Fotos que tomamos mi esposa y yo, tratando de darle un toque erotico
Total libertad para comentar lo que quieran
Espero sean de vuestro agrado
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A pedido de muchos... arrancamos en color
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dulces.placeres@live.com
PERDEDOR
A veces el límite entre ser un ganador o ser un perdedor es tan delgado que uno no puede percibirlo, a veces uno se siente un ganador aunque en el fondo, siempre es un perdedor, o a veces solo un golpe de suerte te hace pasar de un lado a otro en un parpadear de ojos
Para mi desgracia, mi familia era muy pobre, demasiado, y apenas pude terminar mis estudios primarios, pronto me hice a la calle, a ganarme el pan de cada día, y aun adolescente casi niño, pasaba muchas horas haciendo lo que se pudiera hacer para llevar una moneda a casa
Mi madre limpiaba casas donde tuviera oportunidad, y papá hacía de todo un poco, él había aprendido en la calle, como yo también lo estaba haciendo
Un poco así, a los golpes de la vida, el hacía reparaciones domiciliarias, un poco de pintor, un poco de albañil, cortaba el césped, podaba árboles, y siempre por unas pocas monedas
A veces me llevaba con él, generalmente cuando necesitaba ayuda, digamos un peón, así de paso, aprendía hacer lo que él sabía hacer. Papá era un buen hombre, siempre quería que yo estudiara, que no repitiera su historia, pero pobre hombre apenas podía con sus huesos
Así conocí muchas familias, gente de plata que en general no dudaban enrostrarnos su superioridad en clase social, y que nos explotaban, literal, con mucho trabajo y poca paga
Y entre tantos, Juan De Marcio, sería alguien especial en mi vida
Juan era diferente, a pesar de su status, siempre era generoso con mi papá y también lo era conmigo, yo tenía quince años, y solía peguntarme que haría con mi vida el día de mañana, él me aconsejaba, lo hacía para hacerme pensar, me decía con respeto que no era bueno que fuera un hombre como mi padre, porque siempre trabajaría para otros, pero tampoco como él, que había dedicado su vida al dinero y al trabajo, y que teniendo ya sesenta años, apenas podía disfrutar de Emiliano, su único hijo de apena cinco.
Y Emiliano era un mocosito malcriado, porque su padre, estaba más en edad de ser abuelo, y así lo criaba, a veces solo lo envidiaba, tenía todo! y yo nada...
Don Juan tenía tanto aprecio por mi persona que cuando llegué a mi mayoría de edad no dudó en ofrecerme un puesto en su empresa familiar, una fábrica de quesos y chacinados a nivel industrial
Yo no sabía mucho que hacer, pero no me faltaban ganas de aprender
En pocos años haría carrera, pero no por mis habilidades, no, sino por convertirme en el alcahuete y chupamedias de Don Juan
La verdad, me caía en gracia mi rol, no me importaba que me odiara todo el mundo dentro de la empresa, si yo era el que le llevaba todos los rumores, todos los chismes, y en poco tiempo me convertiría en su mano derecha, el viejo hacía y deshacía según yo le contaba, era sus ojos cuando él no estaba, y tenía un poder que no estaba escrito, incluso por encima de sus jefes de ocasión
Imponía respeto, y se cuidaban de mi, sabían que sus puestos de trabajo dependían de lo que yo pudiera decir
Fueron los mejores años, ganaba bien, me sentía poderoso, aunque solo fuera el bufón de la corte
También conocería a Erica, quién se transformaría en mi esposa, ella era una de las empleadas, y al igual que yo, no le importaba arrastrarse con tal de conseguir un objetivo
Ella era una chica normal, físicamente no destacaba por nada, una mujer promedio digamos, rubia por adopción, que siempre andaba con sus cabellos recogidos
Y yo me enamoré perdidamente de ella, y no por un tema de atracción física, de hecho era una enana que apenas llegaba al metro cuarenta, casi no tenía pechos y su cola era apenas decente, pero ella tenía una manera de ser que para mi era como verme en un espejo, y, además, en la cama era dinamita pura, le gustaba la pija como a pocas
Y recordemos que aunque yo me sintiera el amo del universo en ese sitio, en el fondo era un don nadie que había llegado solo por ser un gusano rastrero
Ese no era mi problema, me sentía ganador, tenía una esposa a mi altura, tenía coche, y hasta estaba comprando mi humilde casita, quien lo hubiera imaginado?
Don Juan se estaba poniendo viejo y se estaba cansando de renegar con la empresa, el decidía, pero todo pasaba por mis ojos y por mis palabras, había abandonado mi puesto en piso de planta y me había llevado a un escritorio en las puertas de su oficina, aunque yo siempre prefería andar rondando entre los obreros, la cercanía me hacía tener el rebaño bajo control
También había conseguido que Erica, mi esposa, ascendiera al puesto de secretaria gerencial, desplazando a la vieja Alicia quien ya estaba en días de cuidar a sus nietos, por quien no me temblaría el pulso para hacerla a un lado
Me sentía bien, había sido un don nadie que ahora todos odiaban y al que todos temían
Pero el tiempo seguiría pasando y las cosas cambiarían poco a poco con la llegada de una nueva persona al juego, el pequeño Emiliano
El hijo del patrón se había hecho hombre y con unos veinte años venía por todo
El, era un pedante, un fanfarrón, un tipo falso que jamás se había tenido que esforzar por nada, y poco a poco fue desplazando a su padre
Intenté congraciarme y con él, pero rápidamente comprendí que Emiliano no tenía nada que ver con su padre, odiaba los lambe botas, despreciaba a los arrastrados alcahuetes y solo sentí que cada palabra hacia mi persona era falsa, el jamás me miraba a los ojos, y me di cuenta que mis días de gloria se terminarían con rapidez
Y jugué tontamente mis cartas, fui con el viejo, intentado tener su apoyo, con la estúpida ilusión de que podría enfrentarlo a su hijo, porque era joven, inexperto, y porque no conocía a nadie
Pero Don Juan se reía, y decía como relajando la situación
Pero Guillermo, dale una oportunidad al muchacho, tienes que llevarte bien con él, se que es joven y precipitado, pero ten paciencia, al fin y al cabo él seguirá mis pasos...
Me arrepentiría de cada palabra que había salido de mi boca, porque ellos obviamente hablaban todos los días, eran familia, y yo no dejaba de ser un extraño, y no solo que no me congraciaba con el nuevo jefecito, sino que me ganaba aun mas su desprecio
En poco tiempo Don Juan apenas pasaba de tanto en tanto, a saludar, solo un par de horas, Emiliano era el nuevo al frente, llegaba primero, se iba último, hacía y deshacía a su antojo, cambiaba las cosas para ajustarlas a un presente competitivo, y también cambiaba posiciones del personal
Así me llamó a su oficina, la que era de su padre, sin dejar que me sentara me habló de costado, sin dejar de mirar la pantalla de su notebook, como si lo mío fuera secundario, y me dijo que mi nuevo rol estaría en piso de planta, como un empleado más con un poco de ascendencia sobre el resto, pero nada más, en otras palabras, me estaba tirando a la jaula de los leones
Emiliano era astuto, no gastaría un peso en una indemnización, y me ponía en un sitio intrascendente, donde no molestara, donde me harían la vida imposible, donde seguramente no aguantaría demasiado tiempo
Pero para mi, era eso o volver a ser un don nadie, solo que ahora tenía esposa, Erica...
Erica se quedaría como su secretaria personal, muy apegada a él, y ahora solo la veía desde abajo cuando caminaba por el pasillo que daba al piso de planta, siempre vestida impecable, con sus zapatitos de finos tacos, muy femenina, muy audaz
Además, el jefecito le había aumentado el sueldo, muy por encima del mío
Y también sabía que todo lo fabulaba él, se fijaba en ella por un único motivo, porque era mía...
Y también me preocupaba ella, porque sabía como era, sabía porqué se había enamorado de mi, y sabía porqué ahora podría enamorarse de él
Las cosas solo se fueron poniendo más y más turbias, Erica ya no era la misma, estaba cambiada, empezaba a mostrarse distante, distraída, empezaron las escusas en la cama y muchas veces, en discusiones de nuestro presente ella parecía estar mas de acuerdo con Emiliano que conmigo
Así un día subiría a piso de gerencia porque necesitaba una charla sincera con mi jefecito, pero no pude anunciarme porque mi esposa no estaba es su sitio, y dado que tardaba, asumí que tal vez tuviera alguna reunión importante con Emiliano
Me senté en su escritorio, tomé algunas hojas y me entretuve haciendo algunas figuras de origami, algo que alguna vez me había enseñado mi padre
Cuando la puerta del despacho se abrió, mi esposa no notó mi presencia en primera instancia, estaba encerrada en sus pensamientos, pasando el revés de su mano por la comisura de sus labios, como si hubiera terminado de saborear algo prohibido, situación que sería vidente al verme, su nerviosismo fue notorio, no sabía que decir, tartamudeaba, ni siquiera podía mantenerme la vista
Entre al despacho enceguecido, y mi jefecito estaba acomodándose el cierre de su pantalón y su cinturón, al contrario de mi mujer, lejos de intimidarse, pareció refregar la situación en mi rostro, así que reproché
Emiliano, creo que has ido muy lejos, no es necesaria tanta humillación, también te vas a coger a mi mujer?, no lo voy a permitir

Entonces su rostro se trasformó, su sonrisa se borró y en completo control de la situación respondió
Que es lo que no vas a permitir? todo esto, todo lo que te rodea, todo lo que ves, incluso el aire que respiras, existe gracia a los De Marcio, a mi padre, a mi abuelo, y ahora a mi, porque acá adentro, yo soy Dios y si no estás de acuerdo, ya sabes lo que tienes que hacer
No pude discutir mucho más, no me dio lugar, salí de su oficina, Erica parecía intrigada, la miré con desprecio, le dije que hablaríamos en casa
Y esa noche sería una de las peores noches, discutimos muy feo, es que la presioné hasta el hartazgo, la acorralé, hasta casi obligarla a confesarme lo que era notorio, que recién terminaba de chuparle la pija, y no solo eso, no era la primera vez, y además, también se la cogía
No pude dejar de recriminarle, sabía que me estaba cagando con el tipo que me hacía las de Caín, pero ella se excusó diciendo que al igual que yo, era solo una víctima de las circunstancias
Por primera vez dormiría en el sillón del comedor, y dormir es una forma de decir, porque no pude pegar un ojo en toda la noche, las cosas estaba mal, muy mal
Y solo se pondrían peor, seguir adelante con mi matrimonio y fingir un perdón para darle una segunda oportunidad, pareció no importarle a Erica, quien rápidamente de esfumaba de mi lado y parecía poco a poco transformarse en la mujer de mi jefe, evidenciando una vez mas que siempre había sido una trepadora y el motivo por el que me había enamorado de ella, ahora se me volvía en contra
Me di cuenta que mi empleo y mi esposa pendían de un hilo, era todo lo que tenía, era todo lo que me quedaba, mis pares me aborrecían, mi empleador también y solo me sentí volverme loco
Mientras más y más reclamaba a Emiliano, más y más lo sacaba de eje, y llegó el punto en que ellos eran ellos y yo era yo, estaba solo, la había perdido, y lo confirmé cuando ella me pidió el divorcio y me dijo que se iría en breve de casa
Ella era otra, ahora se enfundaba en costosos trajecitos de secretaria ejecutiva, perdía tiempo en la peluquería, en esculpirse las uñas, y en comprar costosos zapatos de finos tacos, y aunque le regalaran unos generosos veinte centímetros, simplemente ella nunca estaría a mi altura
Los choques con Emiliano se hacían más y más grandes, y cada vez mas seguidos, hasta que rebalsé el vaso, él solo se hartó de mi en una de esas discusiones en su oficina, entonces llamando a mi mujer por el intercomunicador me dijo
Sentate ahí, - señalando un rincón - yo te voy a enseñar quien manda
Erica entró y cerró la puerta, no había asombro en su rostro, en definitiva, ella era parte de todo y sabía muy bien lo que sucedía
Vení - dijo él en forma autoritaria - tu marido quiere saber quien manda
Solo la llevó a su lado, se soltó su pantalón desnudando su sexo, y mi mujer sin remordimientos, sin importar que yo estuviera presente, fue de rodillas sobra la mullida alfombra y empezó a chupársela muy rico, ella parecía ignorarme, pero él le tornaba el rostro para asegurarse de que yo estuviera viendo
Yo sabía que nuestro divorcio estaba sentenciado, que no había retorno, pero me parecía humillante que ella fuera tan puta para conmigo, no creía merecerlo, menos de ella, porque de alguna manera, ella estaba donde estaba solo por haberse cruzado en mi camino
De Emiliano no me extrañaba, sabía cuanto odiaba al que había sido el bufón de su padre, y solo lo hacía para regocijarse delante de mis narices
Después de un rato, el le dijo que se desnudara, ella lo hizo en forma obediente, y luego me dijo
Mirá ahora quien tiene el control
La llevó sobre uno se los sillones laterales, que habitualmente se usaba para reuniones improvisadas, la hizo poner en cuatro y empezó a cogerla muy rudo, tomándola por las caderas, bien profundo, ella fruncía el entrecejo y cerraba los ojos, gemía como una perra, se acariciaba los pezones y el clítoris, aunque en el fondo, lo único importante era humillarme
Yo me sentí un cobarde, porque estaba ahí mirando, inmóvil, y lo único que pasaba por mi cabeza era resistir, porque necesitaba mantener ese empleo a como diera lugar
El cambió de lugar, se la sacó de la concha y se la metió por el culo sin miramientos, como sin nada, y la hizo gritar, más por dolor que por placer, entonces la reacomodó dándole una nalgada, la tomó por los hombros y volvió a la carga
El no solo me humillaba a mi, también la denigraba a ella, porque era obvio que no le importaba nada sobre respetarla como mujer, solo la estaba usando
Y en un momento, Emiliano le acabó todo dentro del culo a la que era mi esposa hasta hacía poco tiempo
El se retiró un poco y abriéndole las nalgas con sus manos hizo que su semen empezara a escapar, le había dejado todo el culo abierto, y el líquido viscoso corrió por su intimidad, por sus labios, por toda su conchita
Ella ahora me miraba, extasiada con una sonrisa de puta que me asqueaba, él, retirándose un poco dijo
A ver, Guillermo, ahora quiero ver como la limpias con tu lengua
Que? - recriminé - yo no voy a hacer eso!
Si lo vas a hacer! porque yo te lo ordeno, porque soy tu jefe y porque necesitas el trabajo, porque eres un gusano y porque solo lo quiero ver
Intenté discutir, pero era una mierda de persona, y ahora la misma Erica parecía entusiasmada con la situación
Hice de tripas corazón, me acomodé y empecé a limpiar toda su intimidad con mi lengua, con mis labios, me daban arcadas, pero poco a poco fui tragando toda la leche tibia de mi jefe, mientras el se masturbaba a un lado congraciándose, sintiéndose amo del universo
Por si fuera poco, cuando yo estaba terminando, el volvió a la carga para eyacular por segunda vez, ahora sobre las nalgas de ella, para volver a forzarme a seguir tragando
Esa jornada terminaría con mi jefe echándome de su despacho, saldría casi escupiendo, a las arcadas, con mi orgullo pisoteado, destruido, asumiendo que más bajo no podría caer, apena llegué al baño para vomitar todo el odio que llevaba dentro
Sin embargo, una semana después, me llamaría nuevamente a la planta alta, y aunque pareciera loco, no quería subir, ya no...
No iría a su despacho, él me esperaba en la recepción, parado detrás del escritorio de Erica, ella me esquivaba la mirada, Emiliano dijo
Buen día mi querido amigo! - era un bastardo - tenemos noticias para vos, pero Erica hablará por mi
Volvía a mirar con intriga a la que fuera mi mujer, y ella evidentemente estaba incómoda, era notorio que estaba por dar un paso solo porque el la obligaba
Ella tomó una carpeta, respiró compungida y sentenció
Guillermo, estás despedido, lo siento...
Ella me extendió un cheque y siguió hablando un montón de palabras sobre términos legales que no me interesaron escuchar, ya me las sabía de memoria, si siempre era yo el que las pronunciaba
Tomé mis pocas cosas que tenía en el lugar y me marché como un perro, volvía a ser el perdedor que siempre había sido
No conseguiría un nuevo empleo, no tenía estudios, no tenía referencias, no tenía nadie que pudiera hablar bien de mi
Fui un poco vagabundo, vendiendo cualquier cosa por la calle, en las paradas de los semáforos, en los parques, donde diera lugar, medias, biromes, estampas, banderines, lo que fuera, sufrí la crudeza del frío invierno, las lluvias imprevistas de la primavera, el calor del sol de verano en mi rostro y los días grises y desabridos de otoño
Me dejé la barba el cabello largo, un poco abandonado a mi suerte, me acostumbré a las limosnas y al desprecio de la gente
Hace poco tiempo me crucé con ella, cosas del destino, lejos de esa imagen de secretaria ejecutiva que recordaba, Erica parecía una chica vulgar y corriente, había regresado a su castaño natural, su camisa blanca ahora era una remera descolorida, su pollera a media pierna ahora era un jean rotoso, y había cambiado sus zapatos de finos tacos altos por unas zapatillas baratas en rojo con cordones blancos
Mirarla nuevamente fue como verme al espejo, me dijo que después de esa mañana las cosas fueron de mal en peor con Emiliano, que ella no lo había visto venir, pero él siempre la había usado como arma en mi contra, y cuando no le fue útil, no tardó en dejarla de patitas en la calle, de la misma manera que lo había hecho conmigo
Nos despedimos con un hasta nunca, seguimos nuestros caminos, al fin y al cabo, ella también solo era una perdedora como yo lo sería por el resto de mis días
Si te gustó esta historia puedes escribirme con título PERDEDOR a dulces.placeres@live.com
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Para mi desgracia, mi familia era muy pobre, demasiado, y apenas pude terminar mis estudios primarios, pronto me hice a la calle, a ganarme el pan de cada día, y aun adolescente casi niño, pasaba muchas horas haciendo lo que se pudiera hacer para llevar una moneda a casa
Mi madre limpiaba casas donde tuviera oportunidad, y papá hacía de todo un poco, él había aprendido en la calle, como yo también lo estaba haciendo
Un poco así, a los golpes de la vida, el hacía reparaciones domiciliarias, un poco de pintor, un poco de albañil, cortaba el césped, podaba árboles, y siempre por unas pocas monedas
A veces me llevaba con él, generalmente cuando necesitaba ayuda, digamos un peón, así de paso, aprendía hacer lo que él sabía hacer. Papá era un buen hombre, siempre quería que yo estudiara, que no repitiera su historia, pero pobre hombre apenas podía con sus huesos
Así conocí muchas familias, gente de plata que en general no dudaban enrostrarnos su superioridad en clase social, y que nos explotaban, literal, con mucho trabajo y poca paga
Y entre tantos, Juan De Marcio, sería alguien especial en mi vida
Juan era diferente, a pesar de su status, siempre era generoso con mi papá y también lo era conmigo, yo tenía quince años, y solía peguntarme que haría con mi vida el día de mañana, él me aconsejaba, lo hacía para hacerme pensar, me decía con respeto que no era bueno que fuera un hombre como mi padre, porque siempre trabajaría para otros, pero tampoco como él, que había dedicado su vida al dinero y al trabajo, y que teniendo ya sesenta años, apenas podía disfrutar de Emiliano, su único hijo de apena cinco.
Y Emiliano era un mocosito malcriado, porque su padre, estaba más en edad de ser abuelo, y así lo criaba, a veces solo lo envidiaba, tenía todo! y yo nada...
Don Juan tenía tanto aprecio por mi persona que cuando llegué a mi mayoría de edad no dudó en ofrecerme un puesto en su empresa familiar, una fábrica de quesos y chacinados a nivel industrial
Yo no sabía mucho que hacer, pero no me faltaban ganas de aprender
En pocos años haría carrera, pero no por mis habilidades, no, sino por convertirme en el alcahuete y chupamedias de Don Juan
La verdad, me caía en gracia mi rol, no me importaba que me odiara todo el mundo dentro de la empresa, si yo era el que le llevaba todos los rumores, todos los chismes, y en poco tiempo me convertiría en su mano derecha, el viejo hacía y deshacía según yo le contaba, era sus ojos cuando él no estaba, y tenía un poder que no estaba escrito, incluso por encima de sus jefes de ocasión
Imponía respeto, y se cuidaban de mi, sabían que sus puestos de trabajo dependían de lo que yo pudiera decir
Fueron los mejores años, ganaba bien, me sentía poderoso, aunque solo fuera el bufón de la corte
También conocería a Erica, quién se transformaría en mi esposa, ella era una de las empleadas, y al igual que yo, no le importaba arrastrarse con tal de conseguir un objetivo
Ella era una chica normal, físicamente no destacaba por nada, una mujer promedio digamos, rubia por adopción, que siempre andaba con sus cabellos recogidos
Y yo me enamoré perdidamente de ella, y no por un tema de atracción física, de hecho era una enana que apenas llegaba al metro cuarenta, casi no tenía pechos y su cola era apenas decente, pero ella tenía una manera de ser que para mi era como verme en un espejo, y, además, en la cama era dinamita pura, le gustaba la pija como a pocas
Y recordemos que aunque yo me sintiera el amo del universo en ese sitio, en el fondo era un don nadie que había llegado solo por ser un gusano rastrero
Ese no era mi problema, me sentía ganador, tenía una esposa a mi altura, tenía coche, y hasta estaba comprando mi humilde casita, quien lo hubiera imaginado?
Don Juan se estaba poniendo viejo y se estaba cansando de renegar con la empresa, el decidía, pero todo pasaba por mis ojos y por mis palabras, había abandonado mi puesto en piso de planta y me había llevado a un escritorio en las puertas de su oficina, aunque yo siempre prefería andar rondando entre los obreros, la cercanía me hacía tener el rebaño bajo control
También había conseguido que Erica, mi esposa, ascendiera al puesto de secretaria gerencial, desplazando a la vieja Alicia quien ya estaba en días de cuidar a sus nietos, por quien no me temblaría el pulso para hacerla a un lado
Me sentía bien, había sido un don nadie que ahora todos odiaban y al que todos temían
Pero el tiempo seguiría pasando y las cosas cambiarían poco a poco con la llegada de una nueva persona al juego, el pequeño Emiliano
El hijo del patrón se había hecho hombre y con unos veinte años venía por todo
El, era un pedante, un fanfarrón, un tipo falso que jamás se había tenido que esforzar por nada, y poco a poco fue desplazando a su padre
Intenté congraciarme y con él, pero rápidamente comprendí que Emiliano no tenía nada que ver con su padre, odiaba los lambe botas, despreciaba a los arrastrados alcahuetes y solo sentí que cada palabra hacia mi persona era falsa, el jamás me miraba a los ojos, y me di cuenta que mis días de gloria se terminarían con rapidez
Y jugué tontamente mis cartas, fui con el viejo, intentado tener su apoyo, con la estúpida ilusión de que podría enfrentarlo a su hijo, porque era joven, inexperto, y porque no conocía a nadie
Pero Don Juan se reía, y decía como relajando la situación
Pero Guillermo, dale una oportunidad al muchacho, tienes que llevarte bien con él, se que es joven y precipitado, pero ten paciencia, al fin y al cabo él seguirá mis pasos...
Me arrepentiría de cada palabra que había salido de mi boca, porque ellos obviamente hablaban todos los días, eran familia, y yo no dejaba de ser un extraño, y no solo que no me congraciaba con el nuevo jefecito, sino que me ganaba aun mas su desprecio
En poco tiempo Don Juan apenas pasaba de tanto en tanto, a saludar, solo un par de horas, Emiliano era el nuevo al frente, llegaba primero, se iba último, hacía y deshacía a su antojo, cambiaba las cosas para ajustarlas a un presente competitivo, y también cambiaba posiciones del personal
Así me llamó a su oficina, la que era de su padre, sin dejar que me sentara me habló de costado, sin dejar de mirar la pantalla de su notebook, como si lo mío fuera secundario, y me dijo que mi nuevo rol estaría en piso de planta, como un empleado más con un poco de ascendencia sobre el resto, pero nada más, en otras palabras, me estaba tirando a la jaula de los leones
Emiliano era astuto, no gastaría un peso en una indemnización, y me ponía en un sitio intrascendente, donde no molestara, donde me harían la vida imposible, donde seguramente no aguantaría demasiado tiempo
Pero para mi, era eso o volver a ser un don nadie, solo que ahora tenía esposa, Erica...
Erica se quedaría como su secretaria personal, muy apegada a él, y ahora solo la veía desde abajo cuando caminaba por el pasillo que daba al piso de planta, siempre vestida impecable, con sus zapatitos de finos tacos, muy femenina, muy audaz
Además, el jefecito le había aumentado el sueldo, muy por encima del mío
Y también sabía que todo lo fabulaba él, se fijaba en ella por un único motivo, porque era mía...
Y también me preocupaba ella, porque sabía como era, sabía porqué se había enamorado de mi, y sabía porqué ahora podría enamorarse de él
Las cosas solo se fueron poniendo más y más turbias, Erica ya no era la misma, estaba cambiada, empezaba a mostrarse distante, distraída, empezaron las escusas en la cama y muchas veces, en discusiones de nuestro presente ella parecía estar mas de acuerdo con Emiliano que conmigo
Así un día subiría a piso de gerencia porque necesitaba una charla sincera con mi jefecito, pero no pude anunciarme porque mi esposa no estaba es su sitio, y dado que tardaba, asumí que tal vez tuviera alguna reunión importante con Emiliano
Me senté en su escritorio, tomé algunas hojas y me entretuve haciendo algunas figuras de origami, algo que alguna vez me había enseñado mi padre
Cuando la puerta del despacho se abrió, mi esposa no notó mi presencia en primera instancia, estaba encerrada en sus pensamientos, pasando el revés de su mano por la comisura de sus labios, como si hubiera terminado de saborear algo prohibido, situación que sería vidente al verme, su nerviosismo fue notorio, no sabía que decir, tartamudeaba, ni siquiera podía mantenerme la vista
Entre al despacho enceguecido, y mi jefecito estaba acomodándose el cierre de su pantalón y su cinturón, al contrario de mi mujer, lejos de intimidarse, pareció refregar la situación en mi rostro, así que reproché
Emiliano, creo que has ido muy lejos, no es necesaria tanta humillación, también te vas a coger a mi mujer?, no lo voy a permitir

Entonces su rostro se trasformó, su sonrisa se borró y en completo control de la situación respondió
Que es lo que no vas a permitir? todo esto, todo lo que te rodea, todo lo que ves, incluso el aire que respiras, existe gracia a los De Marcio, a mi padre, a mi abuelo, y ahora a mi, porque acá adentro, yo soy Dios y si no estás de acuerdo, ya sabes lo que tienes que hacer
No pude discutir mucho más, no me dio lugar, salí de su oficina, Erica parecía intrigada, la miré con desprecio, le dije que hablaríamos en casa
Y esa noche sería una de las peores noches, discutimos muy feo, es que la presioné hasta el hartazgo, la acorralé, hasta casi obligarla a confesarme lo que era notorio, que recién terminaba de chuparle la pija, y no solo eso, no era la primera vez, y además, también se la cogía
No pude dejar de recriminarle, sabía que me estaba cagando con el tipo que me hacía las de Caín, pero ella se excusó diciendo que al igual que yo, era solo una víctima de las circunstancias
Por primera vez dormiría en el sillón del comedor, y dormir es una forma de decir, porque no pude pegar un ojo en toda la noche, las cosas estaba mal, muy mal
Y solo se pondrían peor, seguir adelante con mi matrimonio y fingir un perdón para darle una segunda oportunidad, pareció no importarle a Erica, quien rápidamente de esfumaba de mi lado y parecía poco a poco transformarse en la mujer de mi jefe, evidenciando una vez mas que siempre había sido una trepadora y el motivo por el que me había enamorado de ella, ahora se me volvía en contra
Me di cuenta que mi empleo y mi esposa pendían de un hilo, era todo lo que tenía, era todo lo que me quedaba, mis pares me aborrecían, mi empleador también y solo me sentí volverme loco
Mientras más y más reclamaba a Emiliano, más y más lo sacaba de eje, y llegó el punto en que ellos eran ellos y yo era yo, estaba solo, la había perdido, y lo confirmé cuando ella me pidió el divorcio y me dijo que se iría en breve de casa
Ella era otra, ahora se enfundaba en costosos trajecitos de secretaria ejecutiva, perdía tiempo en la peluquería, en esculpirse las uñas, y en comprar costosos zapatos de finos tacos, y aunque le regalaran unos generosos veinte centímetros, simplemente ella nunca estaría a mi altura
Los choques con Emiliano se hacían más y más grandes, y cada vez mas seguidos, hasta que rebalsé el vaso, él solo se hartó de mi en una de esas discusiones en su oficina, entonces llamando a mi mujer por el intercomunicador me dijo
Sentate ahí, - señalando un rincón - yo te voy a enseñar quien manda
Erica entró y cerró la puerta, no había asombro en su rostro, en definitiva, ella era parte de todo y sabía muy bien lo que sucedía
Vení - dijo él en forma autoritaria - tu marido quiere saber quien manda
Solo la llevó a su lado, se soltó su pantalón desnudando su sexo, y mi mujer sin remordimientos, sin importar que yo estuviera presente, fue de rodillas sobra la mullida alfombra y empezó a chupársela muy rico, ella parecía ignorarme, pero él le tornaba el rostro para asegurarse de que yo estuviera viendo
Yo sabía que nuestro divorcio estaba sentenciado, que no había retorno, pero me parecía humillante que ella fuera tan puta para conmigo, no creía merecerlo, menos de ella, porque de alguna manera, ella estaba donde estaba solo por haberse cruzado en mi camino
De Emiliano no me extrañaba, sabía cuanto odiaba al que había sido el bufón de su padre, y solo lo hacía para regocijarse delante de mis narices
Después de un rato, el le dijo que se desnudara, ella lo hizo en forma obediente, y luego me dijo
Mirá ahora quien tiene el control
La llevó sobre uno se los sillones laterales, que habitualmente se usaba para reuniones improvisadas, la hizo poner en cuatro y empezó a cogerla muy rudo, tomándola por las caderas, bien profundo, ella fruncía el entrecejo y cerraba los ojos, gemía como una perra, se acariciaba los pezones y el clítoris, aunque en el fondo, lo único importante era humillarme
Yo me sentí un cobarde, porque estaba ahí mirando, inmóvil, y lo único que pasaba por mi cabeza era resistir, porque necesitaba mantener ese empleo a como diera lugar
El cambió de lugar, se la sacó de la concha y se la metió por el culo sin miramientos, como sin nada, y la hizo gritar, más por dolor que por placer, entonces la reacomodó dándole una nalgada, la tomó por los hombros y volvió a la carga
El no solo me humillaba a mi, también la denigraba a ella, porque era obvio que no le importaba nada sobre respetarla como mujer, solo la estaba usando
Y en un momento, Emiliano le acabó todo dentro del culo a la que era mi esposa hasta hacía poco tiempo
El se retiró un poco y abriéndole las nalgas con sus manos hizo que su semen empezara a escapar, le había dejado todo el culo abierto, y el líquido viscoso corrió por su intimidad, por sus labios, por toda su conchita
Ella ahora me miraba, extasiada con una sonrisa de puta que me asqueaba, él, retirándose un poco dijo
A ver, Guillermo, ahora quiero ver como la limpias con tu lengua
Que? - recriminé - yo no voy a hacer eso!
Si lo vas a hacer! porque yo te lo ordeno, porque soy tu jefe y porque necesitas el trabajo, porque eres un gusano y porque solo lo quiero ver
Intenté discutir, pero era una mierda de persona, y ahora la misma Erica parecía entusiasmada con la situación
Hice de tripas corazón, me acomodé y empecé a limpiar toda su intimidad con mi lengua, con mis labios, me daban arcadas, pero poco a poco fui tragando toda la leche tibia de mi jefe, mientras el se masturbaba a un lado congraciándose, sintiéndose amo del universo
Por si fuera poco, cuando yo estaba terminando, el volvió a la carga para eyacular por segunda vez, ahora sobre las nalgas de ella, para volver a forzarme a seguir tragando
Esa jornada terminaría con mi jefe echándome de su despacho, saldría casi escupiendo, a las arcadas, con mi orgullo pisoteado, destruido, asumiendo que más bajo no podría caer, apena llegué al baño para vomitar todo el odio que llevaba dentro
Sin embargo, una semana después, me llamaría nuevamente a la planta alta, y aunque pareciera loco, no quería subir, ya no...
No iría a su despacho, él me esperaba en la recepción, parado detrás del escritorio de Erica, ella me esquivaba la mirada, Emiliano dijo
Buen día mi querido amigo! - era un bastardo - tenemos noticias para vos, pero Erica hablará por mi
Volvía a mirar con intriga a la que fuera mi mujer, y ella evidentemente estaba incómoda, era notorio que estaba por dar un paso solo porque el la obligaba
Ella tomó una carpeta, respiró compungida y sentenció
Guillermo, estás despedido, lo siento...
Ella me extendió un cheque y siguió hablando un montón de palabras sobre términos legales que no me interesaron escuchar, ya me las sabía de memoria, si siempre era yo el que las pronunciaba
Tomé mis pocas cosas que tenía en el lugar y me marché como un perro, volvía a ser el perdedor que siempre había sido
No conseguiría un nuevo empleo, no tenía estudios, no tenía referencias, no tenía nadie que pudiera hablar bien de mi
Fui un poco vagabundo, vendiendo cualquier cosa por la calle, en las paradas de los semáforos, en los parques, donde diera lugar, medias, biromes, estampas, banderines, lo que fuera, sufrí la crudeza del frío invierno, las lluvias imprevistas de la primavera, el calor del sol de verano en mi rostro y los días grises y desabridos de otoño
Me dejé la barba el cabello largo, un poco abandonado a mi suerte, me acostumbré a las limosnas y al desprecio de la gente
Hace poco tiempo me crucé con ella, cosas del destino, lejos de esa imagen de secretaria ejecutiva que recordaba, Erica parecía una chica vulgar y corriente, había regresado a su castaño natural, su camisa blanca ahora era una remera descolorida, su pollera a media pierna ahora era un jean rotoso, y había cambiado sus zapatos de finos tacos altos por unas zapatillas baratas en rojo con cordones blancos
Mirarla nuevamente fue como verme al espejo, me dijo que después de esa mañana las cosas fueron de mal en peor con Emiliano, que ella no lo había visto venir, pero él siempre la había usado como arma en mi contra, y cuando no le fue útil, no tardó en dejarla de patitas en la calle, de la misma manera que lo había hecho conmigo
Nos despedimos con un hasta nunca, seguimos nuestros caminos, al fin y al cabo, ella también solo era una perdedora como yo lo sería por el resto de mis días
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