You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

La vez que fui a Buenos Aires y remplace a mi amiga puta

Historia: La vez que cubrí a mi amiga en Buenos Aires (ultra hardcore, minuto a minuto)


Llegué a Buenos Aires y ya desde el primer momento me di cuenta de que mi amiga había cambiado. El departamento estaba lleno de fotos de fiestas privadas, sobres con billetes tirados por todos lados y una energía que mezclaba dinero, placer y poder. Ella me hizo un recorrido rápido, mostrando cómo se movía en ese mundo: saludando clientes, recibiendo billetes, sonriendo como si fuera lo más normal del mundo.

—“Acá se garcha y se gana bien, che,” —me dijo mientras me servía un trago.

Yo estaba nerviosa y fascinada. Esa noche fuimos a un par de fiestas privadas: luces bajas, música fuerte, hombres y mujeres impecablemente vestidos, brindando, fumando, pasando billetes, y mi amiga moviéndose con naturalidad, confiada, provocadora. Yo observaba todo, excitada y un poco mareada.

Al día siguiente, me confesó que tenía un cliente grosso y no podía ir. Me miró con súplica:

—“Che, ¿me cubrís? Es tranqui… y te juro que vas a disfrutar. Solo dejate llevar.”

Acepté, nerviosa y excitada.

El tipo me esperaba en un hotel elegante, con whisky en mano y una sonrisa confiada. Apenas crucé la puerta, me tocó la pierna y subió despacio sus dedos por mi falda hasta mi bombacha, que ya estaba empapada.

—“Sos novata, ¿eh? No te preocupes… te voy a enseñar cómo se garcha,” —me susurró mientras bajaba mi bombacha despacio.

Yo dudé un instante y le dije:
—“Che… no tomé nada, estoy cuidándome por el embarazo.”

Él sonrió, casi burlón, y contestó:
—“Tranqui, putita… igual te la voy a garchar por el culo, vas a ver cómo te gusta.”

Detrás del vidrio transparente, algunos de sus amigos nos miraban, pero yo asentí, excitada, lista para entregarme a la experiencia.

Primero me besó el cuello, luego recorrió mis pechos y pezones con sus labios y lengua. Me tomó del culo, me apoyó sobre la cama y empezó a penetrarme anal con firmeza. Yo jadeaba, arqueaba la espalda, temblaba, y sentía cada empuje como un descubrimiento nuevo.

Los otros se acercaron y empezaron a tocarme por turnos: uno metía los dedos dentro mío, otro me besaba sucio y escupía en la boca, otro acariciaba mis pechos y espalda. Yo gemía, movía las caderas, me mordía los labios, excitada por la mezcla de vergüenza y placer, perdida entre sensaciones nuevas y prohibidas.

—“Mirá cómo te mojaste, putita… te gusta que te toquen así, ¿no?” —me susurraba mientras me garchaba anal cada vez más fuerte.

Mi cuerpo reaccionaba sin control, excitado, mojado, temblando, deseando más. Me dejaba llevar, explorando cada roce, cada beso, cada caricia. El placer era intenso, ardiente, adictivo.

Después del primer encuentro, me quedé desnuda varias horas más con ellos, cada uno tocándome, besándome y garchándome a su manera. Se había normalizado: mi cuerpo respondía sin reservas, excitado, excitante, gozando de cada caricia, cada dedo, cada empuje, cada beso sucio.

Cuando finalmente terminó, todavía temblando y con la bombacha empapada, le conté todo a mi amiga:

—“No sabés… fue mi consagración como puta. Nunca me sentí tan viva, tan deseada, tan sucia… y me encantó,” —le dije entre risas, jadeos y un cosquilleo que me recorría todo el cuerpo.

Ella me abrazó, orgullosa de cómo había manejado todo. Yo entendí que había descubierto un lado de mi sexualidad que no sabía que existía: intenso, prohibido, excitante… y completamente adictivo.
La vez que fui a Buenos Aires y remplace a mi amiga puta

3 comentarios - La vez que fui a Buenos Aires y remplace a mi amiga puta

sumiso_ +2
Que lindo ser tu novio y que llegues a casa a contarme todo a mi y no a tu amiga.... aunque te embarecen jaja
Royito49 +1
Que puta hermosa un saludo a tu amiga +10