PRIMERO QUIERO AGRADECER A @draninfomana por haberme dejado usar fotos suyas para darle más vuelo a este relato.

Buenas noches, mí nombre es.. bueno, no importa mí nombre. Soy doctora, casada y sin hijos, trabajo en una reconocida clínica de Buenos Aires como jefa de piso, es por este mismo reconocimiento, que tengo un consultorio privado y particular. Mí marido es un reconocido neurólogo, y también es jefe de piso en una reconocida clínica, aunque la mía es mejor. Poniendo todo esto en contexto, ya se darán cuenta el porque no tenemos hijos, aunque nos llevemos bien y nos amamos mucho, prácticamente no nos vemos, nos pasamos muchas horas trabajando. Cuando estoy en mí casa, aprovecho para hacer ejercicio y no ser tan sedentaria, cabe aclarar que aunque no sea tan joven, me mantengo bastante bien. Esto ocurrió un día viernes, cuando yo había estado en mí casa desde la noche anterior, sin mí marido, me desperté temprano, hice algunos mandados, y regrese,ese día me sentía con un buen ego, me puse unas calzas un top, me mire al espejo y me sentí muy bien, me sentía linda, pero cuando llegue al gimnasio confirme mí pensamiento y además añadí otro, me sentí deseada, varios hombres clavaban su mirada en mí culo que estaba bastante parado y redondo con mí calza, y mis pechos en top, lo acompañaban bastante bien. Sentí un poco de fuego por dentro, regrese a mí casa, me duche y debo confesar que me acaricie un poco, bajo el agua caliente, anteriormente a irme al gimnasio, había preparado mí ropa para ir a mí consultorio privado, vi la ropa interior que había elegido y decidí cambiarla, en vez de lo clásico y para nada sexy, urge en el cajón,hasta que encontré una lencería color roja,que me había comprado meses atrás y estaba esperando el momento para estrenarla, es de esas que son un poco transparentes y tienen algún lindo detalle.
Si me apuraba, y mí marido salía a horario de su trabajo, teníamos al menos 1 hora, para ir a algún telo y poder tener algo de sexo, que no venimos teniendo practicamente. Asique decidí tomar la iniciativa, y le mandé algunas fotos, para que me diga cómo me quedaba, le mandé una ubicación, y le dije que lo esperaba a cierta hora, para darle el servicio que necesitaba, es decir, me hice la puta-paga o prostituta.





Se calentó, como esperaba, y me mandó una foto de su pene y me mostraba sus huevos, me decía, que los tenía llenos y necesitaba vaciarlos.
Me pinte los labios color bordo, es un color medianamente sobrio, pero si lo acompañas con una lencería, queda muy bien, recuerden que tenía que ir a mí consultorio después, y un color rojo pasión, hubiera quedado muy provocativo, no me parecía acordé para ir a mí trabajo más tarde.
Me puse unas botas altas, hasta abajo de las rodillas, y solo por encima de la lencería, un tapado que combinaba con las botas elegidas. Arme un bolsito con ropa para irme al trabajo después del encuentro, pollera tipo minifalda engomada, y una remera ajustada blanca.
Llegue al lugar, a la hora indicada, y espere en mí auto, le mandé un mensaje a mí “Cliente” y le dije en qué auto me encontraba, como para reafirmar el roleplay que había propuesto.
Me respondió que aún seguía ocupado y que tardaría unos minutos.
Yo sabía lo que quería, lo tenía claro. Quería que me coja como si fuera una puta, por todo este tiempo que no tuvimos intimidad.
Yo ahí me encontraba todavía en el auto, empecé a acariciarme, con mucho cuidado que nadie me vea, solo abrí apenas las piernas y tocaba mis labios por encima de mí lencería, que provocaba aún más, un fuego interno, me termine mojando los dedos, y le mandé una foto de ellos, le puse: “Ya no aguanto más, vení a cogerme, como la puta que soy”.
Yo esperaba un mensaje, fogoso, atrevido y que me siga calentando aún más todavía, y por el contrario, recibí otro con amor. “Perdón mí amor, no puedo irme, está una locura este hospital, no puedo dejarlos solos”. Seguido de “Te prometo que te lo compensaré en algún momento”.
Ese último mensaje desató furia en mí, como podría decirme “en algún momento”, después de todo lo que hice, me iba a quedar caliente hasta que el, pueda coger a su esposa ? Se que tenía responsabilidades, conozco el trabajo, pero yo también tenía las mías, y el nunca las estaba satisfaciendo, al final, creía que debía haber aceptado alguna que otra invitación en doble sentido, que me han hecho varios del gimnasio, o meterme en los vestidores con alguno, cuando solo quedábamos 2 en el gimnasio, por la hora, y porque ya habían cerrado sus puertas para que no entre nadie más. Pensé: “tengo tres opciones, o separarme, o ser infiel o que abramos la pareja” no tenía ninguna más, esto ya era una conversación constante, de que no cumplía con su mujer, y ya estaba cansada de sus promesas, encendí el auto y me fui a mí consultorio.
2DA PARTE
Una vez en el consultorio, ya se encontraba mí recepcionista, una linda chica de 22 años, pelirroja, con pecas, simpática y muy buenas curvas. Tampoco soy tonta para elegir, se que aparte de la atención que de el profesional en el consultorio, nunca está de más tener a alguna recepcionista o secretaria, con este tipo de características, suma bastante.
Me miró un poco sorprendida por el atuendo que tenía, aunque solo podía ver mis botas, un poco de mis piernas, mí tapado y mí boca pintada. Seguramente si hubiera tenido el tapado abierto, y dejaba a la vista mí lenceria, creería que no sería yo.
Le consulte, cuántos pacientes tendria que atender hoy, a lo que me respondió que solamente había 3, y el primero tenía turno hasta dentro de 1 hora, y entre el primero y segundo, habría 1 hora de diferencia, y con el último solo media hora, esto paso porque doy turnos de media hora aprox con cada paciente, para dar una mejor atención, ya que siendo realista, cobro bastante caro. Asique le propuse tomar un café, mientras esperaba al primero, y si para cuando el llegara no había llamado nadie para pedir un turno, le daría lo que resta del día libre, era innecesario que estemos las 2, además de que tenía una mezcla de enojo y calentura, que prefería tener una tarde sola, se puso contenta, el día estaba lindo y me dijo que tenía ganas de ver a sus amigas en una plaza y tomar mates al sol, me alegre por ella y le propuse que solo espere al primero, para recibirlo y se retire, porque debía acomodar un poco el consultorio, y así ella solo tendría que recibirlo, era mentira, tenía que ponerme ropa, seguía aún casi desnuda, debajo de ese tapado.
De la recepción, fui a mí despacho y cerré la puerta. Deje el bolso en mí escritorio, me pare frente a un espejo , deje caer mí tapado, y ahí estaba yo, con una lencería roja, nueva y prácticamente transparente, que rabia que sentía, que desilusión, me sentía tonta de haberme dejado llevar por la calentura del momento y hacer todo lo que hice por el idiota de mí marido, pero eso no iba a quedar así, ya tenía las 3 opciones que había pensado, y nada me correría de ese pensamiento, agarre mí teléfono y me hice una auto sesión de fotos hot, solo para tenerlas, las últimas ya tenía la chaqueta de médica puesta, pero aún sin abrochar y sin pollera, para que en las fotos de espalda, se vea un poco más, que la mitad de la cola.
Llego el primer paciente, ya estaba lista para mí trabajo.
Mí recepcionista Samantha, golpea mí puerta.
Samy: Doc, llego el primer paciente.
Yo: Decile que pase por favor.
El paciente ingresa al consultorio, le digo que se ponga cómodo, y salgo a la recepción.
Yo: Samy, anda a disfrutar el día tranquila, yo me ocupo desde ahora.
Samy: Muchas gracias doc, nos vemos la semana que viene, que tenga buen fin de semana.
Yo: Gracias igualmente, disfruta.
En mí interior predecía que no iba a tener un fin de semana, tan divertido, ni tampoco la iba a pasar tan bien como ella.
Vuelvo a entrar al consultorio, con una caminata algo diferente en mí, paso por al lado de mí paciente y miro sobre mí hombro, veo su mirada clavada en mis nalgas y mis piernas. Deje que se deleite un poco más y fui hasta un mueble detrás de mí escritorio, buscando unos guantes y algunas cosas más, que siempre tengo a mano en el cajón del escritorio, y que por supuesto, en ese momento había, solo que me decidí a dejar volar su imaginación, y yo la mía.
Después de sentarme en el escritorio y preguntar sus datos personales y el motivo de la consulta, le digo que se siente en la camilla, y se saque la remera, era un muchacho de 25 años, con un cuerpo morrudo, cada cosa que le preguntaba o hacia, tomaba nota en un papel, teniendo que agacharme un poco y apuntando mí cola hacia el.
La consulta termino, acompañe al muchacho hasta la puerta, puse una mano en su hombre, le di un beso en el cachete con una sonrisa, y le dije adiós.
Al contrario de lo que pensaba que iba a ocurrir con el enojo que tenía, la calentura, no se iba de mí mente, y menos aún, de mí cuerpo.
Mientras esperaba al segundo paciente, le mandé un mensaje a mí marido, y le dije las 3 opciones que tenía. Si respuesta fue, como era de esperarse, que iba a cambiar. Yo estaba decidida, y un poco excitada, asique le repetí las opciones que tenía.
El: Mi amor, no me quiero separar de vos, por favor perdóname.
Yo: tenés 3 opciones.
El: No quiero perderte, no quiero separarme. Tampoco quiero abrir la pareja, yo solo quiero estar con vos.
Yo: Entonces no me dejas opción, vas a ser cornudo.
Y le envié una de las fotos, que me había sacado en el consultorio.
El teléfono siguió sonando de mensajes y de llamadas de mí marido, pero sin leer todo lo que me estaba escribiendo le respondí, estoy esperando a mis pacientes, no me molestes ahora. Silencie el celular y lo dejé ahí.
Segundo paciente, un poco más joven que el primero, no llegaba a 20 años, pude darme cuenta rápido que le guste, es un chico, está con las hormonas a full, y seguramente, cualquier mujer que se le acerque vestida un poco fuera de lo común y con buenas curvas, hace que su corazón lata muy fuerte.
Implemente la misma táctica que con el primero, darle el gusto de mirarme bastante de espaldas, y varias veces agachandome para escribir. Cuando estuvo en cuero, le elogie la espalda, sus pectorales y sus fornidos brazos, se ve que iba al gimnasio hace unos meses, y tenía una peculiaridad que me vuelve loca, se le resaltaban las venas, y eso me prendía. Asique le acaricie bastante los brazos y sentía como mí lencería, se iba mojando poco a poco. Tuve que despedirme de el rápidamente, porque tenía miedo de que se me fuera de las manos la situación, y como con el primero, un beso en el cachete y una mano en el hombro. Aunque este joven, mucho más atrevido que el anterior, puso su mano en mí cintura, justo unos centímetros arriba de la cola, y cuando se dio vuelta para irse, su mano rozó apenas mis nalgas.
Esto ya no daba para más, necesitaba tener sexo urgente. Fui a mí consultorio, en la computadora empecé a ver las fotos que me había sacado, creía ver a otra persona, no era yo. Después puse un poco de porno, subí un pie al escritorio y empecé a tocarme, subiendo más y más el ritmo, tuve que sacarme la tanga, nosé ni dónde la dejé, estaba toda empapada y yo seguía auto satisfaciendo me, como una adolescente descubriendo su sexualidad.
Me frotaba el clítoris, me metía dos dedos, me acariciaba el ano por arriba, y volvía a mí concha mojada, estaba en la mejor parte, faltaba tan poco, pero escuché algo, el timbre, era mí tercer y último paciente.
Casi se me sale el corazón, me puse nerviosa, no sabía que hacer, solo atine a decirle “Un momento por favor”. Intenté abanicarme la cara con las manos para bajar un poco, respire, me acomode la ropa, ya me creía lista, asique fui a abrirle la puerta.
Le veía cara conocida, era un hombre de unos 45 años, en algún lado lo vi.
Pasamos al consultorio, hice un poco lo mismo que con los otros dos. Le di la espalda unos momentos y hablándole, gire mi cabeza un poco y efectivamente tenía sus ojos puestos en mí pollera.
Era la primera vez que venía, asíque completamos su ficha médica y me dijo.
Nico: Usted ni me registra no ? Somos vecinos, va no tan vecinos, vivo a unas dos o tres cuadras de su casa. Varias personas me recomendaron venir a verla, dicen que es muy buena.
Yo: De algún lado, se me hacía familiar su cara, alguna que otra vez nos cruzamos haciendo compras o por el barrio entonces.
Nico: Si varias veces, la verdad.
Yo: Queda lejos el consultorio, desde donde vivimos, cuando algún vecino quiere atenderse, no los hago venir hasta acá, si los conozco, los atiendo en mí casa, porque no fue allá ?
Nico: No quería ser atrevido, me pareció lo mejor venir acá, al menos, la primera vez.
Continuamos la charla médica, y por sus dolencias, debia revisarlo completo. Le pedí que vaya a la camilla, y se quede solo en ropa interior, como era una persona conocida y que, posiblemente después atienda en mí casa, no iba a seguir el juego de mostrarme un poco más, agachandome para escribir y parando la cola, como lo hice con los otros dos. Pero debo admitir que tenía un buen cuerpo, tenía 31 años y su ropa interior, estaba bastante rellena, asique cambie de opinión, e iba a seguir con ese juego, solo un poco más.
Tuve el presentimiento que me estaba olvidando de algo, pero no le di importancia. En un momento, se agachó para agarrar algo del piso, no llegue a ver qué era, seguí con mí juego, parando un poco la cola, escribiendo. Hasta que llegó el momento que le tuve que pedir, que se bajará el boxer, debía revisarlo realmente, pero también quería hacerlo.
Me senté en un banco pequeño, para revisar más cómoda y me acerque la libreta, estaba algo peludo, no tanto, como para notar que era descuidado, pero tampoco era de los que se depilan, no me molestaba, de hecho me gustaba, así tiene que ser un hombre, en mí opinión. Tenia sus testículos con mí mano izquierda, mientras que con la derecha escribía. En un momento me hace una pregunta, a lo que respondí sin mirarlo.
Nico: Atiende mujeres también ?
Yo: Si, atiendo ambos sexos.
Nico: Hoy atendió alguna ?
Yo: No, hoy solo lo tuve a usted, y dos chicos más, bastante tranquila la tarde.
Nico: Entonces, esto es tuyo.
Cuando levanté la cabeza, vi que en su mano tenía mí tanga roja, colgando en sus dedos, y se la llevo a la nariz, mirándome fijamente a los ojos.
Me quedé atónita, sorprendida, titubie, no sabía que decir. Aleje mí mano, de sus partes. A lo que él me dijo.
Nico: Me estás provocando desde que llegué, parando el culo, y agachándote, y se que la tanga es tuya, porque se te trasluce el corpiño rojo.
No sabia que decir, me quedé absolutamente en silencio, no caía en lo que estaba sucediendo.
Nico: Está bastante mojada, parece que te estuviste tocando, te habías preparado para alguien y te dejo plantada ?
Intenté levantarme de un salto, estirando la mano para agarrar mí tanga, diciendo al mismo tiempo “dame eso”. Interrumpió mí salto, poniendo su mano en mí cabeza y con algo de fuerza, me volvió a sentar en el banquito.
Nico: Quédate quieta ahí (dijo con voz firme), quédate tranquila que te lo voy a dar.
Nosé porque, pero me empecé a mojar, automáticamente. Me agarró la mano con la que anteriormente estaba examinando sus testículos y me ordenó que se los vuelva a agarrar. No dije una palabra, hice caso. Baje la vista, pero tampoco me dejó.
Nico: Mírame. (Me dijo firmemente de nuevo) Masajeame bien los huevos, que lo venías haciendo bien.
Mientras seguía oliendo mí tanga, tenía una mirada morbosa, que prácticamente, nunca la vi en nadie. Y menos en mí marido. Toma me dijo, y me tiró la tanga en la cara, ponetela de nuevo, ahora te vas a desvestir despacio y muy sexy para mí.
Intenté pararme al mismo tiempo de decirle que no.
No hubo caso, hizo lo mismo que la anterior vez, y me sento en el banquito.
Nico: No te estoy pidiendo, ni preguntando. Te lo estoy ordenando, puta.
Por dentro mío, necesitaba un macho así, me moría de ganas, era lo que quería. Ese mediodía habia querido jugar ese juego con mí marido, ser su puta, y el se lo perdió. Había una diferencia con mí paciente, el no estaba jugando.
Me pare, y sin decir una palabra me aleje unos metros, y empecé a ponerme la tanga, mirándolo fijamente.
Yo: Ya está, listo.
Nico: Todavía no, esto quiero disfrutarlo, pone algo de música, me vas a hacer un streep tease.
Empecé a caminar, hasta mí escritorio. Vení, me ordenó. Me acerque a el, y me dijo.
Nico: Hace un rato, me parabas el culo, para calentarme “sin querer”, y ahora caminas así ?
Camina como la puta que sos.
Al darme vuelta, recibí una nalgada, me dolió, pero me gustó. Camine, puse música, y el se sentó en una silla, me señaló que me quede entre el escritorio y la camilla, y empecé a darle el show.
El ya estaba desnudo, un poco recostado, con las piernas abiertas y ambas manos sobre sus rodillas.
Bailando despacio, me desabroché la camisa, me pidió que me saque la remera que tenía debajo, y que me quede con el corpiño y la chaqueta, así lo hice, sin protestar, la dejé abierta, me acariciaba los pechos, la panza, y solo nos mirábamos.
Nico: Date vuelta, apoyate en la camilla, mírame y pégate en el culo.
Primero sobre la pollera, nalga derecha. Con un gesto, me recordó que tenía otra nalga, que no debía descuidar y así lo hice, cambie a la izquierda.
Nico: Sacate la pollera, y seguí nalgueandote. Quiero que te quede el culo rojo, como tu tanga, puta.
Intentaba mantener la calma, pero ya no daba más de excitada.
Nico: Tanto te hiciste la puta, y ni siquiera me estás haciendo parar la verga. Hacelo mejor, no me hagas perder el tiempo.
Empecé a mirarlo mordiéndome el labio, sacando la lengua, pasando mis dedos entre mis nalgas, golpiandome más fuerte, no me conocía, aunque tenía lencería y pensaba que podía ser una puta, la vara estaba baja para el, si hubiera sido mí marido, ya hubiera estado a punto de acabar, el prácticamente, no se inmutaba, debía ser mejor, tenía que mejorar para mí nuevo macho, de lo contrario no obtendría el sexo que tanto deseaba.
Tenía las nalgas rojas ya, pero no me importaba, solo seguía, por el. Estaba dispuesta a hacer todo lo que me pida.
Nico: Vení, ponete acá. Señalando el piso delante suyo, entre sus piernas. Pero vení gateando.
No podía esbozar una palabra, solo podía obedecer, no podría describir ese sentimiento.
Cuando llegue al lugar indicado, tuve el acto reflejo de quedarme arrodillada, agarré su pene y abrí la boca. Sentí una cachetada, no fue despacio, ni tampoco tan fuerte como para matar el momento, solo fue firme, a modo de corrección, aunque si me hubiera dolido más, no me hubiese importado.
Nico: No te ordene que hagas eso.
Puso su mano cerca de mí boca, y me dijo que se la escupa, no podía entender para que, me descolocó, se ve que lo pensé mucho, porque me dio otra cachetada. Inmediatamente mirándolo a los ojos escupí en su mano, y se la paso por el pene, volvió a hacerme el mismo pedido pero sin hablar, y ya entendí que debía escupirle la mano, me estaba domesticando, está vez fue para sus huevos. Y se acariciaba todas sus partes, se apretaba los huevos, subía por su pene, que se iba poniendo más duro de a poco. Y yo seguía ahí arrodillada, sin darme cuenta, relamiéndome, mirando lo que hacía y volvía a mirarlo a los ojos, como pidiendo permiso, aún no lo tenía, debía seguir esperando.
Nico: Te gusta ?
Yo solo asenti.
Nico: Te dejaron con las ganas hoy, no putita ?
Volví a asentir.
Nico: Yo te voy a sacar esas ganas, como soy bueno, te voy a prestar mí verga un rato. Pero con la condición, de que seas mí puta sumisa. Hacemos el trato ?
Yo: Si, por favor. (Fueron las primeras palabras que pude decir, tras varios minutos)
Nico: Decime que vas a ser mí puta sumisa, y que yo soy tu amo.
Yo: Soy su puta sumisa, y usted es mí amo.
Nico: Ahora para que no queden dudas, agarra mí pija. Decile eso a la cámara y cometela entera.
Yo: No, cámara no, por favor.
Nico: Nadie lo va a ver, te lo prometo. A menos, que no cumplas tu parte del trato.
Ya no me importaba nada, no pensaba en nadie, solo quería tener esa pija en la boca. Se la agarre con fuerza, saco su celular y lo puso en modo video, cuando estuvo listo, asintió. Y le dije a la cámara, mirándola fijamente como si fueran sus ojos.
Yo: Soy su puta sumisa, le pertenezco. Y usted es mí amo.
Estaba tan deseosa, que abrí la boca, y le pase la lengua desde abajo de los huevos, recorrí todo el tronco de su pija, llegue hasta la punta de la cabeza y de un solo movimiento, me la metí entera en la boca, o al menos, eso intenté. Para lograrlo, me faltaban al menos poco más de 4 dedos míos, no parecía tan grande o tal vez mí garganta no estaba acostumbrada, pero tal vez con el, pueda hacerlo.
Así estuve un tiempo, chupando con tanta saliva como pudiera, notaba que eso le gustaba, de a poco, iba descubriendolo, empezaba a cumplir mí función, darle placer. Me agarró del pelo con la mano izquierda, y me ayudo a que pueda comerme su pija entera, en ese momento me dijo.
Nico: Ya volvieron a estar blancas esas nalgas, a mí me gustan rojas.
Una, dos, tres, cuatro nalgadas, alternando entre la izquierda y la derecha. Así está mejor puta, me dijo.
Al mismo tiempo que tenía en su mano mí pelo, se paró sin aviso, levantandome del piso a tironiadas de pelo, me hizo darle la espalda y de un empujón me tiró contra mi escritorio, haciéndome apoyar las tetas en el.
Nico: Para el orto ahora puta, como lo hiciste antes. Y abrite las nalgas con las manos.
Lo hice sin protestar, sin decir ni una palabra, ni siquiera me queje por haberme levantado del suelo como lo hizo, ni por tirarme contra el escritorio. Me corrió la tanga y paso su lengua repetidas veces, desde mí vagina, hasta mí ano, parando de vez en cuando en alguno de los dos, para hacer movimientos circulares con su lengua en mí ano, y de arriba hacia abajo en mí vagina. Empezó a meter su lengua lo más profundo que podía en mí cola, por dios, quería agarrarlo de los pelos y empujarlo más adentro, pero era un atrevimiento que no podía hacer, el mandaba.
Se paró atrás mío, y agarrándose la verga, me la pasaba por ambos lugares, ya no me importaba dónde, quería que eligiera uno, y simplemente sentirlo dentro mío.
Nico: Te gusta ? Querés que te meta la verga un rato ?
Yo: Dale, metemela, no me hagas esperar más.
Nico: Háblame con respeto, soy tu amo, y vos mí puta. (Nalgada, que está vez si me dolió. Me puso en mí lugar) Pedime por favor.
Yo: Me encanta su verga, cojame, se lo pido por favor y hágame su puta personal.
Nico: Ya sos mí puta personal, esto recién empieza.
Creo que los dos, ya sabíamos eso y me lo termino de confirmar. Después de esas palabras, estaba recordando lo que le dije, pero de repente, sentí un alivio y solté un quejido “ahhh”, estaba dentro mío, oficialmente era su puta. Empezó un vaivén, con un movimiento de cadera, que al chocar contra mis nalgas, no quedaba un centímetro de su miembro, fuera de mí, agarrándose de mis hombros para afirmarse.
Después de un rato, me di vuelta, para pedirle que siguiera. Pero había sacado su verga de mí, se agachó, abrió mis nalgas con ambas manos, y me empezó a comer el orto, todo lo que hacía, me encantaba, me escupió dos veces, se paró, y de un solo movimiento, ya tenía su pija dentro mío de nuevo, pero está vez, con una mano me agarraba del pelo y con la otra, usaba su dedo pulgar para Masajear el ano.
Cómo pude, deslice una mano por debajo de mí cuerpo, para poder llegar hasta el clítoris, cuando lo logré me sentía en el cielo, exaltada de placer. Mí amo se dio cuenta, y solo largo una sonrisa, pícara, lujuriosa. Sentí otra nalgada y nosé en qué momento subió un pie sobre mí escritorio, y aunque creía que ya no podía, entro más profundo. Me agarró la mano que tenía libre y la llevo hasta mí culo, dándome la orden sin hablar, que debía abrir mí cola, y lo sentí más profundo aún. Estaba hecho un animal arriba mío, me daba sin piedad, por la posición y por agarrarme del pelo, me golpiaba de vez en cuando la cara contra el escritorio, no me importaba nada. Y así, después de un rato, aguantando sus embestidas, acabe. Solté mí culo y dejé de tocarme el clítoris, solo me quedé echada sobre mis tetas en el escritorio, el salió de encima mío y volvió a la silla, me contemplaba desde ahí, nunca en mí vida estuve tan mojada, por suerte me dejo unos minutos, para que disfrute el orgasmo obtenido y pueda recuperarme.
Cuando pude reincorporarme, tenía el pelo enmarañado y una sonrisa de oreja a oreja, pensé que ya se terminaba, pero me equivoque. Lo que crei que era una especie de juego de roles amo/puta, no era tan así, el estaba más escalones por encima de lo que yo creía, y deseaba que sea su puta sumisa realmente, no tenía ganas de contradecirlo, y como la había pasado tan bien, creo que era buena idea ver hasta donde podía llegar.
Con una mirada me ordenó, que me arrodille como antes delante de él. Y empecé a practicarle un sexo oral diferente al primero, aquel había sido más bruto, en cambio este era como si le estaría besando la boca, lento, con mucha lengua, profundo y caliente. Mis besos iban desde la puta de su verga, hasta los testículos, que en varias ocasiones alternando entre uno y otro, los metía enteros en mí boca. Y aunque me había vuelto a agarrar el pelo de una forma firme, está vez solo parecía que era para acompañar los movimientos de mí cabeza y que el pelo no se meta en el medio, ni dificulte el momento.
Levantandome del brazo, me pidió que gire, mí culo quedaba justo a la altura de su cara, y no se quedó con las ganas, me dio un Tarascón en la nalga izquierda que me dolió y una nalgada en la derecha, dándole la espalda me senté sobre el, introduciendo su pija lo más profundo que podía, y haciendo movimientos circulares, que ayudaban a que recorra todo mí sexo por dentro, para lograr darle todo el placer que necesitaba. Me empujó hacia adelante, estaba claro que quería deleitarse con la vista de mí culo, asique le di el gusto, mientras volvía a masajear mí ano con su dedo pulgar, y, de vez en vez metiendo una falange de forma juguetona, hasta que lo introducía por completo.
Ya no recordaba la sensación que se sentía, tener un dedo jugando en la cola, osea, bueno.. un dedo que no sea el de una misma. Me empujó levemente hacia arriba, para poder sacar su verga de mí, se puso un poco de saliva en la cabeza, y me estaba haciendo bajar despacito, sabía lo que quería, era inevitable, sentí una presión sobre mí ano, era la cabeza de su verga, quería hacerme la cola. Y a esta altura, ya no tenía forma de decirle que no, a nada. Ni siquiera era un pedido, el ordenaba y yo ejecutaba la acción requerida.
Así fue, como poco a poco, fue abriendo mí ano. Por suerte estaba dejando que pueda acostumbrarlo, con movimientos suaves, hasta que empecé a darle unos sentones, aumentando el ritmo y la fuerza progresivamente, haciendo sonar mis nalgas con sus caderas. Mientras el se deleitaba mirándome el culo, agarrándolo, dándome alguna que otra nalgada, sosteniendo mis tetas, tocando mí clítoris, estaba en un momento de placer absoluto, prácticamente todas las partes de mí cuerpo estaban siendo estimuladas, hasta con pequeños pellizcos en los pezones.
Me arrodille y está vez, masturbandolo, le chupaba los huevos, cada vez más fuerte, quería comerlos, era un sabor exquisito.
Yo: Que hinchados y duros, tiene los huevos.
Nico: Estoy acumulando leche para vos, ya vas a ver.
Me levanto, y me senté sobre el, de frente, otra vez, por la cola. Nosé en qué momento, ni como lo hizo, ni como llegue a estar así. Pero con toda su verga dentro de mí orto, me levanto ambas piernas, de modo que la parte de atrás de mis rodillas, quedaron en el doblez de sus codos, y sus manos agarrándome las nalgas, aunque lo intentará, en esta posición, el tenía el mando real, y para no caerme, con las dos manos me sostenía de su nuca.
Me hacía mover con movimientos circulares sobre el, alternaba hacia adelante y atrás, hasta podía levantarme unos centímetros y dejarme caer, esto hacia que cada vez ,se me dilatara más el orto y tenga más placer, me estaba abriendo completa.
Empezó a aumentar su fuerza, y lo sentía más profundo, más duro, me daba ganas de acabar de nuevo, ya veía venir, que me iba a llenar la cola de leche, y no podía esperar más.
Cómo pude, e intentando hacer una fuerza descomunal para no caerme, solté una mano, me escupí los dedos y empecé a frotarme el clítoris, desaforadamente, quería acabar yo también, junto a mí macho, sentía la necesidad de ayudarlo, para que se vacíe completo en mí, asique mientras más fuerte me tocaba, le empecé a hablar, de frente, mirándolo a los ojos, y trate de sacar la peor cara y voz de puta que podía.
Yo: Me quiere acabar no ? Quiere llenar de leche a su putita ? Dale, lléname de leche. Me está rompiendo el culo amo, por favor, se lo pido por favor, lleneme de leche el orto. Quiero sentirla bien caliente y lo más profunda que pueda.
Nico: Te vas a volver a tu casa con el orto abierto y lleno de leche puta.
Se levantó, y medio en el aire y medio apoyada en la camilla, me empezó a bombear con una fuerza tremenda, no podía callarme, supongo que me habrá escuchado alguien, pero no me importaba, estaba a punto de acabar y me están rompiendo el orto, que más podía pedir ?.
Hasta que al mismo tiempo, de una forma increíble, acabamos los dos juntos. Y después de unos segundos, me dejó caer sobre la camilla, me quedé acostada, media hecha bolita, con un poco de temblor en las piernas y algo adolorida, pero feliz, hacía años no tenía una buena cogida, pero tampoco llegaba al nivel de esta.
Después de limpiarnos y cambiarnos, nos dispusimos a salir, para retornar cada uno a su casa. Le pregunté en qué había venido y me dijo que viajando, porque tenía su camioneta en el mecánico, me ofrecí a llevarlo. Y acepto.
Cuando llegamos a mí auto, estiró el brazo y abrió la mano, yo no entendía, pero el me dijo.
Nico: Manejo yo, vos vas a tener otra tarea.
Después de semejante salvajada, seguía con ganas de más ? Cómo era posible ? Subimos al auto y emprendimos viaje. Charlamos unas cuadras, hasta que en un semáforo, se desató el cinto y se abrió el pantalón.
Nico: Dale, haceme un poco más placentero el viaje, chupala. O te pensas que vacíe toda la leche en tu culo ? No, putita. Te deje un poco para que degustes.
Estaba realmente cansada, pero iba a obedecer, por suerte no se le había ocurrido, seguir jugando con mí cola. Chupe despacio, fuerte, apasionado, de todas las formas que se me ocurrían, estaba enamorada de esa pija. Estábamos por llegar y ya estaba oscuro, asique freno el auto en un oscuro, me levanto la pollera, me corrió la tanga y se dedicó a acariciarme y darme unas nalgaditas más suaves. Hasta que de pronto, la suavidad paso a ser brusquedad, me agarró con una mano del pelo y con la otra la mandíbula, y empezó unos fuertes movimientos hasta llegar a lo más profundo de mí boca que podía, el acto reflejo de la saliva, no cesaba y cada vez tenía la verga más mojada y resbalosa. Cuando en un momento frena, con su pija metida en lo profundo de mí boca, y siento el sabor y calor de su leche.
Nico: No la tragues, abrí la boca y mostra.
Me puse frente a el, y al abrir la boca y sacar un poco la lengua, se me cayeron unas gotas sobrei pierna. Solo me miró con cara de enojado, y me dio una cachetada.
Nico: No la desperdicies, puta de mierda. No tenes ni idea lo afortunada que sos, por tener el placer de probar mí leche. Juntala y tomatela.
Así lo hice, con los dedos, la recogí y la volví a introducir a mí boca, junto con toda la demás. La trague y solté un “aahh” como si hubiese sido una botella de agua en medio de un desierto, que delicia.
Seguimos camino, las últimas cuadras que nos quedaban, yo iba recostada, mirándolo. Cómo estupefacta y enamorada. Freno en su casa, me dio un beso, y me dijo, después te aviso cuando nos vemos, y te doy las indicaciones, cualquier cosa tenés mí número, por si estás unos días sola.
Se bajó, y entro a su casa, yo como si fuera un adolescente que acompaña a su noviecita a la casa, y en un acto de caballerosidad, espera hasta el último segundo que no pueda verla más y está lo saludé. Pero el no volteo, solo entro en su casa.
Así fue, mí primer día como puta sumisa, e infiel. Paso 1, 2, 3 días y el teléfono, no sonaba, o al menos, cuando lo hacía, no era el, no era el mensaje que esperaba. Hasta que al 4 día, sono, y era el, mí amo.

Buenas noches, mí nombre es.. bueno, no importa mí nombre. Soy doctora, casada y sin hijos, trabajo en una reconocida clínica de Buenos Aires como jefa de piso, es por este mismo reconocimiento, que tengo un consultorio privado y particular. Mí marido es un reconocido neurólogo, y también es jefe de piso en una reconocida clínica, aunque la mía es mejor. Poniendo todo esto en contexto, ya se darán cuenta el porque no tenemos hijos, aunque nos llevemos bien y nos amamos mucho, prácticamente no nos vemos, nos pasamos muchas horas trabajando. Cuando estoy en mí casa, aprovecho para hacer ejercicio y no ser tan sedentaria, cabe aclarar que aunque no sea tan joven, me mantengo bastante bien. Esto ocurrió un día viernes, cuando yo había estado en mí casa desde la noche anterior, sin mí marido, me desperté temprano, hice algunos mandados, y regrese,ese día me sentía con un buen ego, me puse unas calzas un top, me mire al espejo y me sentí muy bien, me sentía linda, pero cuando llegue al gimnasio confirme mí pensamiento y además añadí otro, me sentí deseada, varios hombres clavaban su mirada en mí culo que estaba bastante parado y redondo con mí calza, y mis pechos en top, lo acompañaban bastante bien. Sentí un poco de fuego por dentro, regrese a mí casa, me duche y debo confesar que me acaricie un poco, bajo el agua caliente, anteriormente a irme al gimnasio, había preparado mí ropa para ir a mí consultorio privado, vi la ropa interior que había elegido y decidí cambiarla, en vez de lo clásico y para nada sexy, urge en el cajón,hasta que encontré una lencería color roja,que me había comprado meses atrás y estaba esperando el momento para estrenarla, es de esas que son un poco transparentes y tienen algún lindo detalle.
Si me apuraba, y mí marido salía a horario de su trabajo, teníamos al menos 1 hora, para ir a algún telo y poder tener algo de sexo, que no venimos teniendo practicamente. Asique decidí tomar la iniciativa, y le mandé algunas fotos, para que me diga cómo me quedaba, le mandé una ubicación, y le dije que lo esperaba a cierta hora, para darle el servicio que necesitaba, es decir, me hice la puta-paga o prostituta.





Se calentó, como esperaba, y me mandó una foto de su pene y me mostraba sus huevos, me decía, que los tenía llenos y necesitaba vaciarlos.
Me pinte los labios color bordo, es un color medianamente sobrio, pero si lo acompañas con una lencería, queda muy bien, recuerden que tenía que ir a mí consultorio después, y un color rojo pasión, hubiera quedado muy provocativo, no me parecía acordé para ir a mí trabajo más tarde.
Me puse unas botas altas, hasta abajo de las rodillas, y solo por encima de la lencería, un tapado que combinaba con las botas elegidas. Arme un bolsito con ropa para irme al trabajo después del encuentro, pollera tipo minifalda engomada, y una remera ajustada blanca.
Llegue al lugar, a la hora indicada, y espere en mí auto, le mandé un mensaje a mí “Cliente” y le dije en qué auto me encontraba, como para reafirmar el roleplay que había propuesto.
Me respondió que aún seguía ocupado y que tardaría unos minutos.
Yo sabía lo que quería, lo tenía claro. Quería que me coja como si fuera una puta, por todo este tiempo que no tuvimos intimidad.
Yo ahí me encontraba todavía en el auto, empecé a acariciarme, con mucho cuidado que nadie me vea, solo abrí apenas las piernas y tocaba mis labios por encima de mí lencería, que provocaba aún más, un fuego interno, me termine mojando los dedos, y le mandé una foto de ellos, le puse: “Ya no aguanto más, vení a cogerme, como la puta que soy”.
Yo esperaba un mensaje, fogoso, atrevido y que me siga calentando aún más todavía, y por el contrario, recibí otro con amor. “Perdón mí amor, no puedo irme, está una locura este hospital, no puedo dejarlos solos”. Seguido de “Te prometo que te lo compensaré en algún momento”.
Ese último mensaje desató furia en mí, como podría decirme “en algún momento”, después de todo lo que hice, me iba a quedar caliente hasta que el, pueda coger a su esposa ? Se que tenía responsabilidades, conozco el trabajo, pero yo también tenía las mías, y el nunca las estaba satisfaciendo, al final, creía que debía haber aceptado alguna que otra invitación en doble sentido, que me han hecho varios del gimnasio, o meterme en los vestidores con alguno, cuando solo quedábamos 2 en el gimnasio, por la hora, y porque ya habían cerrado sus puertas para que no entre nadie más. Pensé: “tengo tres opciones, o separarme, o ser infiel o que abramos la pareja” no tenía ninguna más, esto ya era una conversación constante, de que no cumplía con su mujer, y ya estaba cansada de sus promesas, encendí el auto y me fui a mí consultorio.
2DA PARTE
Una vez en el consultorio, ya se encontraba mí recepcionista, una linda chica de 22 años, pelirroja, con pecas, simpática y muy buenas curvas. Tampoco soy tonta para elegir, se que aparte de la atención que de el profesional en el consultorio, nunca está de más tener a alguna recepcionista o secretaria, con este tipo de características, suma bastante.
Me miró un poco sorprendida por el atuendo que tenía, aunque solo podía ver mis botas, un poco de mis piernas, mí tapado y mí boca pintada. Seguramente si hubiera tenido el tapado abierto, y dejaba a la vista mí lenceria, creería que no sería yo.
Le consulte, cuántos pacientes tendria que atender hoy, a lo que me respondió que solamente había 3, y el primero tenía turno hasta dentro de 1 hora, y entre el primero y segundo, habría 1 hora de diferencia, y con el último solo media hora, esto paso porque doy turnos de media hora aprox con cada paciente, para dar una mejor atención, ya que siendo realista, cobro bastante caro. Asique le propuse tomar un café, mientras esperaba al primero, y si para cuando el llegara no había llamado nadie para pedir un turno, le daría lo que resta del día libre, era innecesario que estemos las 2, además de que tenía una mezcla de enojo y calentura, que prefería tener una tarde sola, se puso contenta, el día estaba lindo y me dijo que tenía ganas de ver a sus amigas en una plaza y tomar mates al sol, me alegre por ella y le propuse que solo espere al primero, para recibirlo y se retire, porque debía acomodar un poco el consultorio, y así ella solo tendría que recibirlo, era mentira, tenía que ponerme ropa, seguía aún casi desnuda, debajo de ese tapado.
De la recepción, fui a mí despacho y cerré la puerta. Deje el bolso en mí escritorio, me pare frente a un espejo , deje caer mí tapado, y ahí estaba yo, con una lencería roja, nueva y prácticamente transparente, que rabia que sentía, que desilusión, me sentía tonta de haberme dejado llevar por la calentura del momento y hacer todo lo que hice por el idiota de mí marido, pero eso no iba a quedar así, ya tenía las 3 opciones que había pensado, y nada me correría de ese pensamiento, agarre mí teléfono y me hice una auto sesión de fotos hot, solo para tenerlas, las últimas ya tenía la chaqueta de médica puesta, pero aún sin abrochar y sin pollera, para que en las fotos de espalda, se vea un poco más, que la mitad de la cola.
Llego el primer paciente, ya estaba lista para mí trabajo.
Mí recepcionista Samantha, golpea mí puerta.
Samy: Doc, llego el primer paciente.
Yo: Decile que pase por favor.
El paciente ingresa al consultorio, le digo que se ponga cómodo, y salgo a la recepción.
Yo: Samy, anda a disfrutar el día tranquila, yo me ocupo desde ahora.
Samy: Muchas gracias doc, nos vemos la semana que viene, que tenga buen fin de semana.
Yo: Gracias igualmente, disfruta.
En mí interior predecía que no iba a tener un fin de semana, tan divertido, ni tampoco la iba a pasar tan bien como ella.
Vuelvo a entrar al consultorio, con una caminata algo diferente en mí, paso por al lado de mí paciente y miro sobre mí hombro, veo su mirada clavada en mis nalgas y mis piernas. Deje que se deleite un poco más y fui hasta un mueble detrás de mí escritorio, buscando unos guantes y algunas cosas más, que siempre tengo a mano en el cajón del escritorio, y que por supuesto, en ese momento había, solo que me decidí a dejar volar su imaginación, y yo la mía.
Después de sentarme en el escritorio y preguntar sus datos personales y el motivo de la consulta, le digo que se siente en la camilla, y se saque la remera, era un muchacho de 25 años, con un cuerpo morrudo, cada cosa que le preguntaba o hacia, tomaba nota en un papel, teniendo que agacharme un poco y apuntando mí cola hacia el.
La consulta termino, acompañe al muchacho hasta la puerta, puse una mano en su hombre, le di un beso en el cachete con una sonrisa, y le dije adiós.
Al contrario de lo que pensaba que iba a ocurrir con el enojo que tenía, la calentura, no se iba de mí mente, y menos aún, de mí cuerpo.
Mientras esperaba al segundo paciente, le mandé un mensaje a mí marido, y le dije las 3 opciones que tenía. Si respuesta fue, como era de esperarse, que iba a cambiar. Yo estaba decidida, y un poco excitada, asique le repetí las opciones que tenía.
El: Mi amor, no me quiero separar de vos, por favor perdóname.
Yo: tenés 3 opciones.
El: No quiero perderte, no quiero separarme. Tampoco quiero abrir la pareja, yo solo quiero estar con vos.
Yo: Entonces no me dejas opción, vas a ser cornudo.
Y le envié una de las fotos, que me había sacado en el consultorio.
El teléfono siguió sonando de mensajes y de llamadas de mí marido, pero sin leer todo lo que me estaba escribiendo le respondí, estoy esperando a mis pacientes, no me molestes ahora. Silencie el celular y lo dejé ahí.
Segundo paciente, un poco más joven que el primero, no llegaba a 20 años, pude darme cuenta rápido que le guste, es un chico, está con las hormonas a full, y seguramente, cualquier mujer que se le acerque vestida un poco fuera de lo común y con buenas curvas, hace que su corazón lata muy fuerte.
Implemente la misma táctica que con el primero, darle el gusto de mirarme bastante de espaldas, y varias veces agachandome para escribir. Cuando estuvo en cuero, le elogie la espalda, sus pectorales y sus fornidos brazos, se ve que iba al gimnasio hace unos meses, y tenía una peculiaridad que me vuelve loca, se le resaltaban las venas, y eso me prendía. Asique le acaricie bastante los brazos y sentía como mí lencería, se iba mojando poco a poco. Tuve que despedirme de el rápidamente, porque tenía miedo de que se me fuera de las manos la situación, y como con el primero, un beso en el cachete y una mano en el hombro. Aunque este joven, mucho más atrevido que el anterior, puso su mano en mí cintura, justo unos centímetros arriba de la cola, y cuando se dio vuelta para irse, su mano rozó apenas mis nalgas.
Esto ya no daba para más, necesitaba tener sexo urgente. Fui a mí consultorio, en la computadora empecé a ver las fotos que me había sacado, creía ver a otra persona, no era yo. Después puse un poco de porno, subí un pie al escritorio y empecé a tocarme, subiendo más y más el ritmo, tuve que sacarme la tanga, nosé ni dónde la dejé, estaba toda empapada y yo seguía auto satisfaciendo me, como una adolescente descubriendo su sexualidad.
Me frotaba el clítoris, me metía dos dedos, me acariciaba el ano por arriba, y volvía a mí concha mojada, estaba en la mejor parte, faltaba tan poco, pero escuché algo, el timbre, era mí tercer y último paciente.
Casi se me sale el corazón, me puse nerviosa, no sabía que hacer, solo atine a decirle “Un momento por favor”. Intenté abanicarme la cara con las manos para bajar un poco, respire, me acomode la ropa, ya me creía lista, asique fui a abrirle la puerta.
Le veía cara conocida, era un hombre de unos 45 años, en algún lado lo vi.
Pasamos al consultorio, hice un poco lo mismo que con los otros dos. Le di la espalda unos momentos y hablándole, gire mi cabeza un poco y efectivamente tenía sus ojos puestos en mí pollera.
Era la primera vez que venía, asíque completamos su ficha médica y me dijo.
Nico: Usted ni me registra no ? Somos vecinos, va no tan vecinos, vivo a unas dos o tres cuadras de su casa. Varias personas me recomendaron venir a verla, dicen que es muy buena.
Yo: De algún lado, se me hacía familiar su cara, alguna que otra vez nos cruzamos haciendo compras o por el barrio entonces.
Nico: Si varias veces, la verdad.
Yo: Queda lejos el consultorio, desde donde vivimos, cuando algún vecino quiere atenderse, no los hago venir hasta acá, si los conozco, los atiendo en mí casa, porque no fue allá ?
Nico: No quería ser atrevido, me pareció lo mejor venir acá, al menos, la primera vez.
Continuamos la charla médica, y por sus dolencias, debia revisarlo completo. Le pedí que vaya a la camilla, y se quede solo en ropa interior, como era una persona conocida y que, posiblemente después atienda en mí casa, no iba a seguir el juego de mostrarme un poco más, agachandome para escribir y parando la cola, como lo hice con los otros dos. Pero debo admitir que tenía un buen cuerpo, tenía 31 años y su ropa interior, estaba bastante rellena, asique cambie de opinión, e iba a seguir con ese juego, solo un poco más.
Tuve el presentimiento que me estaba olvidando de algo, pero no le di importancia. En un momento, se agachó para agarrar algo del piso, no llegue a ver qué era, seguí con mí juego, parando un poco la cola, escribiendo. Hasta que llegó el momento que le tuve que pedir, que se bajará el boxer, debía revisarlo realmente, pero también quería hacerlo.
Me senté en un banco pequeño, para revisar más cómoda y me acerque la libreta, estaba algo peludo, no tanto, como para notar que era descuidado, pero tampoco era de los que se depilan, no me molestaba, de hecho me gustaba, así tiene que ser un hombre, en mí opinión. Tenia sus testículos con mí mano izquierda, mientras que con la derecha escribía. En un momento me hace una pregunta, a lo que respondí sin mirarlo.
Nico: Atiende mujeres también ?
Yo: Si, atiendo ambos sexos.
Nico: Hoy atendió alguna ?
Yo: No, hoy solo lo tuve a usted, y dos chicos más, bastante tranquila la tarde.
Nico: Entonces, esto es tuyo.
Cuando levanté la cabeza, vi que en su mano tenía mí tanga roja, colgando en sus dedos, y se la llevo a la nariz, mirándome fijamente a los ojos.
Me quedé atónita, sorprendida, titubie, no sabía que decir. Aleje mí mano, de sus partes. A lo que él me dijo.
Nico: Me estás provocando desde que llegué, parando el culo, y agachándote, y se que la tanga es tuya, porque se te trasluce el corpiño rojo.
No sabia que decir, me quedé absolutamente en silencio, no caía en lo que estaba sucediendo.
Nico: Está bastante mojada, parece que te estuviste tocando, te habías preparado para alguien y te dejo plantada ?
Intenté levantarme de un salto, estirando la mano para agarrar mí tanga, diciendo al mismo tiempo “dame eso”. Interrumpió mí salto, poniendo su mano en mí cabeza y con algo de fuerza, me volvió a sentar en el banquito.
Nico: Quédate quieta ahí (dijo con voz firme), quédate tranquila que te lo voy a dar.
Nosé porque, pero me empecé a mojar, automáticamente. Me agarró la mano con la que anteriormente estaba examinando sus testículos y me ordenó que se los vuelva a agarrar. No dije una palabra, hice caso. Baje la vista, pero tampoco me dejó.
Nico: Mírame. (Me dijo firmemente de nuevo) Masajeame bien los huevos, que lo venías haciendo bien.
Mientras seguía oliendo mí tanga, tenía una mirada morbosa, que prácticamente, nunca la vi en nadie. Y menos en mí marido. Toma me dijo, y me tiró la tanga en la cara, ponetela de nuevo, ahora te vas a desvestir despacio y muy sexy para mí.
Intenté pararme al mismo tiempo de decirle que no.
No hubo caso, hizo lo mismo que la anterior vez, y me sento en el banquito.
Nico: No te estoy pidiendo, ni preguntando. Te lo estoy ordenando, puta.
Por dentro mío, necesitaba un macho así, me moría de ganas, era lo que quería. Ese mediodía habia querido jugar ese juego con mí marido, ser su puta, y el se lo perdió. Había una diferencia con mí paciente, el no estaba jugando.
Me pare, y sin decir una palabra me aleje unos metros, y empecé a ponerme la tanga, mirándolo fijamente.
Yo: Ya está, listo.
Nico: Todavía no, esto quiero disfrutarlo, pone algo de música, me vas a hacer un streep tease.
Empecé a caminar, hasta mí escritorio. Vení, me ordenó. Me acerque a el, y me dijo.
Nico: Hace un rato, me parabas el culo, para calentarme “sin querer”, y ahora caminas así ?
Camina como la puta que sos.
Al darme vuelta, recibí una nalgada, me dolió, pero me gustó. Camine, puse música, y el se sentó en una silla, me señaló que me quede entre el escritorio y la camilla, y empecé a darle el show.
El ya estaba desnudo, un poco recostado, con las piernas abiertas y ambas manos sobre sus rodillas.
Bailando despacio, me desabroché la camisa, me pidió que me saque la remera que tenía debajo, y que me quede con el corpiño y la chaqueta, así lo hice, sin protestar, la dejé abierta, me acariciaba los pechos, la panza, y solo nos mirábamos.
Nico: Date vuelta, apoyate en la camilla, mírame y pégate en el culo.
Primero sobre la pollera, nalga derecha. Con un gesto, me recordó que tenía otra nalga, que no debía descuidar y así lo hice, cambie a la izquierda.
Nico: Sacate la pollera, y seguí nalgueandote. Quiero que te quede el culo rojo, como tu tanga, puta.
Intentaba mantener la calma, pero ya no daba más de excitada.
Nico: Tanto te hiciste la puta, y ni siquiera me estás haciendo parar la verga. Hacelo mejor, no me hagas perder el tiempo.
Empecé a mirarlo mordiéndome el labio, sacando la lengua, pasando mis dedos entre mis nalgas, golpiandome más fuerte, no me conocía, aunque tenía lencería y pensaba que podía ser una puta, la vara estaba baja para el, si hubiera sido mí marido, ya hubiera estado a punto de acabar, el prácticamente, no se inmutaba, debía ser mejor, tenía que mejorar para mí nuevo macho, de lo contrario no obtendría el sexo que tanto deseaba.
Tenía las nalgas rojas ya, pero no me importaba, solo seguía, por el. Estaba dispuesta a hacer todo lo que me pida.
Nico: Vení, ponete acá. Señalando el piso delante suyo, entre sus piernas. Pero vení gateando.
No podía esbozar una palabra, solo podía obedecer, no podría describir ese sentimiento.
Cuando llegue al lugar indicado, tuve el acto reflejo de quedarme arrodillada, agarré su pene y abrí la boca. Sentí una cachetada, no fue despacio, ni tampoco tan fuerte como para matar el momento, solo fue firme, a modo de corrección, aunque si me hubiera dolido más, no me hubiese importado.
Nico: No te ordene que hagas eso.
Puso su mano cerca de mí boca, y me dijo que se la escupa, no podía entender para que, me descolocó, se ve que lo pensé mucho, porque me dio otra cachetada. Inmediatamente mirándolo a los ojos escupí en su mano, y se la paso por el pene, volvió a hacerme el mismo pedido pero sin hablar, y ya entendí que debía escupirle la mano, me estaba domesticando, está vez fue para sus huevos. Y se acariciaba todas sus partes, se apretaba los huevos, subía por su pene, que se iba poniendo más duro de a poco. Y yo seguía ahí arrodillada, sin darme cuenta, relamiéndome, mirando lo que hacía y volvía a mirarlo a los ojos, como pidiendo permiso, aún no lo tenía, debía seguir esperando.
Nico: Te gusta ?
Yo solo asenti.
Nico: Te dejaron con las ganas hoy, no putita ?
Volví a asentir.
Nico: Yo te voy a sacar esas ganas, como soy bueno, te voy a prestar mí verga un rato. Pero con la condición, de que seas mí puta sumisa. Hacemos el trato ?
Yo: Si, por favor. (Fueron las primeras palabras que pude decir, tras varios minutos)
Nico: Decime que vas a ser mí puta sumisa, y que yo soy tu amo.
Yo: Soy su puta sumisa, y usted es mí amo.
Nico: Ahora para que no queden dudas, agarra mí pija. Decile eso a la cámara y cometela entera.
Yo: No, cámara no, por favor.
Nico: Nadie lo va a ver, te lo prometo. A menos, que no cumplas tu parte del trato.
Ya no me importaba nada, no pensaba en nadie, solo quería tener esa pija en la boca. Se la agarre con fuerza, saco su celular y lo puso en modo video, cuando estuvo listo, asintió. Y le dije a la cámara, mirándola fijamente como si fueran sus ojos.
Yo: Soy su puta sumisa, le pertenezco. Y usted es mí amo.
Estaba tan deseosa, que abrí la boca, y le pase la lengua desde abajo de los huevos, recorrí todo el tronco de su pija, llegue hasta la punta de la cabeza y de un solo movimiento, me la metí entera en la boca, o al menos, eso intenté. Para lograrlo, me faltaban al menos poco más de 4 dedos míos, no parecía tan grande o tal vez mí garganta no estaba acostumbrada, pero tal vez con el, pueda hacerlo.
Así estuve un tiempo, chupando con tanta saliva como pudiera, notaba que eso le gustaba, de a poco, iba descubriendolo, empezaba a cumplir mí función, darle placer. Me agarró del pelo con la mano izquierda, y me ayudo a que pueda comerme su pija entera, en ese momento me dijo.
Nico: Ya volvieron a estar blancas esas nalgas, a mí me gustan rojas.
Una, dos, tres, cuatro nalgadas, alternando entre la izquierda y la derecha. Así está mejor puta, me dijo.
Al mismo tiempo que tenía en su mano mí pelo, se paró sin aviso, levantandome del piso a tironiadas de pelo, me hizo darle la espalda y de un empujón me tiró contra mi escritorio, haciéndome apoyar las tetas en el.
Nico: Para el orto ahora puta, como lo hiciste antes. Y abrite las nalgas con las manos.
Lo hice sin protestar, sin decir ni una palabra, ni siquiera me queje por haberme levantado del suelo como lo hizo, ni por tirarme contra el escritorio. Me corrió la tanga y paso su lengua repetidas veces, desde mí vagina, hasta mí ano, parando de vez en cuando en alguno de los dos, para hacer movimientos circulares con su lengua en mí ano, y de arriba hacia abajo en mí vagina. Empezó a meter su lengua lo más profundo que podía en mí cola, por dios, quería agarrarlo de los pelos y empujarlo más adentro, pero era un atrevimiento que no podía hacer, el mandaba.
Se paró atrás mío, y agarrándose la verga, me la pasaba por ambos lugares, ya no me importaba dónde, quería que eligiera uno, y simplemente sentirlo dentro mío.
Nico: Te gusta ? Querés que te meta la verga un rato ?
Yo: Dale, metemela, no me hagas esperar más.
Nico: Háblame con respeto, soy tu amo, y vos mí puta. (Nalgada, que está vez si me dolió. Me puso en mí lugar) Pedime por favor.
Yo: Me encanta su verga, cojame, se lo pido por favor y hágame su puta personal.
Nico: Ya sos mí puta personal, esto recién empieza.
Creo que los dos, ya sabíamos eso y me lo termino de confirmar. Después de esas palabras, estaba recordando lo que le dije, pero de repente, sentí un alivio y solté un quejido “ahhh”, estaba dentro mío, oficialmente era su puta. Empezó un vaivén, con un movimiento de cadera, que al chocar contra mis nalgas, no quedaba un centímetro de su miembro, fuera de mí, agarrándose de mis hombros para afirmarse.
Después de un rato, me di vuelta, para pedirle que siguiera. Pero había sacado su verga de mí, se agachó, abrió mis nalgas con ambas manos, y me empezó a comer el orto, todo lo que hacía, me encantaba, me escupió dos veces, se paró, y de un solo movimiento, ya tenía su pija dentro mío de nuevo, pero está vez, con una mano me agarraba del pelo y con la otra, usaba su dedo pulgar para Masajear el ano.
Cómo pude, deslice una mano por debajo de mí cuerpo, para poder llegar hasta el clítoris, cuando lo logré me sentía en el cielo, exaltada de placer. Mí amo se dio cuenta, y solo largo una sonrisa, pícara, lujuriosa. Sentí otra nalgada y nosé en qué momento subió un pie sobre mí escritorio, y aunque creía que ya no podía, entro más profundo. Me agarró la mano que tenía libre y la llevo hasta mí culo, dándome la orden sin hablar, que debía abrir mí cola, y lo sentí más profundo aún. Estaba hecho un animal arriba mío, me daba sin piedad, por la posición y por agarrarme del pelo, me golpiaba de vez en cuando la cara contra el escritorio, no me importaba nada. Y así, después de un rato, aguantando sus embestidas, acabe. Solté mí culo y dejé de tocarme el clítoris, solo me quedé echada sobre mis tetas en el escritorio, el salió de encima mío y volvió a la silla, me contemplaba desde ahí, nunca en mí vida estuve tan mojada, por suerte me dejo unos minutos, para que disfrute el orgasmo obtenido y pueda recuperarme.
Cuando pude reincorporarme, tenía el pelo enmarañado y una sonrisa de oreja a oreja, pensé que ya se terminaba, pero me equivoque. Lo que crei que era una especie de juego de roles amo/puta, no era tan así, el estaba más escalones por encima de lo que yo creía, y deseaba que sea su puta sumisa realmente, no tenía ganas de contradecirlo, y como la había pasado tan bien, creo que era buena idea ver hasta donde podía llegar.
Con una mirada me ordenó, que me arrodille como antes delante de él. Y empecé a practicarle un sexo oral diferente al primero, aquel había sido más bruto, en cambio este era como si le estaría besando la boca, lento, con mucha lengua, profundo y caliente. Mis besos iban desde la puta de su verga, hasta los testículos, que en varias ocasiones alternando entre uno y otro, los metía enteros en mí boca. Y aunque me había vuelto a agarrar el pelo de una forma firme, está vez solo parecía que era para acompañar los movimientos de mí cabeza y que el pelo no se meta en el medio, ni dificulte el momento.
Levantandome del brazo, me pidió que gire, mí culo quedaba justo a la altura de su cara, y no se quedó con las ganas, me dio un Tarascón en la nalga izquierda que me dolió y una nalgada en la derecha, dándole la espalda me senté sobre el, introduciendo su pija lo más profundo que podía, y haciendo movimientos circulares, que ayudaban a que recorra todo mí sexo por dentro, para lograr darle todo el placer que necesitaba. Me empujó hacia adelante, estaba claro que quería deleitarse con la vista de mí culo, asique le di el gusto, mientras volvía a masajear mí ano con su dedo pulgar, y, de vez en vez metiendo una falange de forma juguetona, hasta que lo introducía por completo.
Ya no recordaba la sensación que se sentía, tener un dedo jugando en la cola, osea, bueno.. un dedo que no sea el de una misma. Me empujó levemente hacia arriba, para poder sacar su verga de mí, se puso un poco de saliva en la cabeza, y me estaba haciendo bajar despacito, sabía lo que quería, era inevitable, sentí una presión sobre mí ano, era la cabeza de su verga, quería hacerme la cola. Y a esta altura, ya no tenía forma de decirle que no, a nada. Ni siquiera era un pedido, el ordenaba y yo ejecutaba la acción requerida.
Así fue, como poco a poco, fue abriendo mí ano. Por suerte estaba dejando que pueda acostumbrarlo, con movimientos suaves, hasta que empecé a darle unos sentones, aumentando el ritmo y la fuerza progresivamente, haciendo sonar mis nalgas con sus caderas. Mientras el se deleitaba mirándome el culo, agarrándolo, dándome alguna que otra nalgada, sosteniendo mis tetas, tocando mí clítoris, estaba en un momento de placer absoluto, prácticamente todas las partes de mí cuerpo estaban siendo estimuladas, hasta con pequeños pellizcos en los pezones.
Me arrodille y está vez, masturbandolo, le chupaba los huevos, cada vez más fuerte, quería comerlos, era un sabor exquisito.
Yo: Que hinchados y duros, tiene los huevos.
Nico: Estoy acumulando leche para vos, ya vas a ver.
Me levanto, y me senté sobre el, de frente, otra vez, por la cola. Nosé en qué momento, ni como lo hizo, ni como llegue a estar así. Pero con toda su verga dentro de mí orto, me levanto ambas piernas, de modo que la parte de atrás de mis rodillas, quedaron en el doblez de sus codos, y sus manos agarrándome las nalgas, aunque lo intentará, en esta posición, el tenía el mando real, y para no caerme, con las dos manos me sostenía de su nuca.
Me hacía mover con movimientos circulares sobre el, alternaba hacia adelante y atrás, hasta podía levantarme unos centímetros y dejarme caer, esto hacia que cada vez ,se me dilatara más el orto y tenga más placer, me estaba abriendo completa.
Empezó a aumentar su fuerza, y lo sentía más profundo, más duro, me daba ganas de acabar de nuevo, ya veía venir, que me iba a llenar la cola de leche, y no podía esperar más.
Cómo pude, e intentando hacer una fuerza descomunal para no caerme, solté una mano, me escupí los dedos y empecé a frotarme el clítoris, desaforadamente, quería acabar yo también, junto a mí macho, sentía la necesidad de ayudarlo, para que se vacíe completo en mí, asique mientras más fuerte me tocaba, le empecé a hablar, de frente, mirándolo a los ojos, y trate de sacar la peor cara y voz de puta que podía.
Yo: Me quiere acabar no ? Quiere llenar de leche a su putita ? Dale, lléname de leche. Me está rompiendo el culo amo, por favor, se lo pido por favor, lleneme de leche el orto. Quiero sentirla bien caliente y lo más profunda que pueda.
Nico: Te vas a volver a tu casa con el orto abierto y lleno de leche puta.
Se levantó, y medio en el aire y medio apoyada en la camilla, me empezó a bombear con una fuerza tremenda, no podía callarme, supongo que me habrá escuchado alguien, pero no me importaba, estaba a punto de acabar y me están rompiendo el orto, que más podía pedir ?.
Hasta que al mismo tiempo, de una forma increíble, acabamos los dos juntos. Y después de unos segundos, me dejó caer sobre la camilla, me quedé acostada, media hecha bolita, con un poco de temblor en las piernas y algo adolorida, pero feliz, hacía años no tenía una buena cogida, pero tampoco llegaba al nivel de esta.
Después de limpiarnos y cambiarnos, nos dispusimos a salir, para retornar cada uno a su casa. Le pregunté en qué había venido y me dijo que viajando, porque tenía su camioneta en el mecánico, me ofrecí a llevarlo. Y acepto.
Cuando llegamos a mí auto, estiró el brazo y abrió la mano, yo no entendía, pero el me dijo.
Nico: Manejo yo, vos vas a tener otra tarea.
Después de semejante salvajada, seguía con ganas de más ? Cómo era posible ? Subimos al auto y emprendimos viaje. Charlamos unas cuadras, hasta que en un semáforo, se desató el cinto y se abrió el pantalón.
Nico: Dale, haceme un poco más placentero el viaje, chupala. O te pensas que vacíe toda la leche en tu culo ? No, putita. Te deje un poco para que degustes.
Estaba realmente cansada, pero iba a obedecer, por suerte no se le había ocurrido, seguir jugando con mí cola. Chupe despacio, fuerte, apasionado, de todas las formas que se me ocurrían, estaba enamorada de esa pija. Estábamos por llegar y ya estaba oscuro, asique freno el auto en un oscuro, me levanto la pollera, me corrió la tanga y se dedicó a acariciarme y darme unas nalgaditas más suaves. Hasta que de pronto, la suavidad paso a ser brusquedad, me agarró con una mano del pelo y con la otra la mandíbula, y empezó unos fuertes movimientos hasta llegar a lo más profundo de mí boca que podía, el acto reflejo de la saliva, no cesaba y cada vez tenía la verga más mojada y resbalosa. Cuando en un momento frena, con su pija metida en lo profundo de mí boca, y siento el sabor y calor de su leche.
Nico: No la tragues, abrí la boca y mostra.
Me puse frente a el, y al abrir la boca y sacar un poco la lengua, se me cayeron unas gotas sobrei pierna. Solo me miró con cara de enojado, y me dio una cachetada.
Nico: No la desperdicies, puta de mierda. No tenes ni idea lo afortunada que sos, por tener el placer de probar mí leche. Juntala y tomatela.
Así lo hice, con los dedos, la recogí y la volví a introducir a mí boca, junto con toda la demás. La trague y solté un “aahh” como si hubiese sido una botella de agua en medio de un desierto, que delicia.
Seguimos camino, las últimas cuadras que nos quedaban, yo iba recostada, mirándolo. Cómo estupefacta y enamorada. Freno en su casa, me dio un beso, y me dijo, después te aviso cuando nos vemos, y te doy las indicaciones, cualquier cosa tenés mí número, por si estás unos días sola.
Se bajó, y entro a su casa, yo como si fuera un adolescente que acompaña a su noviecita a la casa, y en un acto de caballerosidad, espera hasta el último segundo que no pueda verla más y está lo saludé. Pero el no volteo, solo entro en su casa.
Así fue, mí primer día como puta sumisa, e infiel. Paso 1, 2, 3 días y el teléfono, no sonaba, o al menos, cuando lo hacía, no era el, no era el mensaje que esperaba. Hasta que al 4 día, sono, y era el, mí amo.
1 comentarios - La doctora ahora es una puta sumisa. Parte 1