You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Sergio y la hija de su amigo (+18) (parte 4)

La luz sefiltraba apenas por la persiana.
En la cama, Lucía dormía boca abajo, el pelo revuelto, la piel marcadapor las manos de Sergio, y las piernas apenas abiertas.
Él la miró desde atrás, con esa sonrisa de tipo que ya la había tenido… y laquería otra vez.
Se acercó.
Le corrió la sábana.
Le besó el cuello.
Y apoyó la pija dura entre las nalgas.

—Ya estáslista de nuevo —murmuró, sintiendo la humedad tibia entre sus muslos.
Lucía abriólos ojos con una sonrisa.
—¿Otra vez?
—No mealcanzó anoche —dijo él—. Y vos tampoco.
Ella seacomodó de costado.
Se abrió sola.
Y se lo pidió.

—Dámela.
Y no pares.
Sergio semetió despacio.
Hasta el fondo.
Con fuerza.
Con hambre.

Ella gemíabajito, tapándose la boca con la mano.
El ritmo aumentaba.
Los cuerpos transpiraban.
Y de golpe…
el celular vibró sobre la mesa de luz.
Lucía giróla cabeza, todavía con Sergio adentro.
Pantalla encendida.
Carlos llamando.

—¡Es mipapá! —dijo con los ojos abiertos.
Sergio nofrenó.
Le apretó la cadera.
Le besó la nuca.
Y le dijo al oído:

—Atendé.
Pero no cortes.
Y no se te ocurra dejar de mojarte.
Lucía tragósaliva.
Respiró hondo.
Y atendió.

—¿Hola… pa?
Del otrolado, la voz tranquila de Carlos.
—¿Dóndeestás, hija? No sabía si habías vuelto. No me dejaste dicho nada.
Sergio laembestía lento, profundo.
Ella sentía cómo la rompía por dentro mientras tenía que sonar natural.
—Estoy en lode Martina, me quedé a dormir… salimos anoche —respondió, con la voztemblorosa.
Sergio leapretó una teta.
Le mordió el cuello.
Y se la clavó más fuerte.
Lucía apenaspudo contener un gemido.
—¿Estásbien? —preguntó Carlos.
—Sí, sí… esque justo… me estaba levantando. Dormimos poco.
Sergio no sedetenía.
Estaba completamente adentro.
Y ahora le apretaba la cintura como si no pudiera contenerse.

Lucía cerrólos ojos.
No podía más.
—Bueno,cualquier cosa avisame. Almorzamos más tarde si querés —dijo su padre.
—Dale, sí…después te escribo.
Cortó.
Soltó el teléfono.
Y se dejó caer.
Gimiendo.
Temblando.

—Sos unenfermo —le dijo, entre jadeos.
Sergio laagarró del pelo, la obligó a mirarlo.
—Y vos sosla hija del pelotudo que me abrazó anoche…
y ahora me acabás de atender con su voz en la oreja.
Lucía lomiró con los ojos húmedos, la boca entreabierta.
—Nunca mecalenté tanto.
—Y todavía no viste nada —dijo Sergio, empujándolade nuevo—.
La próxima… quiero que atiendas en altavoz

0 comentarios - Sergio y la hija de su amigo (+18) (parte 4)