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Pasé vergüenza en el telo

Estuvimos yendo a varios telos, pero elegimos uno que nos pareció el mejor. No es de los más caros y nuevos, de hecho está medio descuidado, pero a mí me encanta porque es una casa vieja con un jardincito re lindo, con banquitos cubiertos de hojas secas, para besarse entre las flores. Pero eso no les importa, ¿no?, jaja.
 Como ya éramos habituales, mi novio se hizo conocido de uno de los conserjes: Maxi, un chico normal, re piola. Nada fuera de lo común. A veces llegábamos y él estaba hablando por teléfono con su novia. Casi siempre se quedaba charlando con mi novio, sobre fútbol o cualquier cosa, riéndose fuerte mientras yo lo esperaba en la pieza.
La otra noche, mientras él pagaba, yo pasé a la pieza y me recosté, y sin darme cuenta me dormí un ratito. Él me despertó con un chirlo en el culo:

_"Despertate, puta, que esto no es albergue de trolas!"

Los "chistes" de mi novio...
Se recostó a mi lado, abrazándome por detrás. Estaba re al palo. 
Le pregunté por qué se había demorado tanto, y me dijo:

_"Maxi te tiene ganas..."
_"Qué??"
_"Te quiere coger...".

Pensé que me estaba jodiendo, como hace siempre, pero estas cosas son muy de él. Lo obsesiona imaginarme con otros. Yo le digo que no tengo esa necesidad, que estoy bien con él, que por eso lo elegí. Pero no me escucha. Con Leo, el chico del relato anterior, fue todo un quilombo. Nos conocimos casualmente y yo le di cabida, digamos. Sabía que mi novio podía enojarse pero no que se iba a morbosear al mismo tiempo. Mucho menos que me iba a obligar a repetir algo que para mí ya estaba terminado. Él quería que cogiera con ese pendejo pijudo y después le contara todo para excitarse. Decía que así me iba a coger mejor. Pero cuando le contaba todo lo que quería saber se re enojaba. 
Pasa que a mí me gustan los hombres que se ven fuertes, con cara cuadrada, músculos, con vello en el cuerpo, con mucha testosterona, digamos... Me gustan los machos bestias, chicos, jaja. Esa clase de hombres me ganan, no lo puedo evitar; me sube una cosa desde el estómago hasta las tetas, se me aflojan las rodillas, me babeo y me pongo tonta, digo cualquier cosa. Pero eso no significa que cada vez que me cruce con uno de estos machos me deje coger como una puta sin voluntad. Después de todo, lo más importante es tener piel con alguien; química, y que te traten bien. Porque esa clase de machos también son malos. Y yo siempre trato de encontrar el atractivo oculto de una persona. La belleza que no es obvia, digamos.
Bueno, por lo que entendí habían estado hablando de mí. Específicamente de mis gritos de placer. Como les conté, en el telo me deshinibo, me siento libre, y al parecer este chico me escuchaba siempre, y con otro conserje me apodaron: "La gritona". Y bueno, a estos chicos les gustan las chicas trans y flasheaban con mis gemidos. Maxi le preguntó a mi novio si éramos swingers o nos cabía el trío. Y el hdp le dijo que sí! Que no teníamos drama. Yo le dije: "¿Por qué no te hacés coger vos con él, ya que son tan amigos?". Pero esa noche mi novio estuvo calentándome la cabeza con la idea de una tricota. No voy a negar que fue muy excitante cómo me agarró de atrás y mientras me daba me susurraba todas sus fantasías morbosas en el oído. Me decía que pensara en Maxi, que imaginara que la pija que me estaba entrando era la suya, que le agarrara los huevos para ver que la tenía toda adentro, que lo llamara "Maxi" a cada rato, etc. Así me hizo acabar como una pendeja. Pero cuando nos tocó salir del hotel me dio pudor saber que todos me habían escuchado, y hasta me habían puesto una gracia. 
 Pasaron los días y mi novio no dejaba de sacar el tema. Me dijo que Maxi se había ofrecido a pagarme, y que él le había propuesto que sea con horas en el telo. Te juro que no lo podía creer. Es al pedo hablarle de ética a este chabon. Pero había algunas cosas que yo tenía que aceptar: la primera es que tenemos una muy buena relación sexual. Me encanta coger con él. Es tan morboso, tan ocurrente, siempre está inventando algo nuevo para excitarnos un montón. La segunda es que me gustaba ese telo, me sentía cómoda, y eso no me pasa en cualquier lado. Y la tercera es que soy muy puta, jajajaja. Na, la tercera es que nos venía muy bien ahorrarnos unos cuántos miles de pesos en nuestro buen sexo. Pero creo que lo que más me hizo decidirme fue la tremenda excitación que me producía saber que iba a estar cogiendo con un completo extraño en la misma pieza donde antes lo hacía con mi novio. Acepté arriesgarme por la emoción, pero como seguro decidí poner un precio alto, porque también me sentía medio cosificada. Era como un sentimiento de que tu valor como persona al final se reduce a una cifra, ¿no? Sin ofender a nadie. Entonces me hice la puta cara con la contra oferta, jaja, por si eso le hacía abandonar la idea a Maxi. Igual yo podía seguir masturbándome. Pero su respuesta fue que estaba dispuesto a pagar lo que le habíamos pedido. En ese momento se me tambaleó el piso. Me tuve que sentar en la cama. Me subió un calor y sentí esa adrenalina que sólo te da lo prohibido, cuando cruzás líneas, lo que sabés que está mal y te da miedo pero a la vez te excita un montón. Una rica sensación de temor que se siente como cosquillitas que suben desde la cola hasta las puntas de los pezones. En ese momento no me di cuenta que Maxi no era el dueño del telo pero lo manejaba; por lo que no le costaba nada currar con las piezas. Así que no importaba el precio, a él le estaba saliendo prácticamente gratis. Qué boluda fui. Como sea, ya no tenía excusas. Le pregunté a mi novio cómo sería y cuándo. Me dijo que podía ser el próximo finde. Maxi y yo a solas, obviamente. Pero yo no quería ir al telo sin mi novio, así que quedamos en que entrábamos primero a la pieza nosotros, como siempre, mi novio me calentaba y después me dejaba un par de horas con Maxi.
 Llegó el viernes y estaba recontra cagada. Temblaba del miedo y la excitación. No me podía controlar. Mi novio me quería dar de fumar y tomar pero yo no quería. Así que me dio media pastilla de clonazepán. Fue vergonzoso pasar delante de la recepción y saludar de lejos a Maxi, casi sin atreverme a mirarlo, tímida y roja sabiendo que me había alquilado. De golpe no me sentí tan bien. Como que ya no quería. Pero mi novio me volvió a hacer la cabeza, a hablarme de nosotros, de nuestra pareja, y del sexo morboso que a los dos nos gusta tanto. Mientras me chamullaba, el clona y su manoseo iban haciendo efecto. Se sentó en la cama, me apoyó la cabeza en sus muslos, y mientras sacaba la pija me dijo que me desprenda el pantalón. Me pasó un sobrecito de lubricante, para que yo lo abra con los dientes, y se untó los dedos y comenzó a dilatarme el culo mientras me cogía la boca y me decía que era una putita, que me encantaba la pija, y que eso era lo que él más amaba de mí. Que yo había nacido para que me cojan, por eso estaba en el telo con él en ese momento; que era comida de machos, un juguete sexual, y que ahora me iba a prestar un rato para que otro "nene" jugara conmigo. 
 No sé si era lo que me decía, o su verga que estaba más grande y jugosa que nunca, o la pastilla que había tomado, pero empecé a mojarme y a babearme toda, y a confirmar el morbo de mi novio asintiendo con la cabeza y gimiendo con la boca llena.
 Me tenía agarrada del pelo, hundiéndome los dedos en el culo, y yo me retorcía de placer sin poder escapar de ese sometimiento, dejando que me viole los labios y me coja con la mano. En eso, sin avisarme acabó, presionándome la cabeza para que me la trague toda. Casi acabo yo también pero su mano se frenó de golpe.

_"¿Qué pasó?, por qué te acabaste?", le pregunté jadeando.

_"Porque ya no daba más... Y vos ahora tenés que seguir. Estoy re caliente... Después de que cojás con Maxi vamos a ir a otro lado y te voy a recontra coger, putita...".

Me ordenó que siguiera chupándosela mientras sacaba el celular para mandarle un mensaje a Maxi. Eso me hizo volver la corriente por el cuerpo. Estaba lista, calentita.
 Como a los cinco minutos escuchamos tocar la puerta. Me asusté. Nos prendimos los pantalones y, mientras él se ponía la remera, yo me senté en la cama, arreglándome y tratando de recomponerme. Fue a abrirle, se saludaron y hablaron bajo; sonrieron, y mi novio salió dándome una última mirada mientras Maxi cerraba la puerta. Me saludó con un: "Hola, ¿todo bien...?", y eso me la bajó mal. Su tono era muy amable. Yo pensaba que iba a sacarla, agarrarme de la nuca y decirme: "Chupá, puta!". Pero no. Sólo se sentó a mi lado y me corrió el mechón de la cara poniéndomelo detrás de la oreja, y se acercó para darme un beso en la boca. Yo retrocedí automáticamente, como esos animalitos que siempre les pegan y no comprenden las caricias.

_"Ah, no sabía que era tan romántica la cosa...", le dije.

 Me respondió que él siempre besaba cuando hacía el amor. Y me agarró de la cintura. Sentir su mano me gustó. Me dejé chapar; él tenía aliento a cigarrillo, algo que generalmente me molesta pero yo más pensaba si le molestaría el sabor a semen que tenía en mi boca. Mi novio no me dio tiempo ni de lavarme los dientes. Maxi mandó una mano a mis tetas, y yo se la toqué por encima del pantalón. Tenía un buen bulto. Me recliné y él se me subió encima. Me desprendí el pantalón y me la agarró. Con convicción, con seguridad. Me subió la remera y me empezó a chupar las tetas. Me decía que me quería tener desde que me vio entrar. Yo sólo me retorcía y gemía mientras él me pajeaba.
Estaba muy cariñoso, muy respetuoso... Y eso me la bajaba! Se la quise chupar y me dijo que quería chupármela primero él. Yo la tenía medio flácida, y le dije que mejor me chupe la cola, que eso me encanta. Me sacó el pantalón y la bombi y ahí remontamos un poco; pero a sus lengüetazos les faltaba pasión, bestialidad, no sé, pero no estábamos pegando onda y no sabía exactamente por qué. Me di vuelta y le comí la pija. Pero sentía que estábamos tratando de avivar un fuego que no prendía. En eso me dice: 

_"¿Te gustaría tener otra pija?".
_"¿Cómo otra pija...?, le digo sin llevarle mucho el apunte.
_"Si querés que venga alguien más y te enfiestemos...".

 Me sorprendió. Y le dije que no, que ese no era el acuerdo. Y que además estaba mi novio. Aunque ahí me di cuenta que en realidad no sabía dónde me estaba esperando.
Maxi me respondió: 

_"Tu novio se fue. Le tengo que avisar cuando terminemos".

En ese momento supe lo que faltaba. La adrenalina, la violencia pornográfica a la que estaba acostumbrada. Al verme abandonada sentí otra vez esa excitación, esa efervescencia de hormonas, esa electricidad en todo el cuerpo.

_"¿Quién es alguien más...?", le pregunté con voz trémula, tragando saliva y líquido seminal. 
Pero ya lo intuía: otro conserje. Un maduro morocho de pelo blanco y barbita candado, con el que siempre cruzábamos miradas de curiosidad y deseo. Alto, duro. Con un arito en la oreja derecha y mucha facha para sus más de cincuenta seguramente. 

_"Nando...", dijo, y sentí cómo me dilaté. Estaba con miedo pero arrecha.

"¿Y ahora qué hago?", pensé. Mi novio no sabía nada de esto, pero él ya tenía lo que quería: el morbo de que yo esté con otro. Después me iba a pedir que le cuente todos los detalles e íbamos a gozar juntos por varias noches. Maxi también tenía lo que quería; me iba a coger. Faltaba yo, pero lo raro es que lo único que me calentaba, lo único que me daba esa emoción que buscaba y necesitaba, era sentirme presa de algún morboso que se aproveche de mí. Pensé en Nando como la salvación de la noche y le dije tímidamente a Maxi: "Bueno, llamalo...", sabiendo que me entregaba, que me declaraba una puta consentida.
Mientras le mandaba un audio a su amigo maduro, me arrodillé en el piso y se la empecé a comer con más ganas. Tenía el pantalón arremangado en las rodillas y los muslos chorreados de mi propio pre semen. Ya estaba en modo perra. Quería que me cojan, que me posean, que me revienten, que me rompan toda! 
Cuando tocó la puerta Nando, y entró diciendo: "Ah, bueeeno...!", se me aflojaron las rodillas y se me escapó un gemido de esos que te delatan y no se pueden ocultar. Cerré los ojos, y seguí comiendo verga para que me vea. Estuvo un ratito en silencio, observándonos, hasta que se acercó:

_"¿Qué tal la chupa esta putita, a ver...?". 

Y agarrándome del pelo me metió la suya en la boca. Yo quería demostrarle que sabía todo, que era una experta, pero me dijo:

_"Tranquila... Chupala despacito. No me gustan los petes a las apuradas.
Chupá las dos pijas, ¿a ver?...".

Le preguntó a Maxi por mi novio:

_"¿Y el cornudo...?". 

Y eso me hizo estremecer de placer. Porque mi novio no tenía idea de lo que estaba pasando.

_"Como en hora y media vuelve", dijo Maxi.

_"Uffff... En hora y media, ¿sabés cómo le dejamos la colita a esta travita, no...?".

Se la dejé pasar. Arrodillada, con el culo al aire y atragantada de pijas, no estaba en posición de iniciar un debate político. Estaba siendo lo que mi novio quería: un objeto sexual, un toy boy. Pero que dos machos extraños ne desearan y se pajearan por mí, me recontra calentaba. 

_"Bueno, bebé, subí a la cama...", me ordenó Nando. 
Salté a la cama poniéndome en cuatro como una perrita entrenada. 
El viejo me chirleó el culo y empezó a comérmelo.
Maxi también se subió a la cama; se arrodilló enfrente mío y me la hizo chupar.
Estaba gimiendo de lo más bien, con la boca llena, cuando Nando paró de lamerme. Se puso un forro, se lubricó la pija y me puso un poco de ese gel frío en el culo, y empezó a pasarme la punta por el agujerito. Al principio iba bien, estaba siendo delicado. Pero cuando la embocó se mandó de una. Y yo... me hice pis, chicos. Me meé en la cama como una nena. Qué vergüenza!!!! Me agarró de los hombros y me empujaba hacia él cada vez que me la metía. Maxi me dijo: 

_"Si tuvieras concha ya te la estaría cogiendo...".
_"Chupámela...chupámela y tomate mi lechita..", dije jadeando.

Se acostó debajo mío y empezó a chupármela. Nando me hundía sus manos en la espalda. Eran duras, pesadas, calientes. Me estrujaba los hombros. La pija me llegaba hasta la garganta. Y Maxi comiéndome era demasiado. Al ratito acabé, en su boca. Nando siguió hasta acabarme en el culo, dejándome todo el cuerpo estrujado. Se quedó un toque adentro mío, aplastándome y susurrándome al oído que por fin me había cogido, y que mi culito ahora era suyo. Cuando la sacó, el forro se me quedó adentro, colgando. Qué horror! Le dije que me lo saque, por favor. Él jadeaba, sin aliento. Yo también. Me lo sacó y, cuando me quise recostar, Maxi se puso detrás mío y me agarró de la cintura.

_"Ahora me toca a mí...!".

"Ay, no...", pensé. Yo ya estaba hecha.

_"Pero sin forro", dijo. 

No tenía fuerzas para decirle que no. Él estaba bancando todo esto, y yo igual estaba dispuesta a tomarles la leche, así que no dije nada. Sólo ronroneé y hundí la cara en la almohada. 
Después me acosté de lado y me cogió así. Prefería a Nando, con sus manos callosas, pero Maxi me apretaba las tetas y la cara y me susurraba al oído: 
_"Me acabaste en la boca... Ahora te voy a acabar en el culo...".

Y eso me hizo excitar un montón. Me empecé a pajear. Nando volvió y me la metió en la boca. Y estuvimos un rato así, los tres. Ellos metiendo sus pijas en mí y yo pajeándome como loca. Acabé primero, otra vez, y luego Maxi adentro mío. Nando se pajeó en mi boca, y todos gritamos. Tenía leche por todos lados, y se la tomé a los dos.
Me quedé recostada boca abajo, rendida. Mientras Nando se cambiaba me preguntó si tenía un plug. Le dije que sí, en la cartera. Me dijo que me lo ponga y que me lo deje ahí, que a mi novio le iba a gustar. Y que yo sólo había estado con Maxi. Con nadie más.
_"Estamos...?". Me guiñó el ojo y salió.
Maxi se quedó conmigo un ratito para despistar. Acariciándome como a una perra exhausta. No tenía apuro, estaba feliz. Me dijo que me bañe, que él se iba y le avisaba a mi novio que ya habíamos terminado. "Por ahora...".
Nos dimos un apasionado beso en la boca, y yo me entré a bañar, pensando en la locura que acababa de suceder. Se me paró y me empecé a pajear. El plug se me cayó.

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