A Ana la conocí en el club provincial. Mi grupo de amigos se había hecho socio para ir a la pile un verano y ahí estaba ella con sus amigas.
El flechazo fue instantáneo y ambos pegamos mucha onda, sin embargo no me animaba a avanzar. A veces pasábamos horas chateando pero cuando nos veíamos arrugaba. Al final un amigo, en solo una noche de baile, no solo le la transó sino que además se la terminó cogiendo. Yo me sentí terrible ya que me había enamorado, pero para sorpresa la relación no pasó de esa noche, así que aún mantenía mis esperanzas.
A los quince días pasó lo mismo, pero con otro conocido, en un boliche se la encaró, arrancaron juntos, y Ana la terminó culiando en un pasillo del barrio. Usó ese término, culiar, y no me animé a preguntar si realmente fue sexo anal o solo común.
De esto ella no me decía nada, pero casi todas las noches pasábamos horas hablando de música, libros, películas. Teníamos gustos muy parecido, y la atracción no era solo física, yo sentía que era algo más profundo.
Ella si bien no destacaba de otras chica, o sea, era linda de cara, buen cuerpo, aunque no se vestía para mostrarlo, tenía una personalidad que a todos le gustaba, lo cual hacía que no fuera yo el único que le anduviera detrás. De hecho, un amigo me había confesado que también se había enamorado, pero después de ver como otros dos del grupo se la habían cogido, él ya no la consideraba digna de su amor. Yo por el contrario cada día la amaba más.
Finalmente una noche se dio, yo estaba medio borracho, empezamos a bailar, y le terminé comiendo la boca. Estuvimos toda la noche juntos, pero no pasó nada.
A la semana la invité a salir, fuimos a comer algo, y luego le dije de ir a mi casa ya que mis padres y mi hermano habían salido.
Yo estaba muy nervioso, me sudaban las manos, vimos una peli, yo la abrazaba pero no me animaba a más. Cuestión que terminó la peli y ella me dice que se iba, nuestra química en vivo no era como en chat, posiblemente mis nervios no ayudaran en nada. Ya estábamos parados despidiéndonos cuando me lancé con todo y la besé en la boca, y le empecé a acariciar el culo por encima del pantalón. Ella accedió sin problemas, y cuando metí la mano por dentro de su pantalón y le empecé a acariciar el agujero del culo noté que se empezó a excitar en serio, tanto así que cuando lubrique mi dedo con su flujo y, mientras nos besábamos de pie, empecé a introducir mi dedo en su ano lo aceptó sin decir nada. Era nuestro segundo beso, no habíamos cogido nunca, y ya mi dedo estaba en su culo. Yo pensé que iba a ser una gran cogida, pero cuando nos desnudamos empezaron los problemas. Ella, al quedar desnuda, sin las ropas holgadas que solía usar, que no resaltaba su cuerpo para nada, estaba mucho más buena de lo que había imaginado jamás. Sus tetas, de pezones rosados y blancas por falta de sol, eran más grandes y turgentes de lo que aparentaban. Su culo, era digno de una estatua romana, parecía esculpido en marmol, era duro y muy trabajado, al igual que su abdomen. En su monte de venus un hermoso matorral de pelo rubio cubría su preciada concha, que ya había probado la pija de dos amigos. Yo no pude hacer más que elogiar su cuerpo.
Yo, por el contrario, si bien tenía buen cuerpo y era alto, como todos saben, esto no hacía más que resaltar los centímetros de pija que me faltaban. Pude notar su cara de decepción al mirar hacía abajo, pero por suerte no hizo que se echara para atrás. Me puse rápido un forro y comencé a penetrarla mientras le chupaba las tetas, sin embargo, si bien ella parecía gozar, su cara de decepción al verme la verga hizo que me pusiera nervioso y perdiera la erección. El forro se fue saliendo de mi pitito flácido mientras la penetraba. Dejé de insistir con eso y bajé a comerle la concha. A los dos minutos me apartó la cabeza de su entrepiernas porque había acabado con mi lengua.
Nos quedamos en la cama un rato charlando, y aunque me sentía un poco humillado, sobre todo porque ella en ningún momento hizo nada por querer que mi pene se ponga duro de nuevo. No me lo tocó nunca, ni hablar de chuparlo, y tampoco se preocupó porque yo no había acabado. Sin embargo suelo ser insistente y comencé a besarla de nuevo, boca, cuello, le acariciaba su clítoris, bajé a lamer sus tetas, su panza, su monté de venus con olor a preservativo, y al final la hice dar vuelta y le empecé a chupar el culo. Ella boca abajo, y yo metiendo dedos en su concha mientras le comía el pequeño hoyo por donde hacía caca, y por donde Matías quizás la hubiese culiado. Eso hizo que mi pene se pusiera duro de nuevo, así que me puse un forro nuevo, y se la empecé a poner, por la concha, en cuatro.
Ver ese culo para nada despreciable, no era gorda, pero su culo era grande, su ano resplandecía como una escarapela entre sus nalgas, y lo único que desentonaba era mi pequeño pene que aún duro parecía muy pequeño para ese asombroso par de nalgas.
Ella toleraba mi pene sin quejas, pero veía que no había demasiado entusiasmo y mi pitito terminó flácido nuevamente. Nuevamente recurrí a mi lengua y mis dedos, esta vez en su ano, para hacer que acabe de nuevo. Yo aún nada.
Al final se terminó yendo. La acompañe a tomar un colectivo y le dije de volver a vernos la semana que viene. Ella me dijo que mejor no, que no había sentido piel entre los dos.
Un par de semana después, un conocido del grupo, éramos como quince, me pregunta si me molestaba que se la encare. Le dije que no a pesar de seguir enamorado, no sé por qué, pensaba que con él iba a ser como todos, que no pasaba de la primera cogida. Pero a diferencia de los otros dos que tenían pijas normales, y yo, pito chico, este chico tenía una pija muy por encima del promedio.
En un momento, mucho tiempo después, nos encontramos, ambos borrachos, ambos solteros y caminamos juntos por varias cuadras a la salida del boliche. Yo le dije que había pensado que había habido realmente onda entre nosotros y ella me dijo que sí, que ella estaba enamorada, y se cogió a los otros dos para darme celos porque yo no hacía nada. Pero que cuando vio mi pija se puso mal, pero pensó bueno, por ahí al menos coge bien. Pero que encima la cogí tan mal que dijo por más que lo quiera, si sigo con este flaco mi vida sexual va a ser una mierda y por eso decidió cortar. Y para poner la frutilla a la torta me dijo que luego, cuando estuvo con Marcos, el pijudo, nunca lo amó, que incluso un tiempo siguió enamorada de mí, pero que los orgasmos que le sacaba Marcos a pijazos la ayudaron a superarme.
Yo la stalkeao en redes sociales, ya casada y con hijos, y pienso en mi dedo que estuvo en su culo, y en la pija que debe tener en esposo que le hizo dos hijos, y me toco el pitito en su honor.
El flechazo fue instantáneo y ambos pegamos mucha onda, sin embargo no me animaba a avanzar. A veces pasábamos horas chateando pero cuando nos veíamos arrugaba. Al final un amigo, en solo una noche de baile, no solo le la transó sino que además se la terminó cogiendo. Yo me sentí terrible ya que me había enamorado, pero para sorpresa la relación no pasó de esa noche, así que aún mantenía mis esperanzas.
A los quince días pasó lo mismo, pero con otro conocido, en un boliche se la encaró, arrancaron juntos, y Ana la terminó culiando en un pasillo del barrio. Usó ese término, culiar, y no me animé a preguntar si realmente fue sexo anal o solo común.
De esto ella no me decía nada, pero casi todas las noches pasábamos horas hablando de música, libros, películas. Teníamos gustos muy parecido, y la atracción no era solo física, yo sentía que era algo más profundo.
Ella si bien no destacaba de otras chica, o sea, era linda de cara, buen cuerpo, aunque no se vestía para mostrarlo, tenía una personalidad que a todos le gustaba, lo cual hacía que no fuera yo el único que le anduviera detrás. De hecho, un amigo me había confesado que también se había enamorado, pero después de ver como otros dos del grupo se la habían cogido, él ya no la consideraba digna de su amor. Yo por el contrario cada día la amaba más.
Finalmente una noche se dio, yo estaba medio borracho, empezamos a bailar, y le terminé comiendo la boca. Estuvimos toda la noche juntos, pero no pasó nada.
A la semana la invité a salir, fuimos a comer algo, y luego le dije de ir a mi casa ya que mis padres y mi hermano habían salido.
Yo estaba muy nervioso, me sudaban las manos, vimos una peli, yo la abrazaba pero no me animaba a más. Cuestión que terminó la peli y ella me dice que se iba, nuestra química en vivo no era como en chat, posiblemente mis nervios no ayudaran en nada. Ya estábamos parados despidiéndonos cuando me lancé con todo y la besé en la boca, y le empecé a acariciar el culo por encima del pantalón. Ella accedió sin problemas, y cuando metí la mano por dentro de su pantalón y le empecé a acariciar el agujero del culo noté que se empezó a excitar en serio, tanto así que cuando lubrique mi dedo con su flujo y, mientras nos besábamos de pie, empecé a introducir mi dedo en su ano lo aceptó sin decir nada. Era nuestro segundo beso, no habíamos cogido nunca, y ya mi dedo estaba en su culo. Yo pensé que iba a ser una gran cogida, pero cuando nos desnudamos empezaron los problemas. Ella, al quedar desnuda, sin las ropas holgadas que solía usar, que no resaltaba su cuerpo para nada, estaba mucho más buena de lo que había imaginado jamás. Sus tetas, de pezones rosados y blancas por falta de sol, eran más grandes y turgentes de lo que aparentaban. Su culo, era digno de una estatua romana, parecía esculpido en marmol, era duro y muy trabajado, al igual que su abdomen. En su monte de venus un hermoso matorral de pelo rubio cubría su preciada concha, que ya había probado la pija de dos amigos. Yo no pude hacer más que elogiar su cuerpo.
Yo, por el contrario, si bien tenía buen cuerpo y era alto, como todos saben, esto no hacía más que resaltar los centímetros de pija que me faltaban. Pude notar su cara de decepción al mirar hacía abajo, pero por suerte no hizo que se echara para atrás. Me puse rápido un forro y comencé a penetrarla mientras le chupaba las tetas, sin embargo, si bien ella parecía gozar, su cara de decepción al verme la verga hizo que me pusiera nervioso y perdiera la erección. El forro se fue saliendo de mi pitito flácido mientras la penetraba. Dejé de insistir con eso y bajé a comerle la concha. A los dos minutos me apartó la cabeza de su entrepiernas porque había acabado con mi lengua.
Nos quedamos en la cama un rato charlando, y aunque me sentía un poco humillado, sobre todo porque ella en ningún momento hizo nada por querer que mi pene se ponga duro de nuevo. No me lo tocó nunca, ni hablar de chuparlo, y tampoco se preocupó porque yo no había acabado. Sin embargo suelo ser insistente y comencé a besarla de nuevo, boca, cuello, le acariciaba su clítoris, bajé a lamer sus tetas, su panza, su monté de venus con olor a preservativo, y al final la hice dar vuelta y le empecé a chupar el culo. Ella boca abajo, y yo metiendo dedos en su concha mientras le comía el pequeño hoyo por donde hacía caca, y por donde Matías quizás la hubiese culiado. Eso hizo que mi pene se pusiera duro de nuevo, así que me puse un forro nuevo, y se la empecé a poner, por la concha, en cuatro.
Ver ese culo para nada despreciable, no era gorda, pero su culo era grande, su ano resplandecía como una escarapela entre sus nalgas, y lo único que desentonaba era mi pequeño pene que aún duro parecía muy pequeño para ese asombroso par de nalgas.
Ella toleraba mi pene sin quejas, pero veía que no había demasiado entusiasmo y mi pitito terminó flácido nuevamente. Nuevamente recurrí a mi lengua y mis dedos, esta vez en su ano, para hacer que acabe de nuevo. Yo aún nada.
Al final se terminó yendo. La acompañe a tomar un colectivo y le dije de volver a vernos la semana que viene. Ella me dijo que mejor no, que no había sentido piel entre los dos.
Un par de semana después, un conocido del grupo, éramos como quince, me pregunta si me molestaba que se la encare. Le dije que no a pesar de seguir enamorado, no sé por qué, pensaba que con él iba a ser como todos, que no pasaba de la primera cogida. Pero a diferencia de los otros dos que tenían pijas normales, y yo, pito chico, este chico tenía una pija muy por encima del promedio.
En un momento, mucho tiempo después, nos encontramos, ambos borrachos, ambos solteros y caminamos juntos por varias cuadras a la salida del boliche. Yo le dije que había pensado que había habido realmente onda entre nosotros y ella me dijo que sí, que ella estaba enamorada, y se cogió a los otros dos para darme celos porque yo no hacía nada. Pero que cuando vio mi pija se puso mal, pero pensó bueno, por ahí al menos coge bien. Pero que encima la cogí tan mal que dijo por más que lo quiera, si sigo con este flaco mi vida sexual va a ser una mierda y por eso decidió cortar. Y para poner la frutilla a la torta me dijo que luego, cuando estuvo con Marcos, el pijudo, nunca lo amó, que incluso un tiempo siguió enamorada de mí, pero que los orgasmos que le sacaba Marcos a pijazos la ayudaron a superarme.
Yo la stalkeao en redes sociales, ya casada y con hijos, y pienso en mi dedo que estuvo en su culo, y en la pija que debe tener en esposo que le hizo dos hijos, y me toco el pitito en su honor.
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