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Regalo de cumpleaños poco esperado - Parte 2.

Martín, con el corazónlatiendo con anticipación, preparaba todo para el gran día. Había elegido unmotel discreto en las afueras de la ciudad, que tuviera un armario o un lugardonde esconderse para su plan, un lugar donde podían tener toda la privacidadque necesitaban. La habitación estaba decorada con velas y luces tenues,jacuzzi, cama y sillón, creando un ambiente íntimo y sensual. Martín se aseguróde que todo estuviera perfecto, desde las toallas suaves hasta la música defondo que había seleccionado cuidadosamente.
Una vez la habitación reservada,martín procede a llamar a Carlos y también coordinar con bety.
 
-Carlos saludos, esmartín como estás?!-.
 
-Hola martín saludoshermano, muy gracias y tu ¿qué tal vas? ¿Alguna novedad del asunto? -.
 
-Si hermanito, ya heencontrado el sitio que se ajusta a lo que tengo en mente-.
 
Para este momento Carlos yaha sido notificado del lugar, fecha y hora para el regalo que martín teníapreparado para su esposa Bety.
Por otra parte, martínprocede a comunicarse con Bety, como era un día de semana y bety se encontraba ensu laburo, le escribió:
 
- Hola mi amor comoestás? ¿Que tal va tu jornada?-
 
- Hola gordo muy bien ytu ¿cómo está todo? -.
 
- Pues bien mi amor, teescribo porque quiero que organices tu agenda, pues quiero darte un regalo-.
 
Bety siendo ya informadadel lugar y la hora para que se encontrara con su regalo inesperado.
 
Pasan un par de días y llegóel gran momento. Martín baja de la habitación a recibir a Carlos, se saludanagradablemente con un ánimo de cómplices amigos. Al entrar a la habitación Carlosexpresa:

- Bueno bueno martín que buen lugar has conseguido, está increíble-.
 
-Gracias Carlos, si fuelo que más se ajustaba a lo que buscaba. Ponte cómodo, extiende tu camilla ynada a esperar que bety llegue. Debes saber que yo no recibiré a bety, puespedí que en la recepción le entregasen una llave de la habitación para que ellallegue sola mientras obviamente yo estaré aquí escondido-.
 
- Ja, Ja, Ja, Ja estábien martín me parece excelente idea-.
 
Pasado unos 30 minutos ypróximo a la hora que martín le había indicado a bety para que llegara, procedea expresarle a Carlos:
-Bueno Carlos ya debefaltar muy poco para que bety llegue, yo ya me voy a ir escondiendo, espero quedisfrutes de mi esposa y la hagas disfrutar como nunca-.  
 
Bety, ajena a los planesde su esposo, llegó al motel con una mezcla de curiosidad y emoción. Pasa porla recepción del hotel y le indica que su esposo la estaba esperando, lepidieron su nombre y le entregaron una llave magnética de la habitación 408.Bety, al ver al masajista, sintió un cosquilleo de anticipación. Carlos, con supresencia imponente y su sonrisa confiada, la recibió con un abrazo cálido.
 
- Relájate, Bety. Hoy essolo para ti -. Le susurró Carlos al oído mientras laguiaba al centro de la habitación, donde había dispuesto una camilla demasajes. Sorprendida de la situación, bety le pregunta a Carlos:
 
- Oye no se supone que miesposo esté aquí? Jajajaja -.
 
- Pues me indicó que tedijera que yo era tu regalo de cumpleaños. Me presento, soy Carlos, soymasajista y vengo a ofrecerte un momento de relajación y placer mediante los masajeseróticos y tántricos-.
 
- Ah caramba jajajaj okque buena la cosa-. Expresó bety. Carlos le ofreció pasara albaño a cambiarse pidió que se pusiera una bata de seda que había traído y quevolviera. Al volver bety le dice:
 
- Oye pero me da muchapena que me veas en ropa interior, aparte que me puse lo más caliente para quemi esposo me viera pero jajaja estás tú! -.
 
- Bueno, pero no tepreocupes, ya estamos aquí además yo soy muy profesional -.
 
 Bety un poco nerviosa se recostó, sintiendo lasuavidad de las sábanas contra su piel. Carlos comenzó con un masaje suave enlos hombros, trabajando lentamente hacia abajo, relajando cada músculo tenso.
Martín, escondido en elarmario, observaba cada movimiento, cada reacción de Bety. Su respiración seaceleraba mientras veía cómo Carlos trabajaba con destreza, sus manos fuertes ysuaves a la vez, explorando cada curva del cuerpo de Bety. La tensión en lahabitación era palpable, y Martín podía sentir su propia excitación creciendocon cada caricia.
 
- Respira profundamente,Bety. Siente cada toque, déjate llevar -.
 
- Mmm, sí, se siente tanbien... -. Exclamó bety.
 
- Tu cuerpo está tanrelajado, tan receptivo. ¿Te gustaría que explore un poco más? -.
 
- Sí, por favor. Quierosentir más -.
 
Carlos, con una vozprofunda y tranquilizadora, continuó: - Voy a masajear tus muslos ahora,Bety. Déjate llevar por las sensaciones -.
- Ahh, sí, así. Es tanplacentero -.
 
- Tu piel es tan suave,tan sensible. ¿Te gusta así? -.
 
- Sí, me encanta. Nopares, por favor -.
 
Martín, desde suescondite, veía cómo Bety se entregaba al masaje, sus ojos cerrados, su cuerporelajado. La visión de Carlos tocando a su esposa, explorando cada rincón de sucuerpo, lo llenaba de una mezcla de deseo y curiosidad. Quería ver más, sentirmás, y su imaginación se desbordaba con las posibilidades.
 
- Ahora, Bety, voy amasajear tu espalda baja. Relájate y siente cada movimiento -.
 
- Mmm, sí, se sienteincreíble. No puedo creer lo bien que me siento -.
- Tu cuerpo estárespondiendo tan bien. ¿Te gustaría que explorara un poco más abajo? -.
 
- Sí, por favor. Quierosentir más de ti -.
 
Martín, observando, sesentía como si estuviera en un sueño erótico, cada toque, cada suspiro,amplificando su propia excitación. Su mente se llenaba de imágenes de lo queCarlos estaba haciendo, deseando poder tocar a Bety él mismo, sentir su pielcálida y suave.
- Bety, estás tanrelajada, tan abierta. Vamos a explorar un poco más, ¿te parece? -.
 
- Sí, por favor. Sesiente tan rico -.
 
- Perfecto. Ahora, voy amasajear tus muslos internos. Relájate y siente cada movimiento -.
 
- Ahh, sí, así. Es tanplacentero -.
 
- Tu piel es tan suave,tan sensible. ¿Te gusta así? -.
 
- Sí, me encanta. Nopares, por favor -.
 
Carlos, notando lacreciente excitación de Bety, cambió de ritmo, sus movimientos se volvieron másintensos, más íntimos. Sus manos se deslizaban por su espalda, sus caderas, susmuslos, provocando estremecimientos de placer en Bety. Martín, observando, sesentía como si estuviera en un sueño erótico, cada toque, cada suspiro,amplificando su propia excitación.
 
- Bety, estás tan mojada,tan lista. Vamos a explorar un poco más, ¿te parece? -.
 
- Sí, por favor. Quierosentir más de ti -. Respondió Bety con una voz ya temblorosa ysensual, era muy notorio el placer que estaba recibiendo. Quizás junto con eltacto de unas manos ajenas y acompañado de un pensamiento un tanto pervertidofueron la combinación para que todo estuviera saliendo como Martín se lo habíaimaginado, pero que Bety jamás habría pensado su propio marido habríapropiciado todo este momento.
 
Carlos, con movimientosexpertos, comenzó a penetrar a Bety con sus dedos, sintiendo cómo su cuerporespondía con gemidos de placer. Bety, perdida en el éxtasis, arqueaba suespalda, pidiendo más.
 
- Ahh!, sí, así. Másprofundo, por favor. Ahhh!, que rico! -.
 
- Así, Bety. Siente cómote lleno completamente. Ahhh!, estás tan apretada -.
 
- Sí, sí, así. No pares,por favor. Aahhh! -.
 
- Te sientes tan bien,Bety. Eres increíble -.
 
Carlos, notando que Betyestaba lista para más, decidió llevar las cosas al siguiente nivel. Sedesabrochó el pantalón, liberando su erección dura y venosa.
 
- Bety, quiero quesientas algo más. ¿Te gustaría probarme? -.
 
Bety, con los ojosbrillando de deseo, asintió y se incorporó, acercándose a Carlos. Tomó sumiembro en la mano, sintiendo su calor y dureza. Con una sonrisa pícara,comenzó a acariciarlo, moviendo su mano arriba y abajo.
 
- Mmm!, se siente tanbien. Ahhh!, ¡estás tan duro! -.
 
- Sí, así. Ahora, quieroque lo pruebes con tu boca. Ahhh!, sí, así -.
 
Bety, sin dudar, seinclinó y tomó el pene de Carlos en su boca, moviendo su lengua alrededor de lacabeza sensible. Carlos gimió de placer, sus manos enredadas en el cabello deBety, guiándola en su ritmo.
 
- Así, Bety. Eresincreíble, que rico lo chupas. Ahhh!, sí, así -.
 
Bety, con movimientosexpertos, continuó chupando y lamiendo, sintiendo cómo Carlos se tensaba concada caricia. Finalmente, Carlos, incapaz de contenerse más, la levantó y la acostóen la camilla, posicionándose entre sus piernas. Lamiendo como por 5 minutos cadachorro que salía de Bety, cada labio superior e inferior de su vagina, un clítoris por demás de duro por tanta excitación.
 
- Ahora, Bety, voy apenetrarte. ¿Estás lista? -.
 
- Sí, por favor. Tenecesito dentro de mí -.
 
Carlos, con un movimientolento y controlado, entró en Bety, sintiendo cómo su cuerpo lo envolvía.Comenzó a moverse, sus embestidas cada vez más rápidas y profundas, llevando aBety al borde del éxtasis.
 
- Ahh!, sí, sí, así. Nopares, por favor. Aahhh!, que rico -.
 
- Déjate llevar, Bety.Siente cada ola de placer -.
 
- Ahh!, sí, sí, me corro.Me corro tanto. Ahhh! -.
 
- Así, así, déjatellevar. Es tan placentero. Ahhh!, sí, Bety -.
 
En ese momento, Martín,incapaz de contenerse más, salió del armario. Bety, al verlo, se inmovilizó deasombro, sus ojos abiertos de par en par, una mezcla de vergüenza y excitacióncruzando su rostro. Carlos, notando la reacción de Bety, se detuvo, mirando aMartín con una sonrisa comprensiva.
 
- Lo siento, mi amor. Noquería interrumpir. Solo quería asegurarme de que estabas disfrutando -.
 
Bety, aún sorprendida,asintió lentamente, sus mejillas sonrojadas. - Sí, yo... yo estoydisfrutando. Es solo que... no esperaba verte -.
 
Martín se acercó a ella,sus ojos llenos de ternura y deseo.  -Shh, no te preocupes. Estoy aquí para ti. Quiero que disfrutes al máximo. ¿Tegustaría que me una a ustedes? -.
 
Bety, con una mezcla detimidez y excitación, asintió. - Sí, por favor. Quiero que estés aquíconmigo -.
 
Martín, sin dudar, sedesnudó rápidamente y se unió a ellos en la camilla, poniéndose de pies junto aellos. Bety, con una sonrisa pícara, comenzó a manosear a Martín, sus manosexplorando su cuerpo, acariciando su pecho, sus brazos y buscando de tocar elpene chico de su marido.
 
- Te he extrañado tanto, gordo-.
 
Martín, excitado por lascaricias de Bety, la besó apasionadamente, sus manos explorando su cuerpo.Bety, con movimientos suaves, comenzó a acariciar el pene de Martín, sintiendosu dureza y su calor.
 
- Mmm, se siente tanbien. Ahhh, estás tan duro gordo -.
 
- Sí, mi amor. Me encantacómo me tocas. Ahhh!, sí -.
 
Martín levanta a bety y sela lleva al sillón que había en la habitación, sentándose él y ella montándose encima,comiéndose a besos con lenguas. Carlos, excitado por la visión, se posicionódetrás de Bety, acariciando su espalda y sus caderas. Bety, sintiendo susmanos, se inclinó ligeramente hacia adelante, dándole acceso a su cuerpo. Dejandosu culote empinado y bien abierto para su masajista.
 
- Bety, quiero penetrartetambién. ¿Te gustaría sentirnos a los dos? -.
 
- Sí, por favor. Quierosentirlos a ambos. Ahhh!, sí -.
 
Carlos, con un movimientolento y controlado, entró en Bety por detrás, sintiendo cómo su cuerpo loenvolvía. Comenzaron a moverse al unísono, sus embestidas sincronizadas,llevando a Bety al borde del éxtasis.
 
- Ahh, sí, sí, así. Noparen, por favor. Aahhh!, que rico! -.
 
- Déjate llevar, Bety.Siente cada ola de placer. Ahhh!, sí, así -.
 
- Así, Bety. Eresincreíble. Ahhh!, sí -.
 
Bety, con un gritoahogado, alcanzó el clímax, su cuerpo convulsionando con el éxtasis. Martín yCarlos, sintiendo su placer, aumentaron el ritmo, sus embestidas más rápidas yurgentes, buscando su propio release.
 
- Ahhh, sí, así. Me corrotanto. Ahhh! -.
 
- Te amo, mi amor. Eresincreíble -.
 
- Sí, Bety. Siente cadagota. Ahhh, sí -.
 
Finalmente, Martín yCarlos alcanzaron el clímax, llenando a Bety con su semilla, sus cuerpostemblando con el placer intenso. Bety, con un grito ahogado, alcanzó el suyo,su cuerpo convulsionando con el éxtasis.
 
- Ahhh, sí, así. Me corrotanto. Ahhh! -.
 
Cuando todo terminó sepasaron al a cama, los tres se quedaron abrazados, sus cuerpos entrelazados,disfrutando de la calidez y la intimidad del momento. Bety, aún recuperándosedel intenso placer, se recostó en los brazos de Martín y Carlos, su cuerporelajado y satisfecho.
 
- Nunca había sentidoalgo así. Gracias, gordo, por este regalo tan especial -.
 
- El placer ha sidonuestro, mi amor. Verte disfrutar así, saber que hemos podido darte algo tanespecial, no tiene precio -.
 
- Ha sido un honor paramí. Y gracias a ti, Martín, por confiar en mí y permitirme ser parte de esto -.
 
Bety, con una sonrisasoñadora, cerró los ojos, dejando que el sueño la envolviera, sabiendo queestaba en los brazos de los hombres que le habían hecho vivir su primera doblepenetración, que había compartido con ellos una experiencia inolvidable. Ymientras se deslizaba en el sueño, una sonrisa permanecía en sus labios, unrecordatorio de la noche perfecta que habían compartido.


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