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¿Por qué haces tantas cosas? 😕




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Compendio II


A diferencia de mi marido, que me pide permiso para preguntarme cosas, yo intento ser más directa.

“¿Por qué haces tantas cosas?”, le pregunté a mi esposito lindo una vez que terminó su rutina de ejercicios nocturna.

😋

¿Por qué haces tantas cosas? 😕

Está increíble.

Todo sudado, pero sin oler mal, solo lo suficiente para oler más... masculino. Fuerte.

Y sus suaves gemidos mientras hace flexiones...

🤤

Digamos que... me afectan.

“Ya sabes por qué. Las niñas me lo pidieron” me respondió mientras se ponía la camiseta del pijama.

¡Todavía no puedo creer que pueda dormir y jugar todas las noches con mi propio Superman!

Pero cuando se sentó a mi lado en la cama, puse mala cara.

“No me refiero a eso.” Le expliqué. “Cocinas, limpias, haces ejercicio...”

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😕

Me miró confundido.

“¿De dónde viene eso?” me preguntó, acostándose a mi lado.

La forma en que sus ojos me miraban me hizo ponerme colorada.

😊

“Bueno... haces tantas cosas... que siento que no soy una buena esposa para ti”, le confesé, súper avergonzada, trazando un dibujo en la sábana.

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Él se rió, con esa risita tibia y tierna que me hace cosquillear el pecho.

“Marisol, haces lo suficiente.” Me tomó la mano y me miró con esos ojos encantadores...

😍

Aparté la mano.

“¡No, no lo hago!”, protesté. “No sé planchar bien las camisas, las niñas siguen prefiriendo como tú cocinas y lo único que hago decentemente es limpiar la casa.”

🤔

“Bueno,” dijo pensativo “yo soy el que más camisas lleva al trabajo, así que debería plancharlas yo. Puede que a las niñas les guste más mi cocina, pero la tuya también les gusta. Y tú mantienes la casa impecable durante la semana. No veo cuál es el problema.”

Hice un puchero aún más grande.

😠

“¡Pero tú siempre estás haciendo cosas nuevas!” me quejé. “Haces ejercicio, has aprendido a hacer empanadas desde cero, preparas un delicioso sushi de salmón...”

Él se echó a reír.

😂

“¿Es eso? ¿Estás celosa de mí?” bromeó conmigo.

😰

“¡No, no lo estoy!” respondí nerviosa.

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Me miró con esa mirada que siempre me derrite.

😍

“Ruiseñor, me conoces desde hace más de diez años. Siempre he sido curioso. Me gusta aprender cosas nuevas. Especialmente si tú y las niñas lo disfrutan.”

“¡Pero yo casi no hago nada!»”, protesté todavía más, con los ojos casi llorosos.

😭

“Haces mucho.” Su tono era suave pero firme. “Al menos las niñas saben vestirse y cuidar de sí mismas.”

“¡Eso es lo básico de la crianza! ¡Todas las mujeres enseñan eso!” negué con la cabeza. Él lo hacía parecer algo muy importante.

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🤔

“No todas las mujeres.” Se quedó callado un momento y su voz se volvió más seria. “Marisol, cuando empezamos a salir, yo todavía no sabía vestirme bien. Me ponía cualquier cosa. Mi madre intentó enseñarme, pero nunca lo aprendí. ¿Pero nuestras hijas? Siempre están limpias, peinadas y seguras de sí mismas. Eso es gracias a ti.”

¿Por qué haces tantas cosas? 😕

Se me encogió el pecho.

😳

“Pero tú haces tantas cosas...” insistí de nuevo, porfiada.

Mi esposito lindo suspiró, se acercó más, se apoyó en un codo y me miró con esos ojos inteligentes y preciosos. El colchón se hundió bajo su peso.

“Sí,” dijo suavemente. “pero tú eres perfecta para mí.”

0.0

Dijo lo correcto en el momento adecuado.

Me derretí un poco por dentro, pero seguí protestando.

😍

“¿Cómo? ¡Tú lo haces todo! Siempre estás aprendiendo cosas nuevas...”

“Es cierto que yo hago muchas cosas, pero siempre nos cuidamos mutuamente.” Me empezó a enumerar con esa voz tranquila y reflexiva de papá. “Rara vez discutimos, lo cual también es bueno. Nunca gastas más de lo que tenemos ahorrado y, de hecho, intentas ahorrar tanto como yo. Siempre me cubres cuando se me pasa algo, además tienes un instinto maternal increíble con nuestras hijas y con Jacinto que yo nunca noto. No te importa si nos vamos de vacaciones al extranjero o simplemente por el país. De hecho, ni siquiera te quejas si no nos vamos de vacaciones. Te iluminas de felicidad si te compro un helado y sigues siendo entretenida para hablar cuando vemos animé o películas. Así que sí, tú lo vales.”

😊

Sentí que me ponía más colorada.

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“Pero conoces a tantas mujeres inteligentes y lindas...” me quejé picada, pensando en sus compañeras de trabajo. “Son tan... exitosas.”

😟

La expresión de mi esposito lindo cambió al instante, no se enfadó, sino que se concentró intensamente.

Me acarició la cara con la mano, rozándome la mejilla con el pulgar.

😳 😍

“Sí. Pero sigo prefiriéndote a ti antes que a las demás. Quizá pienses que debería estar con alguien tan inteligente como yo... pero eso me parece aburrido. ¿Sinceramente? Apenas me gusto a mí mismo.” Sonrió cálido, seguro y tierno.

O.O

Parpadeé, sin poderle creer.

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“¿Apenas te gustas a ti mismo?” Las palabras se me salieron de la boca desesperadas. “Pero tú eres... tú. Todo el mundo te quiere.”

Él lo restó importancia como si no fuera nada.

😏

“Tú y las niñas ven una faceta diferente de mí.” dijo con su tono cálido y modesto. “Quizás por eso hago tantas cosas por ti y por las niñas. Intento ser ese hombre que ves en mí.”

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😳 😊 😆

Sus palabras me quedaron en la mente y en el corazón.

Abrí la boca para discutir, pero él me apartó un mechón de pelo húmedo de la frente.

Sus dedos se movieron despacito, cálidos y firmes contra mi sien.

😚

Mis protestas se derritieron en mi lengua, sustituidas por el familiar aroma de su sudor, tranquilizador y limpio, como la tierra calentada por el sol después de hacer ejercicio.

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“¡Eres ridículo!” Le conté después de ese beso. “Hablando como si no fueras suficiente.”

Mientras su pulgar trazaba la curva de mi mandíbula, noté cómo algo enorme y grueso crecía dentro de sus pantalones.

😈

“Eres la única que me hace sentir así.” Me dijo mi esposito lindo, con voz suave y sexy.

Su respiración se cortó cuando mi mano se deslizó por su pecho y mis dedos se extendieron sobre los duros músculos de sus abdominales bajo la fina tela.

🤤

“Siempre lo has sido.” Me remató con su mirada tierna.

😍

Sus ojos se fijaron en mi escote.

XD

Los ve todas las noches y apuesto a que en el trabajo también ve otros más grandes y bonitos.

Pero no.

Simplemente le gustan mucho los pechos.

Mis pechos.

😤

Mi mano acarició la punta de su miembro duro como una piedra.

Él, mientras tanto, introdujo sus dedos del corazón e índice en mi ansiosa conchita, haciéndome derretirme.

“Mi esposito lindo...” jadeé, arqueándome contra él.

😩 😖

Sus dedos me conocen demasiado bien: el punto exacto, la presión exacta.

¿Por qué haces tantas cosas? 😕

😩 😲

“Siempre sabes cómo...” Le dije, gozándola toda.

“¡Lo sé!” se rió, disfrutando de verme así. “Años de práctica.”

😂

No podía dejarlo pasar.

Envolví la punta de su pene con mi mano, tal y como a él le gusta.

“Pero...” protesté, mientras mi pulgar recorría la mancha húmeda que se extendía por sus pantalones de pijama. “¿Por qué yo?”

Mi esposito lindo gimió, empujando sus caderas contra mi mano.

“Porque eres... mi mejor amiga.” Tragó saliva con dificultad, clavándome los dedos en la cadera.

“Eres auténtica. ¿Las otras mujeres? Son refinadas. Calculadoras. ¿Tú?”. Su risita linda es maravillosa. “Eres sincera. Hablas con los perros. Lloras con los dibujos animados. Roncas y das patadas cuando duermes inquieta.”

Su mirada se posó en mis pechos, que se tensaban contra el fino algodón de mi camisón.

“¿Y estos?” Me acarició uno, rozando mi pezón con el pulgar a través de la tela. “Perfectos para agarrar. Son míos.”

Froté su miembro más rápido, haciéndole gemir.

😏

“Y tú nunca me dijiste que tenías algo tan grande...” le seguí el juego. “Siempre quieres jugar conmigo... siempre tan caliente... pero es demasiado grande para mí solita... así que tengo que compartirlo con otras mujeres... junto contigo.”

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Él se rió suavemente y me acercó hacia él.

“¡No te voy a compartir con nadie!” gruñó juguetonamente. “Eres mía.”

Sus dedos se deslizaron más profundo dentro de mí, curvándose justo en el lugar adecuado.

“¿Ves? Encajan perfectamente.”

😵 😲

Eso es lo que me encanta de él. Me conoce tan bien. Mordisqueó mis pezones endurecidos, casi haciéndome llorar de deseo de que los chupara. Mientras tanto, me acariciaba como un loco, haciendo que los labios de mi conchita temblaran con su tacto.

“¡Mi esposito lindo!” jadeé con voz tierna, bajándole los pantalones del pijama. “Te necesito dentro de mí.”

X0

Su grueso pene saltó libre, ya resbaladizo en la punta.

La envolví con mi mano, sintiendo el calor pulsando contra mi palma.

Mi esposito lindo gimió bajo y caliente, mientras me subía el camisón por encima de las caderas.

Sus dedos hermosos se clavaron en mis muslos, abriéndome.

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“¿Lo quieres suave o duro?” preguntó, provocándome con la punta.

🤤

“¡Duro!” le respondí, acercándolo más a mí. “Hoy te necesito duro.”

Cuando salíamos juntos, mi mejor amigo solía hacerme el amor con dulzura. Pero una vez que nos casamos, comprendió que también me gusta que sea duro.

Para mí, hacer el amor y tener sexo duro es como elegir si quiero helado de chocolate o de vainilla.

Y bueno... mi trasero es helado de frutilla.

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😏

Mi amado se abalanzó sobre mí sin previo aviso, hundiéndose hasta el fondo con una brutal embestida.

El aire salió de mis pulmones cuando mi espalda se arqueó sobre el colchón.

😩 😖

Sus manos se aferraron a mis caderas, sus dedos me magullaron la piel mientras marcaba un ritmo implacable.

Cada embestida era más profunda, más fuerte y más brusca que la anterior.

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😩 😲

El cabecero golpeaba la pared al ritmo de sus gruñidos, un frenético redoble de tambores que resonaba en nuestra oscura habitación.

🤤

Me gusta la emoción que me produce.

Tengo que permanecer callada mientras me penetra, con cuidado de no despertar a nuestras hijas ni a nuestro bebé, lo cual es todo un reto, porque mi amado no se contiene.

Además, su pene es tan grueso que cuando me embiste así, me deja la conchita adolorida y un poco sensible, que es increíble.

😵

Se inclinó sobre mí, con el sudor goteando sobre mi pecho mientras me la metía con más fuerza.

Su respiración era pesada y entrecortada contra mi oído.

“¡Me gustas tanto!” me gruñó, dándome su máximo esfuerzo “¡Estás siempre tan estrecha para mí!”

Sus manos se movieron para variar hacia mis pechos, apretándolos con fuerza, haciéndome jadear.

😂

Envolví mis piernas alrededor de su cintura, atrayéndolo más hacia a mí, respondiendo a sus embestidas con las mías.

La cama crujía más fuerte, un ritmo frenético que coincidía con los latidos de mi corazón.

😫 😖

Para mí, sigue siendo dulce.

Me desea con tanta intensidad, sus manos se convierten en garras sobre mis pechos y mi colita, y sus besos son tan buenos que me dejan sin aliento.

😘

Además, su impulso es tan inmenso que me excita y me hace desear que me deje embarazada.

El ritmo de mi amado se aceleró de repente, sus caderas se movían con más fuerza al sentir cómo mis paredes internas se contraían a su alrededor.

😩😫

“¡Carajos, Marisol!” me gruñó con una voz ronca.

Una mano se deslizó hacia abajo para agarrarme la colita, levantándome para que coincidiera con sus embestidas, mientras que la otra se enredaba en mi pelo, inclinando mi cabeza hacia atrás.

😘

Su boca se estrelló contra la mía, ahogando mis gemidos mientras me la metía más adentro, el golpe de la piel resonando en el calor entre nosotros.

Podía saborear la sal en sus labios, sentir el temblor de sus músculos mientras se contenía, siempre tan cuidadoso de no hacerme demasiado daño, incluso cuando yo le rogaba que fuera más duro.

😖😲

Y luego está su espalda.

🤤

Se siente tan musculosa y enorme al tacto que, sinceramente, me excita constantemente pensar en mí y en las mujeres con las que también se acuesta.

Es tan modesto y agradable que nadie diría que tiene esa cosa enorme y gruesa debajo de los pantalones, y a las mujeres les encanta, tanto como a mí.

¿Por qué haces tantas cosas? 😕

😈

Las embestidas de mi marido se volvieron más fuertes, salvajes, con su aliento caliente en mi cuello mientras se hundía más adentro, cada movimiento de sus caderas enviándome ondas de choque.

XO

Le arañé los hombros, clavándole las uñas en la piel sudorosa, animándole a seguir.

La habitación olía a nosotros: a sal y sexo y al ligero aroma de su colonia.

Sus dientes rozaron mi cuellito, posesivos y afilados, y yo me arqueé, jadeando mientras el placer se enroscaba en mi vientre.

“¡Casi!” Le avisé con voz agitada. “¡Me falta poquito!”

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😩😫

Y esa es la otra cosa: tiene un control increíble.

Claro, cuando nos volvemos locos, dura un poquito menos.

Pero media hora no está nada mal, sobre todo si piensas que empiezas a sentir placer alrededor del tercer minuto.

Así que llegas al clímax una y otra vez, y al final te sientes sudorosa, dolorida, agotada, pero con una sonrisa deliciosa y satisfecha.

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🤤

Las caderas de mi amado se movían dentro de mí, cada embestida era profunda y contundente, y me dejaba sin aliento.

Sus dientes encontraron la curva de mi hombro y me mordieron lo suficiente como para hacerme gritar, un sonido que él ahogó con otro beso salvaje.

Podía sentir la tensión que se acumulaba en él, la forma en que sus músculos temblaban mientras luchaba por contenerse.

“¡Mírame!” gruñó con voz grave y oscura.

😳

Abrí los ojos a la fuerza y me encontré con sus ojitos negros, feroces y posesivos en la penumbra.

“¡Eres mía! ¡Solo mía!” Su mano se deslizó entre nosotros, sus dedos encontraron mi botón y lo acariciaron con fuerza y rapidez.

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El mundo se hizo añicos.

XO

Para mí, él se parece a una mezcla entre Thor y Superman, lo que me excita muchísimo.

Pero también es mi mejor amigo, el chico que me daba clases cuando intentaba entrar en la universidad.

Así que cuando me ordena que lo mire y me fijo en sus increíbles abdominales, se me cae la baba y me corro un poco.

😋

Los dedos de mi amado me acariciaban sin descanso, la yema áspera de su pulgar rodeaba mi clítoris en espirales apretadas y urgentes.

Su pene me penetraba con brutal precisión, golpeando ese punto profundo que me nublaba la vista.

“¡Dilo!” me exigió, con una voz grave y gutural en mi oído, mientras el sudor le goteaba de la mandíbula sobre mi cuello. “¡Di que eres mi puta!”

X.X

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Las palabras me salieron entrecortadas, con la voz quebrada por el placer que estalló en mí, una explosión candente que me atravesó y me dejó temblando y jadeando.

Él no aminoró para nada el ritmo, cogiéndome durante las réplicas, con su propia corrida creciendo como una tormenta.

😖😲

En ese momento, estaba golpeando mi punto G como con una ametralladora.

Veía estrellas mientras mis ojos parpadeaban y alcanzaba un orgasmo tras otro como si lloviera.

¿Por qué haces tantas cosas? 😕

😱

El ritmo de mi amado vaciló cuando mi clímax me atravesó, mis paredes internas apretando con fuerza alrededor de su verga en oleadas pulsantes.

Maldijo por lo bajo, las caderas temblando mientras luchaba por contenerse.

“¡Carajos, Marisol, me estás dejando seco!” Protestó con voz entrecortada.

😩😫

Sus embestidas se volvieron terribles, desesperadas, cada una de ellas arrancándome un jadeo ahogado de la garganta mientras las réplicas me recorrían el cuerpo.

El aire estaba cargado del olor del sexo y el sudor, y los únicos sonidos eran nuestra respiración acelerada y el sonido de nuestros cuerpos machacándose juntos.

XO

Y la forma en que me agarró las pechugas... fue increíble.

Sus manos se hundían dolorosamente en ellas, lo que me hizo correrme aún más fuerte.

Además, sus magistrales caricias en mi botón me hicieron babear.

Sus besos eran increíbles.

Y su pene bombeaba profundamente dentro de mí como si estuviera buscando petróleo.

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¡Fue espectacular!

😵 😲

La corrida de mi amado lo golpeó como un buque: un rugido gutural se desprendió de su garganta mientras se empujaba contra mí por última vez, con las caderas moviéndose hasta el fondo.

💦 💦 💦

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Lo sentí pulsar profundamente dentro de mí, caliente y espeso, con su pene temblando mientras se vaciaba.

Su frente cayó sobre mi hombro, respirando entre jadeos entrecortados mientras sus brazos temblorosos me aprisionaban contra el colchón.

El sudor empapaba nuestros cuerpos donde se presionaban, su peso era un ancla pesada y reconfortante.

Durante un largo rato, permanecimos así, envueltos en las réplicas, con el único sonido de nuestra respiración entremezclada y el zumbido lejano de la ciudad fuera de nuestra ventana.

😩😫 😩😫

Los dos estábamos cansados.

Mi cuerpo parecía haber soportado 10 G y su increíble olor a sudor me envolvía por completo.

😍

Nos abrazamos y jadeamos, mejilla con mejilla, con nuestras caras sudorosas y su pene cálido y grueso todavía envuelto dentro de mi sexo empapado.

Su mano, como siempre, sobre mis pechos.

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XD

Pero la otra, apretando suavemente mi colita.

Me besó en la frente, con la respiración aún agitada.

“¿Estás bien?” me preguntó con voz ronca.

Asentí con la cabeza, incapaz de hablar, con las extremidades pesadas y temblorosas.

Se movió, retirándose lentamente, y yo hice un gesto de dolor chiquitito ante el repentino vacío.

Mi amado soltó una risita ahogada, mientras sus dedos recorrían ociosamente mi cadera.

“¿Todavía te duele?” Me preguntó preocupado.

😟

Asentí de nuevo, mordiéndome el labio.

“Me duele un poquito, pero es un dolor rico.” Le respondí contenta.

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😍

Se dio la vuelta y me atrajo hacia él.

Apoyé la cabeza en su pecho y escuché los latidos constantes de su corazón, que iban disminuyendo.

Tenía la piel húmeda por el sudor y los músculos del torso relajados, pero aún definidos bajo mis dedos.

Recorrí con los dedos los relieves de sus abdominales, recordando cómo se flexionaban con cada embestida.

“¡Eres una bestia!” Le dije molestándolo.

😈

“¡Solo para ti, ruiseñor!” él sonrió, cogió mi mano y me besó los nudillos. “¡Solo para ti!”

😍

El silencio se quedó a nuestro alrededor, denso y reconfortante, disfrutando de nuestra cercanía y calorcito.

Afuera, el débil sonido de una sirena atravesó la noche, que me recordaba de la ciudad más allá de nuestras paredes.

Los dedos de mi amado esposo se deslizaron hacia mi cabello, peinando los mechones húmedos que antes había agarrado con el puño.

😆

“¿Sigues pensando que no eres suficiente?” preguntó en voz baja.

La pregunta quedó suspendida en la oscuridad, cruda e inesperada.

Me puse rígida contra él.

Él lo notó, por supuesto que lo notó, y apretó su brazo alrededor de mi cintura.

“¡Marisol, mírame!” me ordenó, mirándome con esos ojos que me derriten entera.

😋

Incliné la cabeza hacia atrás.

La luz de la luna reflejaba la intensidad de sus ojos negros, llenos de pasión y de esa honestidad absoluta que él siempre me ha mostrado.

“¿Ves lo mismo que yo?” insistió. “¿Esta habitación? ¿Nosotros? ¿Las niñas durmiendo al final del pasillo? Eso eres tú. Esa es tu magia.”

😂

Su pulgar rozó mi pómulo, áspero y tierno.

“Cocino porque me gusta la precisión. Limpio porque el desorden me irrita el cerebro. Levanto pesas porque me mantiene en forma y me encanta cómo me miras. Nada de eso” enfatizó, bajando la voz hasta convertirla en un susurro en mi oído. “es porque te falte algo."

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😭

“¡Eres mi mejor amiga, Marisol! ¡Por favor, entiéndelo!” dijo con ese tono dulce y paternal. “Has estado conmigo en mis peores momentos y ahora estás conmigo en los mejores. No puedo imaginar una vida sin ti ni sin las niñas. Tú ves algo en mí que vale la pena proteger y, por eso, intento devolvértelo, porque te lo mereces. No me quejo, porque eres mi esposa y juré que mi cuerpo es tuyo, igual que el tuyo es mío, así que hago ejercicio, limpio, cocino y todo lo demás, porque tú lo vales todo.”

ToT

Sus palabras me inundaron, cálidas y espesas como la miel.

Me acurruqué más cerca, con la mejilla apoyada contra los latidos constantes de su corazón.

El aroma de su sudor, masculino y familiar, se mezclaba con el persistente olor a sexo en el aire.

Afuera, la lluvia comenzó a golpear contra la ventana, un ritmo suave que reflejaba la calma de nuestras respiraciones.

La mano de mi amado se deslizó hacia abajo para acariciar mi trasero, posesiva incluso en el agotamiento.

😴

Y después de eso, me abrazó de cucharita y nos quedamos dormidos.

😉


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