Hace poco mi marido salió de la ciudad por cuestiones de trabajo y, como no tenemos hijos, tenía la casa para mí solita. Así que llegando del trabajo me dediqué esos días a darme mis gustitos de antojitos y en general consentirme.
Pero para el fin de semana yo ya andaba muy caliente porque mi marido está fuera. Me puse el leotardo que le gusta a mi marido y después del trabajo le pedí que hiciéramos una videollamada para meterme el dedo mirándonos, pero me dijo que estaba muy ocupado. Como estaba supercaliente me quité el minivestido en cuantro entré a la sala de estar y me empecé a masturbar yo solita sentada en el sillón, pero no lograma excitarme así.
Entonces recordé que cuando era adolescente me encantaba masturbarme, pero no me metía el dedo. Solo me frotaba contra el posamanos del sillón de la casa de mi madre. Todavía recuerdo que una vez lo dejé todo embarrado de mis jugos porque tuve un orgasmo superpoderoso, y a otro día teníamos visitas y un amigo de la familia tenía su brazo puesto allí donde yo en la noche había frotado mi panocha. Él sintió como algo durito el sillón (mis jugos ya secos) y lo empezó a rascar. Sabe qué pensaría que era, tal vez que alguien había derramado alguna comida. Luego se olió la mano y puso cara de extrañado. Finalmente olió directamente el sillón y yo estaba superexcitada de que ese hombre estuviera oliendo mi panocha sin saberlo.
Pues con ese recuerdo me calenté un poco y lo empecé a hacer como lo hacía de adolescente, frotándome en el posamanos con mi leotardo negro puesto. Me empecé a excitar superrápido y tuve varios orgasmos hasta que quedé agotada. Toda sudada, y empapada en mis jugos me levanté y me senté agotada. Entonces me dispuse a irme a bañar, fui al cuarto por mi toalla y, ¡sorpresa! mi marido había llegado sin avisarme.
No solo eso, acababa de instalar unas cámaras de seguridad que le regalaron en el curso al que fue y las estaba probando cuando llegué, así que me estuvo viendo masturbarme.
Pero eso no fue todo. Resulta que al muy loco se le ocurrió la brillante idea de entrar a Dirtyroulette mostrándome mientras me frotaba en el sillón. Dice que más de una docena de hombres eyacularon en mi honor, y yo sin saberlo. Fue extraño pero también excitante saber que varios hombres me vieron. Claro, él me aseguró que no se me vio la cara en ningún momento, porque la página tiene una función para ocultar rostros.
Por otro lado, mientras yo ya estaba saciada él estaba excitado por haberme visto masturbándome, así que me hizo mamarle la verga así toda sucia y sudada, y así me cogió toda apestosita. Como siempre, me usó para saciarse y al final me echó su abundante leche en mis tetas encima de mi leotardo. Me encanta que me use así, me siento tan puta.
Pero para el fin de semana yo ya andaba muy caliente porque mi marido está fuera. Me puse el leotardo que le gusta a mi marido y después del trabajo le pedí que hiciéramos una videollamada para meterme el dedo mirándonos, pero me dijo que estaba muy ocupado. Como estaba supercaliente me quité el minivestido en cuantro entré a la sala de estar y me empecé a masturbar yo solita sentada en el sillón, pero no lograma excitarme así.
Entonces recordé que cuando era adolescente me encantaba masturbarme, pero no me metía el dedo. Solo me frotaba contra el posamanos del sillón de la casa de mi madre. Todavía recuerdo que una vez lo dejé todo embarrado de mis jugos porque tuve un orgasmo superpoderoso, y a otro día teníamos visitas y un amigo de la familia tenía su brazo puesto allí donde yo en la noche había frotado mi panocha. Él sintió como algo durito el sillón (mis jugos ya secos) y lo empezó a rascar. Sabe qué pensaría que era, tal vez que alguien había derramado alguna comida. Luego se olió la mano y puso cara de extrañado. Finalmente olió directamente el sillón y yo estaba superexcitada de que ese hombre estuviera oliendo mi panocha sin saberlo.
Pues con ese recuerdo me calenté un poco y lo empecé a hacer como lo hacía de adolescente, frotándome en el posamanos con mi leotardo negro puesto. Me empecé a excitar superrápido y tuve varios orgasmos hasta que quedé agotada. Toda sudada, y empapada en mis jugos me levanté y me senté agotada. Entonces me dispuse a irme a bañar, fui al cuarto por mi toalla y, ¡sorpresa! mi marido había llegado sin avisarme.
No solo eso, acababa de instalar unas cámaras de seguridad que le regalaron en el curso al que fue y las estaba probando cuando llegué, así que me estuvo viendo masturbarme.
Pero eso no fue todo. Resulta que al muy loco se le ocurrió la brillante idea de entrar a Dirtyroulette mostrándome mientras me frotaba en el sillón. Dice que más de una docena de hombres eyacularon en mi honor, y yo sin saberlo. Fue extraño pero también excitante saber que varios hombres me vieron. Claro, él me aseguró que no se me vio la cara en ningún momento, porque la página tiene una función para ocultar rostros.
Por otro lado, mientras yo ya estaba saciada él estaba excitado por haberme visto masturbándome, así que me hizo mamarle la verga así toda sucia y sudada, y así me cogió toda apestosita. Como siempre, me usó para saciarse y al final me echó su abundante leche en mis tetas encima de mi leotardo. Me encanta que me use así, me siento tan puta.
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