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Club 69: Concurso "Pija de Acero"

Club 69: Concurso "Pija de Acero"


El Club 69 era exclusivo. No tenía cartel. Solo entraban los invitados. En su interior, no existían las reglas normales. Solo una norma: el placer manda.

Esa noche, el evento principal era uno de los más esperados: el Concurso “Pija de Acero”.

Dos hombres. Seis mujeres. Una sola regla:
el último en correrse gana.

El escenario ya estaba montado. Una tarima acolchada, dos sillones con soportes, cámaras en vivo, luces tenues y un bolillero rojo girando lento. La música bajó. Todos en silencio.

Subieron los concursantes:
Lucas, 29 años, alto, pija gruesa y venosa.
Iván, 35, blanco, tatuado, pija larga y curva.
Ambos desnudos, sentados con las manos atadas atras y la pija parada al máximo.

El público, expectante. En primera fila, las seis chicas:

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1. Sasha, pelirroja, culona, mirada sucia.

2. Mía, rubia, piel de porcelana, tetas naturales.

3. Tania, morocha argentina, curvas de escándalo.

4. Luna, venezolana, piercing en el clítoris .


5. Debby, afro, piernas de diosa, mirada de domadora.


6. Jazmín, asiática, bajita, pero con la energía de una tormenta.


La anfitriona tomó el micrófono:

—¡Bienvenidos al “Pija de Acero”! Cada chica se turnará para cabalgar a los machos… según el bolillero. El que acabe último… se lleva 5 mil dólares y la chica de su elección.

El bolillero giró. Primera bolilla: número 3.

—¡Tania al escenario!

Tania subió, caminando como en cámara lenta, con un body negro de encaje. Se montó sobre Iván, le escupió la pija y se la metió entera de una.

—Vamos a probar tu aguante, papi —le susurró, mientras lo cabalgaba con fuerza, rebotando como una yegua salvaje.

Iván cerraba los ojos, controlando. Mientras tanto, el bolillero giró de nuevo: número 1.

—¡Sasha con Lucas!

Sasha no esperó. Se sacó el vestido y subió sin ropa interior. Le clavó la concha húmeda sin hablar, y empezó a moverse lento, provocadora, mientras lo miraba fijo y se tocaba los pezones.

La gente gritaba, aplaudía. Las cámaras mostraban cada penetración, cada jadeo, cada gota de sudor.

A los cinco minutos, otra ronda.

Mía sobre Iván. Se la metía lento, profundo, con gemidos dulces.
Luna sobre Lucas. Lo montó mirando hacia atrás, mostrándole el culo abierto, moviendo la cadera en círculos.

—No me aguanta nadie —decía mientras le hacía rebotar el culo en la pelvis.

Lucas sudaba, apretaba los dientes.

Más turnos. Más cabalgadas.

Debby monti a Iván y se lo cogió con una intensidad brutal, le dejó la pelvis mojada, le gritó en la cara mientras se corría.

Jazmín sobre Lucas, rápida como una bala, sucia, descontrolada, le hablaba mientras se lo metía:

—No acabés, pervertido. Quiero sentir cómo te temblás sin venirte.

Cuarenta minutos. El público extasiado. Gritos, música, cuerpos enloquecidos.

De repente…

Iván gimió fuerte. Arqueó la espalda. Y acabó.

La anfitriona gritó:

—¡Tenemos un ganador! ¡Lucas tiene la “Pija de Acero” de la noche!

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Las chicas lo rodearon, lo abrazaban, le daban besos, lo acariciaban. La anfitriona se acercó con el micrófono:

—Lucas… ¿con cuál te vas esta noche?

Él miró a todas… y señaló.

—Con Luna. Pero solo si me la puedo coger otra vez… delante de todos.

Ella sonrió.

—¿Una vez? Te vas a venir cinco… papi.

Y se lo llevó de la mano, entre aplausos, hacia la sala roja del fondo.

Donde los verdaderos premios apenas comenzaban.



Lucas entró a la sala roja con Luna de la mano. La puerta se cerró detrás. Luz tenue, alfombra roja, espejos en las paredes y un sofá de cuero ancho en el centro. Una mesita con copas, lubricantes, juguetes… todo servido.

Luna se giró hacia él con una sonrisa perversa.

—Te ganaste el premio, campeón. Pero no sabés lo que te espera.

Le bajó el pantalón lentamente. Su pija ya estaba dura, palpitante. Ella se arrodilló sin dudar.

—Mmm… esta pija me hizo gemir frente a todos. Ahora me la como sola.

Le dio una chupada profunda, hasta la garganta. Lo miraba desde abajo mientras lo mamaba con ganas, con lengua lenta y saliva chorreando.

—¿Estás cómodo? Porque no te voy a dejar respirar.

Se la sacó de la boca con un pop, lo empujó al sillón y se subió encima. Desnuda, mojada, lista.

Le rozó la punta con la concha y se la metió entera con un gemido suave.

—Mmm... ¡sí! Otra vez adentro.

Lo cabalgaba lento, profundo, apretando con las piernas, bajando la cadera como si lo ordeñara. Se inclinó, le besó el cuello, le lamió el pecho.

—Me encanta cómo me llenás…

Se incorporó de nuevo, lo miró desde arriba, y empezó a montarlo con más fuerza. Las tetas saltaban, el culo bajaba hasta chocar con su pelvis.

Lucas no podía más. Le apretaba la cintura, la miraba rebotar como si fuera irreal.

—¿Querés acabar ya? —preguntó Luna, jadeando—. No todavía.

Se bajó de un salto, buscó lubricante en la mesa. Se inclinó, con el culo redondo apuntando directo a él.

—Ahora quiero que me la metas por atrás. Pero yo te voy a enseñar cómo se hace.

Se puso de espaldas, se montó en él de nuevo… esta vez guiándolo hacia su parte más prohibida.

Lucas sintió cómo lo apretaba más que nunca. Luna gimió fuerte, se apoyó en sus muslos y empezó a moverse lentamente, con la espalda arqueada y el cuerpo brillando de sudor.

—¡Ah, sí! Así… llename entera. Rompeme despacito…

El ritmo subía. Sus nalgas chocaban, los cuerpos gemían. Luna se tocaba el clítoris, se lo movía encima mientras se lo llevaba todo.

Lucas ya no podía más. Le agarró la cintura y la cogió fuerte, sin parar, hasta que explotó adentro de ella, rugiendo.

Luna sonrió, se giró y se sentó sobre su pecho, jadeando.

—Ahora sí… eso es un campeón.
Y esta fue solo la ronda de bonificación.



Súper Concurso “Pija de Acero XL”

Una semana después, los pasillos del Club 69 estaban más llenos que nunca. Corrió el rumor: Lucas, el campeón anterior, volvería al escenario. Esta vez, no solo como participante, sino como parte del espectáculo más bestial que el club había montado jamás.

Luces rojas, ambiente húmedo, cuerpos sudados, todos reunidos en torno a una tarima redonda, con dos plataformas giratorias.

La anfitriona apareció con un vestido negro transparente, y anunció:

—¡Bienvenidos al Súper Concurso Pija de Acero XL!
Esta noche, tres participantes. Nueve mujeres. Tres premios.
Pero hay una nueva regla…

¡El que aguante más turnos sin correrse, gana todo!

Subieron los nuevos machos:

Nico, rubio, joven, cuerpo marcado, nervioso.

Thiago, moreno, callado, pero con una erección que hablaba por él.

Y por supuesto… Lucas, el campeón, pija dura desde que entró.


El bolillero comenzó a girar. Las mujeres, una más caliente que la otra, se alinearon frente al escenario. Esta vez, el club trajo lo mejor:

1. Sasha, la pelirroja insaciable.

2. Jazmín, la asiática eléctrica.

3. Luna, la venezolana experta en anal.

4. Clara, milf argentina, culona y dominante.

5. Kira, dominicana, labios carnosos, lengua larga.

6. Yin, gemela de Jazmín, tímida pero perversa.

7. Noelia, afro, amante del squirt.

8. Vicky, rubia europea, experta en doble penetración.

9. Debby, la más salvaje.


Primera ronda:

Bolilla 6 → Yin sobre Nico
Bolilla 3 → Luna con Thiago
Bolilla 1 → Sasha sobre Lucas

Sasha lo monta como si no hubiese mañana. Lo lame, lo cabalga, lo escupe, lo gira. Lucas la domina con la mirada, sin acabarse.

—Estás más duro que la última vez… —susurra ella, masturbándose sobre su abdomen antes de bajarse.

Segunda ronda:

Bolilla 9 → Debby con Lucas

Debby no espera. Se lo mete por el culo y por la boca al mismo tiempo (con ayuda de juguetes). Lo lame, lo muerde, lo cabalga de espaldas y le dice al oído:

—Hoy te desarmo, campeón.

Pero Lucas sigue resistiendo.

Tercera ronda:

Las chicas comienzan a combinarse. Entran de a dos.

Vicky y Kira sobre Thiago: doble cabalgata.
Jazmín y Noelia sobre Nico: squirt en la cara mientras se lo montan.
Luna y Clara sobre Lucas: una en la boca, otra sobre la pija.

El público enloquece. Hay cámaras en vivo, apuestas, gritos.
Los cuerpos se chocan, se lamen, se funden.

Después de 60 minutos, Nico se corre. Caído.

A los 75, Thiago no aguanta más y acaba a gritos.

Queda Lucas, todavía erecto, cubierto de saliva, jugo y aceite.

La anfitriona se acerca con el micrófono:

—Señoras y señores… ¡Lucas retiene el título! ¡Pija de Acero XL 2025!
¿Y el premio? Diez mil dólares, acceso ilimitado al Club, y…
¡Una noche con las tres finalistas que él elija!

Lucas no duda.

—Luna, Sasha… y Clara.

Las tres sonríen, se acercan, y lo besan en turnos.
La anfitriona anuncia:

—Y ahora, la Sala VIP se convierte en tu trono.

Las luces bajan. La música sube.
Y Lucas entra a la historia del club, mientras las chicas lo arrastran hacia el fondo, listas para la verdadera maratón.


La anfitriona los acompañó hasta la última puerta. Sala VIP Roja. Seguridad biométrica. Solo el campeón podía entrar.

—Todo lo que pase aquí dentro —le dijo en voz baja— queda entre estas paredes. Y durará… hasta que alguna te saque arrastrando.

Lucas entró. Música suave. Aromas dulces y afrodisíacos. Un lecho inmenso cubierto de sábanas negras. Luces tenues, espejos, aceites, juguetes, esposas colgando, látigos suaves, esposas de terciopelo.

Las tres estaban allí. Desnudas.

Luna, la diosa venezolana, sentada con las piernas abiertas, masturbándose despacio.
Sasha, pelirroja, de pie frente al espejo, besándose los pezones.
Clara, la milf argentina, recostada como una reina, acariciándose con una copa de vino en la mano.

—Vení, campeón —dijo Clara—. Ahora nos pertenecés.

Lucas se desnudó en silencio. Su pija, ya palpitando otra vez.

Luna fue la primera en arrodillarse.
—Quiero saborearte todo. Pero primero, quiero que me acabes otra vez en la garganta.

Lo mamó lento, profundo, con lengua afilada, mientras Sasha se montaba en su cara, abriéndose con los dedos.

—Comeme mientras te la chupan… quiero ver si el campeón también sabe usar la lengua.

Y sí que sabía. Lucas chupaba, lamía, mordía el clítoris de Sasha con una habilidad sucia, mientras Luna tragaba su pija hasta el fondo, dejándola chorrear.

Clara se acercó por detrás. Lo acarició. Le lamió la espalda. Lo susurró:

—¿Querés aguantar? Te vamos a hacer rogar.

Se puso en cuatro, abrió su culo y se ofreció.

—Vení, llename como hiciste en el escenario.

Lucas se la metió sin aviso. Fuerte. Clara gritó.
—¡Sí! ¡Así! ¡Cogeme como tu premio!

Mientras la penetraba por atrás, Luna se subía de nuevo sobre él. Se turnaban. Se besaban entre ellas. Se lo chupaban de nuevo. Se sentaban una tras otra en su pija, empapadas, calientes, descontroladas.

—¡Ahora yo! —gritó Sasha, empujando a las otras y montándolo con las piernas temblando—. No pares… ¡no pares!

Lucas estaba al límite. Tres cuerpos sobre él. Tres voces pidiéndole. Cuerpos brillantes. Tetas rebotando. Conchas chorreando.

Hasta que explotó.

Se vino dentro de Sasha, temblando. Ella se vino encima, gimiendo, con los músculos apretando. Clara y Luna lo besaban en los costados, lo lamían mientras seguía palpitando.

Pero no habían terminado.

Clara lo montó de nuevo.

—¿Creíste que habías acabado? En este club, la noche dura hasta que no podés ni hablar.

Y tenía razón.

Lucas acabó tres veces más esa noche.

Una dentro de Luna, que gritó su nombre mientras se lo metía por atrás.
Otra en la boca de Sasha, que lo tragó todo sin pestañear.
Y la última entre las tetas de Clara, que se lo restregó mientras se masturbaba encima de su cara.

Cuando amaneció, Lucas dormía desnudo entre las tres.
Rendido. Marcado. Sonriendo.

El campeón del Club 69.

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1 comentarios - Club 69: Concurso "Pija de Acero"

ekissa7816
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