no pude resistirme. Le chupé los pechos con desesperación, le metí los dedos, me hice una paja con sus tetas y terminé corriéndome en su cara. Pensé en follarla ahí mismo, pero me contuve. Tal vez dejé pasar la oportunidad, pero no me arrepiento.
Al día siguiente, como era de esperarse, tuvo una fuerte resaca y no quiso levantarse en casi todo el día.
Además agradezco a Elkabro432 que me ha estado ayudando, ha estado hablando con mi madre para saber cómo lo está viendo ella, cosa que me va a ayudar demasiado en un futuro, pero lo principal es preguntar si les gustaría que vaya creando post sobre sus mensajes? (Subiría las capturas de pantalla que el me manda) O si tienen alguna sugerencia sobre cómo subirlos.

Le pregunté
—Oye, ma, hace cuánto que no estás con alguien?
Pensé que evitaría la pregunta o que tal vez le incomodaría, pero me contestó de forma muy normal
—No he estado con nadie desde tu padre.
—Bueno, pero habrás hecho algo con alguien, no?
A lo que la miré un poco desconcertada, pero igual me respondió:
—Hace 11 años que no hago nada con nadie.
—has de tener muchos hombres detrás de ti, ma.
—Solo uno en el trabajo, pero no me interesa.
Decidí dejar el tema ahí por el momento.
Otro día por consejo de otro, le pregunté si había sido acosada en la calle o transporte público, lo que llevo básicamente a qué le dijera directamente lo mucho que me encantan sus nalgas.
Hoy me pidió que la acompañara a comprar ropa para un regalo, era para el hijo de una de mis primas. También íbamos a comprar ropa para nosotros, así que fuimos a un mercado. Después de comprar la ropa para mi sobrino, fuimos a buscar ropa para nosotros.
Lo primero fue unos jeans, ya que siempre se anda quejando de que se le rompen por no subirle bien por los muslos. Compró dos que le parecieron que le quedarían. Luego fuimos a una tienda en la que compró un vestido verde esmeralda. Volvimos al mercado, donde compró ropa interior. Después de terminar de comprar, regresamos a casa.
Al llegar, hicimos nuestras cosas, y ya por la tarde le dije que me mostrara lo que había comprado, porque lo único que se había podido probar era el vestido. Accedió y fuimos a su cuarto. Se quitó el pantalón; llevaba unas bragas de encaje rojas con negro que me encantan. Se empezó a poner uno de los jeans, y efectivamente le costaba subir. Intentó de todo para que le entrara. Hubo un momento en el que quedó dándome la espalda (tal vez lo hizo intencionalmente); mientras daba brincos para que subiera, sus nalgas rebotaban un poco, hasta que el pantalón tronó: se había roto por la parte de los muslos.
Todo eso terminó por ponerme caliente, y tuve una erección difícil de disimular, así que intenté acomodarla. Todavía faltaba por ver la mejor parte.
Se quitó el pantalón y empezó a probarse el otro. Esta vez subió un poco más fácil, pero le quedaba muy justo, así que se le veía un culazo que, Dios mi verga estaba sufriendo. El siguiente fue el vestido. Esta vez se quitó la blusa que llevaba, y su sostén era a juego con sus bragas. Era un vestido ajustado. Me pidió ayuda para subir el cierre. La ayudé, y en el momento en que lo subí por completo, besé su cuello. Solo se rió diciendo que le hacía cosquillas. Volví a sentarme en la cama para intentar ocultar la erección, cosa que parece que fallé, porque noté que su mirada se fue a mi entrepierna e inmediatamente me preguntó, algo nerviosa, qué me había parecido el vestido, si no me parecía muy atrevido. Le respondí que se veía hermosa, que le quedaba perfecto.
Se quitó el vestido y empezó a guardarlo mientras me decía que tal vez luego iba a buscar otro pantalón, a lo que le dije que todavía faltaba que me mostrara qué más había comprado. Me dijo, nerviosa, que era su ropa interior.
Por su nerviosismo pensé en no presionarla, pero me dejé llevar por la calentura. Le dije que había confianza para hacerlo, a lo que me contestó que me la podía enseñar. Sacó lo que había comprado, y yo le insistí en que quería ver cómo le quedaba. Después de unos minutos, me dijo que estaba bien, que se los iba a probar, pero que me diera la vuelta mientras se cambiaba.
—Bien, me los voy a probar, pero date vuelta mientras me cambio —me dijo.
Se probó el primer conjunto, era bastante normal, al igual que los otros dos que siguieron. Pero el cuarto fue un cambio total: era una tanga roja. Se la quitó mucho más rápido que las otras; ni siquiera pensó en si la estaba viendo, pero tampoco quedaba mucho que ocultar. Aunque las siguientes fueron más atrevidas: unas tangas grises transparentes. Me dijo que esa era la última, pero todavía quedaba una bolsita, de la que sacó un hilo negro. Tristemente, no logré convencerla de ponérselo, y no quise presionarla más de lo que ya lo había hecho. Al menos logré que se mantuviera más tiempo con esa tanga, y mientras se la quitaba dio una última mirada a mi entrepierna. Al agacharse para ponerse la que tenía antes, me levanté y le di una nalgada con un ligero apretón.
Hasta ahora no pasó nada más en el día. Ha estado un poco más nerviosa, pero parece que está bien.
Ya pasaron un par de días desde que fuimos a comprar ropa. Hoy quiero intentar algo que me da un poco de nervios, pero siento que necesito hacerlo. Voy a dejar que me descubra masturbándome con sus bragas. Estoy casi seguro de que ya sabe que lo hago, pero nunca me ha cachado en el acto.
Bueno, lo que pasó fue así, cuando escuché que estaba por entrar comencé a jalarmela, con sus bragas en la mano, oliéndolas . Escuché la puerta abrirse, en ese momento pensé en dos ideas, hacerme el que no me daba cuenta de que había entrado, o abrir los ojos y actuar como si me hubiera cachado. Pero al final, solo abrió un poco la puerta y se fue sin hacer ruido. Terminé en sus bragas como siempre, y las dejé en el cesto de su ropa.
Más tarde, mientras le daba de comer a los pájaros y miraba por la ventana hacia su cuarto, la vi agarrar las bragas. Se manchó los dedos con mi semen y se los limpió en su pantalón, sin decir nada. Todo ese día evitó mirarme a los ojos, como si no supiera cómo reaccionar. Pero al día siguiente, ya se comportaba normal, como si nada.
Así que decidí intentarlo de nuevo, pero esta vez voy a reaccionar cuando entre.
Pasaron unos días más específicamente 5 días donde no pude hacerlo porque empezó a tocar la puerta antes de entrar. Pero hoy se le olvidó. (Aunque en esos días pasó algo más importante, que contaré después).
Como siempre, cuando la escuché acercarse, empecé a jalarmela con sus bragas en la mano. Esta vez, como ya estaba acostumbrado a que tocara, me agarró realmente desprevenido. Me asusté de verdad y traté de esconder las bragas como pude. Ella entró, me vio, y se fue otra vez sin decir una sola palabra. Ese día no me habló para nada.
Pero en la noche la volví a escuchar gemir. Desde aquella vez no la había oído así. Pensar que podía ser por mi culpa me calentó como nunca. Me la jalé como loco escuchándola.
Lo que pasó durante esos días fue el cumpleaños de mi sobrino. Ella fue con el vestido verde que había comprado. No suele tomar alcohol, llo más fuerte que bebe es una piña colada de vez en cuando, básicamente no toma. Pero ese día logré convencerla de hacerlo. Empezamos con cerveza y cuando ya estaba algo tomada, la saqué a bailar. Se le notaba suelta, divertida, y entre baile y baile, durante los descansos, le iba dando shots de tequila, cruzándolos con la cerveza. Poco a poco se fue dejando llevar, más atrevida. Para ese momento, yo solo me centraba en disfrutarla. Todos en la fiesta estaban demasiado tomados o dormidos como para notar algo, así que aproveche para meterle mano libremente.
En un momento en que fui al baño, vi cómo mi padrino, el esposo de mi tía, la sacó a bailar también. Él la tocaba, descaradamente. Me molestó, pero también me excitó. Y es que no lo culpo mi madre está mucho más buena que mi tía. Los dejé seguir un rato, hasta que mi madre se sintió mal y terminó vomitando. Ahí decidí que ya era hora de llevarla a casa. Una vez en casa, la ayudé a quitarse el vestido. Ya desnuda, no pude resistirme. Le chupé los pechos con desesperación, le metí los dedos, me hice una paja con sus tetas y terminé corriéndome en su cara. Pensé en follarla ahí mismo, pero me contuve. Tal vez dejé pasar la oportunidad, pero no me arrepiento.
Al día siguiente, como era de esperarse, tuvo una fuerte resaca y no quiso levantarse en casi todo el día.
Además agradezco a Elkabro432 que me ha estado ayudando, ha estado hablando con mi madre para saber cómo lo está viendo ella, cosa que me va a ayudar demasiado en un futuro, pero lo principal es preguntar si les gustaría que vaya creando post sobre sus mensajes? (Subiría las capturas de pantalla que el me manda) O si tienen alguna sugerencia sobre cómo subirlos.


4 comentarios - Me quiero follar a mi madre